Es común decirlo: el pequeño burgués, la socialdemocracia, cuando arriba al poder, corre a buscar a los burgueses. Reformista no hace Revolución; al contrario, la entrega, ese es su papel, en eso son expertos.
Lo anterior es cierto y más lo es hoy cuando el mundo deja de ser el de las Revoluciones pasadas en las que el imperio capitalista estaba bien radiografiado, conocido. Ahora vivimos un reacomodo brutal de la explotación planetaria de difícil comprensión. Ya aquella vieja fórmula de países, de Estados Nacionales, no funciona, el concepto de imperialismo está quedando corto para explicar lo que sucede en el mundo.
La Revolución hoy tiene que romper, superar, a un mundo inédito, a un capitalismo desmesurado que amenaza la existencia del humano, desde su interior y desde su exterior. En lo interno, se acentúa la explotación capitalista, los marginados aumentan, la relación humana es una verdadera guerra civil, la perversa calidad del humano del capitalismo se evidencia a la hora de las calamidades, con un huracán aflora la barbarie. Y desde el exterior, el hombre del capitalismo funciona como una peste que deteriora el ambiente amenazando la existencia de la vida.
El capitalismo está arribando a una etapa superior aún desconocida, aún no bien estudiada, ese es un reto para los revolucionarios. Hoy se habla del imperialismo de trump, del imperialismo Europeo, del surgimiento de los BRICS, de China-Rusia. Y los cándidos juegan al extremo con las fisuras entres ellos, y se les escapa la fuerte identidad de los imperios que va más allá de las apariencias, el fuerte cemento que los mantiene unidos, la comunidad de intereses de los estamentos superiores.
Más arriba de los imperialismos nacionales está el universal poder económico, el sistema financiero mundial, que siempre en cualquier conflicto interimperial sale fortalecido. Veamos, un pequeño ejemplo.
Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, compró los bonos de PDVSA a precio de ganga, las presiones de Trump, lo favorecieron. Este banco tiene relación con China, fue un motor financiero para los BRICS, tiene sus tentáculos en el tesoro de los Estados Unidos, es parte del grupo israelí de alto poder en el gobierno. Tiene una fuerza decisiva en la economía mundial. Es difícil que un país se escape de la influencia de este sistema financiero planetario; cuando cree que está cambiando a los gringos por los chinos, se le aparece el mismo banco "con diferente cachimba", cuya patria es el dinero, el lucro. Es así, hay un poder mundial del capitalismo tras los Estados Nacionales. La acumulación de capital es global.
Ahora, más que nunca, es necesario el internacionalismo. Se puede afirmar que ya no es posible la Revolución sin un poderoso internacionalismo. Es urgente construir un foco de internacionalismo, capaz de iniciar la gran cruzada mundial de concientización, de rompimiento con el capitalismo. Que haga una propuesta alternativa de vida, que inicie una nueva manera de vivir y de producir, unas nuevas necesidades, una vida armónica con la naturaleza y con los semejantes, y no esta relación de destrucción, de depredación que propone el capitalismo.
Es inmenso el esfuerzo teórico y práctico que requiere una Revolución. Tan necesario el esfuerzo como urgente construir un polo anticapitalista mundial que sea capaz de mostrar un camino que evite la hecatombe, y que cuando ésta llegue el humano sea capaz de reaccionar con solidaridad, con cooperación, única manera de afrontarla con mediano éxito.
Está claro que la Revolución no es tarea para diminutos, para pusilánimes, está reservada a un tipo especial de humanos, los que no pertenecen a este siglo, los animales de galaxia. Chávez era uno de ellos, el Che era otro.