La última pista que tuve de la señora Luisa Ortega Díaz, ocurrió en la oportunidad en que ofreció una entrevista a una periodista mexicana. Siento después de oírla en esa entrevista, que ese cohete ya quemó la pólvora y comienza a no servirle a nadie.
Pero al oírla en una parte de esta entrevista, no dejé de extrañar mi época de estudiante en la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la universidad que en aquella oportunidad vencía las sombras.
No extrañe mi época de estudiante en la UCV porque me acordé de uno de los tomos de El Capital o de un punto particular de algún libro de Armando Cordova, que ya ni vale la pena de acordarse de esos libros de Armando. Extrañe esa época, porque para ese momento yo tenía no más de tres pantaleticas de la marca leonisa que se compraban muy baratas en Margarita y mi abuela Anta (Amaranta), cuando venía a Guanipa, seguro me traía una.
Si la señora Luisa Ortega Díaz tiene y anda rodando por el mundo con una sólo blusita, no debe tener supongo yo, más de dos pantaleticas. Cada vez que me acordaba de estas tres pantaleticas que yo tenía en mi época de estudiante, me deprimía porque eso me trasmitía una sensación de pobreza crítica. Las recuerdos tendiditas en el baño que tenía en la residencia en un quite y pon como se dice.
Ya ese recuerdo con su respectivo trauma no va a suceder jamás, gracias a lo pobreza crítica que hoy vive y padece la señora Luisa Ortega Díaz. No es que me consuela la pobreza que hoy vive Luisa Ortega Díaz, pero no saben lo bien que uno se siente al sacarse un trauma de encima.
Luisa Ortega Díaz tiene una o dos blusitas. Aplicando mi lógica y el sentido común de cualquier mortal, es de suponer que si tiene dos de lo que se ve, no debe pasar de tener más de dos pantaleticas y eso me permite superar el trauma que arrastraba por todos los pasillos de la facultad de economía y de toda la UCV, que hasta el momento en que oí en esa entrevista a Luisa Ortega Díaz, llevaba en mis espaldas. ¡Fuera trauma!
Lo que sí me preocupa y mucho, es cómo las personas acompañan sentimental y políticamente esa pobreza que hoy vive Luisa Ortega Díaz con sus dos blusitas y probablemente no más de dos pantaleticas. Muchos políticos sufren en Venezuela con la pobreza que hoy carga por el mundo Luisa Ortega Díaz.