La burguesía, vieja zorra, guarda en su baúl muchos trucos útiles para la dominación, para la perpetuación de su sistema. No es una clase para desdeñar, ha sido exitosa, a conseguido derrotar colosales intentos por derrocar su dominación: venció a la Unión Soviética, a los chinos, a Allende, a Chávez, al punto que hoy sólo permanecen pequeños focos de resistencia planetaria.
La burguesía, una clase afincada en la sangrienta competencia, paradojicamente se une cuando se trata de defender y restaurar al capitalismo. Aquí, entre nosotros, hay pruebas de ese comportamiento exitoso. La burguesía cada vez que percibe el peligro se ha unido en defensa del capitalismo. Veamos.
La unión burguesa tiene como objetivo impedir el arribo del Socialismo, lo demás es tolerable; su enemigo principal y único son los socialistas, el resto puede entrar en la unión, los socialistas son excecrados en algún momento. Así sucedió el 23 de Enero, la Unidad, la Junta Patriótica que había derrotado a pérez jiménez, inmediatemente fue violada y expulsado el Partido Comunista, no por Socialista (sus tesis eran socialdemócratas) sino por amigos de la Unión Soviética en plena guerra fría, su expulsión era una exigencia gringa. Así nació el pacto de punto fijo, la socialdemocracia se unía en contra de la posibilidad de Socialismo que ya comenzaba a soplar con la Revolución Cubana sobre el continente, ya existía un Fidel que iluminaba desde la Sierra Maestra.
El pacto de punto fijo se agotó después de medio siglo, ya no puedo controlar a los desposeídos que producen el motín del 27 de febrero. La dominación hace un intento de reacomodo con Rafael Caldera pero fracasa. Ya el corazón de la masa latía por Chávez y renace la esperanza. La burguesía, temprano, se conjura contra el intento de redención que venía avanzando en la teoría y la práctica construyendo la Esperanza Socialista.
Entendió el capitalismo, el imperio, que mientras Chávez existiera no había posibilidades de restaurar el capitalismo, el proceso seguiría consolidándose y decidieron su asesinato. Con los sucesores sería posible restituir la democracia burguesa, aplastar la posibilidad socialista. Y no se equivocaron: en estos últimos años, sin el Comandante, hemos padecido un lento pero seguro crimen de restauración de las formas económicas, la ética del capitalismo y de su forma política más eficaz. El pacto burgués de los traidores a la Patria y de los traidores a Chávez se impone a sus falsas peleas de caimanes del mismo pozo.
El pacto avanza a pesar de sus altibajos, la democracia burguesa y su juego bipolar se consolida, y se muestra claramente que el enemigo es el Socialismo auténtico, que ellos llaman ultraizquierda, comunista. El presidente maduro ya adopta el discurso anti ultra que caracterizó al pacto de punto fijo desde sus comienzos. Así el ciclo burgués se está cerrando. Los oligarcas del continente están contentos, los reformistas aplauden, el Socialismo se aleja.
El Samán de Güere significó el comienzo de un nuevo pacto antiburgués que concreta su culmen el 4 de febrero. Esa es la batalla de hoy. El enfrentamiento entre el pacto de los burgueses, del gobierno y de la mud, en lucha feroz contra el pacto que nació en el Samán de Güere y se fue consolidando, perfilando en el 4 de febrero, en la derrota del golpe de abril, del sabotaje petrolero, en la construcción de una PDVSA Socialista, con trabajadores conscientes de su papel histórico, con las nacionalizaciones, la elevación de la conciencia del deber social.
Ese es el reto histórico de los obreros, de todos los revolucionarios, no permitir que el ciclo burgués se cierre, que la esperanza que nos alegró con Chávez se desvanezca.
