La única forma de lograr la paz

La bahía de Juangriego es un cristal azul que se pierde en el horizonte. Mientras tanto los alcatraces rompen el vidrio del mar y ahí, con precisión milimétrica, atrapan a un pez que se asomaba a la superficie.

Este cuadro realizado por el pincel de la naturaleza, era observado con aires de preocupación por el amigo Pedro Cachamay, cuando fue saludado por Moncho González, quien le interrogó sobre el papel qué hasta ahora ha jugado la Asamblea Nacional Constituyente.

- A mí me parece hasta ahora plausible, pero no he observado que se haya puesto una letra sobre lo único que puede garantizar la paz en el país; claro, hay que reconocer que las medidas que han tomado para que no haya impunidad, sino justicia, son necesarias. Sin embargo, considero, repito y soy reiterativo en esto, que mientras no se ataque en forma constante y agresiva y la gente vea que se están tomando las políticas que harán aparecer los alimentos y medicinas a precios justos, no estamos haciendo nada por la paz.

- ¿Por qué? Preguntó ingenuo su interlocutor.

- Clarito, amigo Moncho, pues la gente no puede tener paz, ni sosiego ni tranquilidad, si va seguir todos los días de aquí y de allá buscando los alimentos y los medicamentos. Eso no es vida ni mucho menos serenidad. Y pueden hacer otras cosas muy buenas, pero lo primero es lo primero, y lo prioritario es lo que te dije.

Pedro Cachamay observó la tarde crepuscular de Juangriego, se despidió y luego se marchó a seguir buscando ciertos productos alimenticios y los remedios para sus males.


 



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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