La carencia de una ideología clara es el problema de la ANC. Por un lado quiere reivindicar a lo social y por el otro instalar las bases de un capitalismo salvaje y depredador. Un grupo quiere mejorar la ley a favor de la sociedad pero el otro, el más influyente y poderoso busca hacer constitucional y legales los "estímulos" o excepciones al cumplimiento de las leyes nacionales; hay una lucha de clases velada. Es lo que se conoce como la protección y el apoyo a las inversiones de los consorcios extranjeros, para estos que puedan explotar a sus anchas los yacimientos de oro, diamantes, coltán y petróleo, sin muchos "inconvenientes" y con ventajas; mientras una parte de la asamblea cree estar uniendo al país el otro lo fragmenta más, lo entrega a cambio de dinero fresco en divisas.
Las soluciones del gobierno para la crisis, que es una crisis del capitalismo, particularmente socialdemócrata, se buscan dentro del mismo capitalismo, se hacen con más capitalismo. Y para eso convocan estos socialdemócratas la ANC, no por otra razón. No hay claridad ideológica. La excusa para que no aclarar las cosas es que el socialismo de Maduro no es "dogmático", que este es un socialismo "creativo". No se puede cancelar una discusión importantísima con estas pendejadas, con dos adjetivos que no explican nada. ¿"Creativo" es apagar el fuego con gasolina? ¡Por favor!; que ¡si no somos dogmáticos entonces nos aliamos con el capitalismo!, "sin complejos", como dice Maduro (más bien "sin vergüenza", o sea con descaro).
El capitalismo sí que está claro. El capitalismo jamás permite contaminar sus cuadros con "devaneos socialistas" o socialistoides. Esta ANC, controlada casi en su totalidad por aliados del gobierno adolece de unidad ideológica, y ese fue el riesgo que se corrió con su convocatoria. Ahora aprueba leyes constituyentes contradictorias "sin ningún complejo", con la misma flema (o miedo) con la cual Maduro las presenta a la consideración de la asamblea.
Para cambiar o mejorar la constitución "blindada" de Chávez había que discutir un consenso ideológico primero, establecer un compromiso con los principios y no con los caprichos del gobierno… Pero no se puede llorar sobre la leche derramada. Ya el daño está hecho. Ya el gobierno toma ventaja (pírrica ventaja) con su contrabando capitalista sobre todos los constituyentistas honestos y socialistas. Se impone el pragmatismo y la improvisación por encima del debate ideológico. ¿Somos o no somos socialistas?... Dejando de un lado los calificativos eufemísticos de "socialismo no dogmático" "socialismo creativo" "socialismo en lo social" "socialismo dinámico, integrador etc… el presidente y su gobierno siempre evade el compromiso ideológico con el socialismo, mientras impulsa medidas desesperadas en favor de los capitalistas, como buenos socialdemócratas. Más que creativos, son osados.
Repetimos, no se puede cancelar una discusión ideológica con estas trampas lingüísticas. El presidente debe explicar qué significa "socialismo creativo, no dogmático" ¿En dónde no es dogmático? ¿Tiene que ver ese socialismo "light" con su "modelo mixto" de economía? ¡Qué difícil le resulta al gobierno hablar con la verdad! Nosotros desearíamos que hablaran más bien de "modelo económico" y no de "socialismo", que en algún momento dijeran la verdad; pero no, se les tuerce la boca.
Chávez les heredó el mando y el socialismo a Maduro, y si ahora decidió abandonar al último, así debe decirlo, está en su derecho como presidente abandonar el camino al socialismo. Pero no puede pretender que el chavismo lo acompañe, falsificando el proyecto socialista de Chávez, es decir, falsificando a Chávez, como el responsable de un Plan de la Patria, falso, poniendo a Chávez como responsable ideológico de leyes a favor del capitalismo (para promover y proteger las inversiones extranjeras o repatriar los capitales robados, capturar divisas, para ir desmontando el plan de plena soberanía petrolera). Y solo con la magia de los calificativos: socialismo falso. El socialismo de Chávez es marxista y bolivariano, pero marxista, inspirado y perfectamente justificado en las lecciones de los clásicos de la revolución, Marx, Lenin, Rosa Luxemburgo, Gransci, es un sistema de principios éticos, políticos y económicos bien definidos.
Antes de convocar una ANC (mucho antes), desde el crimen del comandante Chávez, se ha debido impulsar el socialismo, radicalizarlo, reafirmarlo como dogma, como un conjunto de principios inamovibles, innegociables; debatiendo en la calle, en las organizaciones comunales, en las escuelas y universidades, fábricas, ministerios, para que todo aquello que se hiciera fuera socialismo, hubiera en él socialismo, voluntad socialista, entusiasmo socialista, consciencia socialista.
No fue así. La ANC fue otra jugada política para salir de una coyuntura de violencia, para darles garantías constitucionales a los acuerdos con los capitalistas, para ganar tiempo, para salir definitivamente de la Asamblea Nacional y apartar del camino a los enemigos peligrosos, de manera "constitucional"; en fin, para salirle al paso a las dificultades más inmediatas. Sin embargo, todo lo que en ella se decida, que no sea apoyado de una clara voluntad, no se cumplirá jamás. Hasta ahora la única muestra de brío político manifiesto ha sido el apoyo y protección a las inversiones extranjeras, o sea, a los negocios para compensar las divisas robadas por los "empresarios honestos" (de Mario Silva)… y la de perseguidera de "traidores a la patria".
Domeñar al capitalismo solo es posible con el socialismo. Es una falla ideológica pensar como los reformistas, quienes apuestan a la auto destrucción del capitalismo. Muchas veces nos lo advirtió Chávez que nos cuidáramos del reformismo. Y el resultado nefasto de este descuido lo vemos hoy en la ANC II, inerte, incapaz, obediente a los mandatos del gobierno, producto de las imposiciones reformistas y de una falta de claridad y voluntad para construir el socialismo.
Marcos Luna 10/09/201
