Ese que está allí en Miraflores, que habla y habla, no es Maduro; por lo menos no es el Maduro que Chávez nos quiso dejar. Es otro. La política es así, los hombres transmutan se hacen sus opuestos aunque la carcaza, la fachada, siga igual; o mejor, permanecer con la misma fachada es el arte de los buenos políticos burgueses.
No hay un político burgués exitoso que no sea experto en el arte de la mutación; los rígidos, los petrificados se pasman, sólo los maleables consiguen navegar en la miasma que es la política burguesa. No pongamos ejemplos para no herir. Pero, sin ir muy profundo en la historia, comparemos los discursos de ayer, encendidos Socialistas con los discursos de hoy alabando al capitalismo. Son discursos antagónicos, y son los mismos personajes. Lo contrario también se encuentra: aquellos encendidos antichavistas de ayer, hoy dictan cátedra dentro del gobierno; o aquellos silenciosos ayer, hoy piden paredón para la disidencia de cualquier tipo.
Entonces en la política burguesa se aplica el dicho: "caras vemos, corazones no sabemos". Entonces, debemos indagar en el alma, en el corazón, de los políticos burgueses de la única manera que eso es posible, por sus acciones, por sus frutos. Indaguemos.
Chávez dejó un mandato claro: Socialismo/Plan de la Patria/Constitución del 99/Contra la lógica del capital/Horror a las oligarquías. Ese debía ser el contenido del gobierno que lo sucedería; allí es que se debe averiguar si hubo o no cambios de contenido manteniendo la misma fachada.
El balance es muy positivo para el capitalismo: se eliminó el Plan de la Patria, se eliminó la Constitución del 99, se elevó la conciencia egoísta base de la lógica del capital, se construyeron lazos con la oligarquía, se vende a PDVSA. El balance es muy negativo para el Socialismo, se borró hasta del discurso del gobierno, sus avances se revirtieron.
La conclusión es clara, este no es el Maduro que Chávez pensó que nos dejaba: habla como aquel, camina como aquel, tiene bigote como aquel; pero no es aquel, su contenido es más bien el de ramos allup, o el de borges, o el de la tintori, son lo mismo. Por eso el comportamiento errático de las bandas en pugnas, por eso se jalan los pelos, se arañan la cara, pero no pasan el río Rubicón, aquel del César cuando dijo "la suerte está echada". Por eso no hay un 4 de febrero, por eso sus peleas son de cartón.
La masa manipulada cree lo que le es más cómodo. Es difícil aceptar que el Comandante está solitario en el Cuartel de la Montaña, allí lo confinaron, y como diría Alí, van de tiempo en tiempo a asegurarse que no se lance de nuevo a dirigir a los humildes, a los pobres, a retomar la Revolución. Es más fácil, ahorra el dolor, pensar que esa fachada que está en Miraflores es la que Chávez nos dejó.
Los líderes chavistas no tienen excusas ante la historia, ellos saben lo que está pasando y no se rebelan; al contrario, hacen coro, agarran sus caretas y bailan la música destemplada de la entrega.
No hay que perder la esperanza, llegará el día en que los humildes identifiquen a los transformers.