El filósofo decía: "la guerra es muy importante para dejarla en manos de los civiles". Se equivocaba, muchos civiles han dirigido a sus pueblos en guerras exitosas. Es que en tiempo de guerra lo militar y lo civil, lo político y lo militar pierde sus límites, se anudan.
¿Qué fue Churchil, un civil o un militar?¿Qué era Mao, civil o militar?, ¿Qué era Trotsky fundador del glorioso Ejército Rojo? ¿Chávez era militar o era civil?. Difícil la respuesta, eran jefes de pueblos en guerra, superando los estrechos límites de las definiciones.
Esta fusión militar-civil, o si prefieren los puntillosos civil-militar, es necesaria porque el esfuerzo bélico precisa de la movilización del espíritu más profundo de la masa. Es necesario dotar a las sociedades de un apresto ético, moral que les permita afrontar las calamidades de la guerra, y la alta exigencia de participación.
Esta preparación comienza por un liderazgo claro y una ideología más clara aún. Es necesaria alta precisión en los objetivos y causas bélicas creíbles y confiables. Cuando estos requisitos fallan la guerra se transforma en una fantochada.
Al país se le ha convocado a una guerra de resistencia contra una invasión, los gobiernos progresistas del mundo se solidarizan con el país agredido, son representantes de lo más avanzado de sus pueblos. Aquí se han hecho ejercicios militares como preparación frente al peligro.
La tarea militar se va cumpliendo, con críticas, con fallas, pero allí están las armas de la Patria dispuestas a entrar en acción. Lamentablemente, el esfuerzo de los uniformados no es ni por aproximación suficiente, falta el componente espiritual. Veamos.
Los jefes no han estado a la altura del peligro que ellos mismos alertaron. Se distraen y distraen a la masa en unas raras elecciones regionales, una constituyente que no termina de arrancar y unos decretos económicos que no terminan de salir, menos de convencer. Pero, donde se pierde la guerra futura, donde se decreta la derrota es con la carta que el gobierno civil publica en el periódico New York Times. Publicar, en momentos previos a "la agresión", ese lloriqueo en el principal periódico del "enemigo invasor" sólo puede tener dos explicaciones: o es una gran jugada estratégica, o es un soberano pedido de armisticio.
El comunicado del gobierno da pena, nos avergüenza frente a los países solidarios, antes de la primera refriega se muestra derrotado, pide la paz de los vencidos. Ya un episodio similar tuvimos con aquella recogida de firmas contra obama, países solidarios firmaron... y después la jefatura no las entregó, eso nunca se ha aclarado. El comunicado insiste que el gobierno de trump quiere el petróleo, que esa es la meta de la agresión. Y el mismo día que sale el comunicado, el gobierno se reúne con una gran petrolera gringa para llegar a acuerdos con el país invasor, y además invita a los capitalistas de allá a invertir. Si eso no es un pedido de armisticio, no sabemos qué nombre ponerle.
El comunicado acusa al presidente del país agresor, con su pueblo, lo acusa como se puede hacer con un niño mal comportado en el barrio para que el padre le ponga reparo, mayor ingenuidad de unos jefes es inimaginable. El comunicado está en la prensa, cualquier puede leerlo y formarse su opinión.
Lo que es seguro, lo que sí podemos afirmar es que estos jefes civiles-militares no están a la altura de la agresión que ellos mismos denuncian: privan a la masa de razones para la lucha, confunden los objetivos, dan muestra de flojitud, desmovilizan a la masa, frente a la "Planta insolente".