Todo militante revolucionario debe evaluar su actividad política a fin de introducir los correctivos necesarios en aquellos aspectos que se han desarrollado de manera errónea o insuficiente y afinar los aspectos positivos de la política que se hace llegar a las masas. Ello nos conduce a la recuperación de una ideología que hemos construido en no pocas batallas y ese proceso hace obvia la necesidad de un proyecto popular que nos unifique en las luchas.
Los hechos nos demuestran que nos hemos convertido en unos reformistas que maneja un lenguaje radical. Hay que superar el reformismo y el desarme ideológico. Este es un trabajo colectivo, son cientos los cuadros, militantes y amigos que han intervenido en su realización.
La no táctica electoral aparentemente no consideró que había sufrido una derrota y se encuentra débil y desvinculado de las masas, amén el hecho de que en el pueblo aún existen ilusiones frente a la democracia protagónica y participativa, lo que le aporta legitimidad y le da una gran fortaleza al reformismo y el desarme ideológico frente a los revolucionarios.
Las elecciones a gobernadores del 15 de octubre, significa entre otras cosas, la falta de definición de la política electoral en general, y del problema candidatural en particular; pues, se negó el debate interno cruzado por la lucha interna y las tendencias burocrática-espontaneísta impusieron al pais una colusión ejecutiva antidemocrática.
Para muchos estos candidatos tienen un carácter electoralista, donde se juega la supervivencia del PSUV y no la necesidad de crear una fuerza popular que logre alcanzar la democracia directa. Esta desconfianza tiene su raíz en la actitud de reincidir en el error de decretar la unidad desde arriba. Si bien es cierto que la unidad no se discute, es un proceso, que obedece a una búsqueda paciente y permanente, a la toma de consciencia, demostrando que no podemos trabajar juntos, por el sectarismo, los rencores, la falta de coherencia, sinceridad y constancia.
Con los actuales candidatos a las gobernaciones a varias organizaciones se nos creó el problema de definir otra candidatura que asumieran la condición de izquierda crítica, sin ningún temor. Por el contrario, se asumía que se debía armar un proyecto político para el pais y ser una fuerza intransigente, fresca y beligerante, en los siguientes términos:
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Ser percibida por amplios e importantes sectores como una opción realmente diferenciada del continuismo hegemónico burocrático rojo-rojito; que no se asemeje, ni quiera parecerse a la oposición pitiyanki.
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Ser percibida como una opción que al encarar las aspiraciones populares, le permita a la gente luchar desde ahora por la reivindicación de sus derechos.
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Ser una opción que contribuya significativamente a:
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La unificación de los sectores populares y fuerzas revolucionarias.
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Definir un rumbo estratégico para la transformación revolucionaria de Venezuela.
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La construcción de una fuerza revolucionaria unitaria.
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Creo que seguiremos pasando la vida esperando la insurrección popular y cuando ésta se dé nos limitamos a mirarla desde la ventana de nuestra casa. Pues bien, por estos principios que fueron abandonados, planteo una no táctica electoral de no participación.