"Si las cosas siguen por este camino, con una sociedad indolente, impreparada, en donde la gente pretende que otros le resuelvan sus asuntos a cambio de que le regalen las cosas, donde el gobierno se mete donde le da la gana, simplemente porque si, sin el respeto a los principios morales y legales, mientras la gente por interés o miedo no levanta la voz y reacciona nada somos; Venezuela se enfrentará entonces en menos de una generación al inmenso peligro de perderse como nación soberana e independiente y ese territorio volverá a ser una colonia de alguien o peor aún, podría ser repartida entre muchos". Fin de la cita. Renny Ottolina.
Venezuela es hoy un país con una cultura política degradada, herencia de un sistema totalitario que se derrumbó en el siglo XX, donde se silenciaba todo el interés político de la ciudadanía. Donde se heredaron de los cadáveres (Cuba, URSS, Corea del Norte etc.) de esas naciones unas estructuras políticas y sociales que nunca buscaron ampliar la base política sobre la que se construye una democracia, solo existen hoy partidos oscuros, sumisos, y cerrados. El pueblo venezolano se ha ido alejando más y más de esa política partidista, considerando por la grave crisis económica que vivimos en algo que no va con ellos, algo ajeno al ciudadano de a pie, cuando sabe que todo se hace mal.
Aquellos que participan, en las condiciones que sea y como sea, no tienen cultura política actúan más como una comparsa de gritones donde no existe la discusión racional. Ya no entre los partidos, sino dentro de ellos mismos donde es frecuente observar los insultos, descalificaciones, palabras soeces y escatológicas, ya que el debate de baja estofa, no separa lo personal de lo político. Las divergencias se convierten en un cuestionamiento de lo personal, expresar una opinión o un criterio contrario supone el "saltar la talanquera". Se convierte rápidamente en traidor o apátrida.
Como sociedad estamos ante un grave problema ético y moral, encontrándonos en una difícil separación entre el debate político y las cuestiones socioeconómicas. La agresión física, policial y judicial frente al argumento contrario es de órdago, la ofensa personal ante el pensamiento diferente, y la descalificación personal en lugar del argumento político, cuando se utiliza la forma ad hominem como argumento y debate.
El argumentum (ad hominem en contra la persona que hace una critica) consiste, cuando una persona expresa una opinión, esa persona es atacada y descalificada, y esto hace que la opinión sea nula.
Existe en muchos ‘dirigentes revolucionaros’ falacias argumentativas, porque cuando el argumento es consistente, y al margen de la mediocridad aplaudidora, la persona que emite una opinión, se le puede descalificar, desacreditando al emisor de un criterio bien fundamentado, pues los argumentos se sostiene en sí mismo, lo cual significa que queda firme, cuando no es rebatido. Los insultos más habituales son cuestionar la autoridad moral del opinador en su ideología, ética, y las sanas intenciones de la crítica.
Hoy los dos grandes partidos MUD y GPP en esta "nueva política del siglo XXI" que pretende ser diferente, y en todos los discursillos lo proclaman. No son diferentes en la forma de encarar el debate político, al fin y al cabo vienen del mismo pozo que no ha cambiado para nada.
Hoy la crispación política es terrible. A menudo los términos o conceptos como "patria, socialismo o muerte" no lo sueltan hasta que la gente se aborrece de tanto escucharlo. A todos los venezolanos esto los disgusta, porque petudos dirigentes se la pasan acusándose mutuamente de esto o de aquello. La forma inusual es responder con una acusación falaz, la que sea, señalando que, cuando ellos tienen en sus manos (oposición) algún gobierno regional o municipal, robaron o hicieron algo turbio. Otra de las causales es el de atribuirles perversas intenciones, verdaderas o no, al argumento para descalificar al otro, sin entrar en lo importante del asunto, que es lo que ellos dicen al hacer señalamientos.
En Venezuela nos conocemos todos bien en el debate político, y me fastidia mucho hablar de esto. Lo que tenemos es muy visto por la opinión publica nacional e internacional, y seguimos viéndolo constantemente. No creo que con esta hiperinflación se necesite desde el alto gobierno seguir con esto. Hay que abogar por una nueva política.
Como ex militante de un partido, uno no se acostumbra a lo malo. Lo más innoble es, que sin tener ningún tipo de conocimiento en el que basarse, porque estamos esperando una bolsa de comida, operativo medico, dadivas. Ya que eso no hace nada por sumar ningún argumento.
No por tener ambiciones un político va a ser menos populista. Esto daría mucho sí se llevara el argumento político al terreno de la moralidad, y vaciar de contenido la descalificación política.
Otra forma ad hominem, de la falacia, es cuando se quiere con dudosas argumentaciones plantear etéreas honestidades e integridades morales que no son. Cuando se deja colar que sus argumentos son más poderosos...
Esto articulo lo traigo a colación por algunos twiteros o de escribanos de las redes sociales, muchos son verdaderamente informales. El insulto cuando leen algo que no les gusta es su respuesta escatológica ad hominem. Centrados única y exclusivamente en un solo tema: patria o muerte, apátridas o imperio. Cuando hacen apología fascista o insinúan violencia política en todo momento.
Venezuela, como sociedad tiene hoy un problema muy serio cuando no somos capaces de argumentar racionalmente la crisis que vivimos. Por ir al fanatismo superficial e irracional como primer impulso, que se ha convertido en un grave problema social. Ya que el principal problema es no saber cómo hablar en Radio o Televisión. El ad hominem se ha convertido en un insulto velado, para descalificar al contrario, y menospreciar a la persona con la que se debate. Es uno de los graves problemas de la incultura democrática que vivimos, y que nos sigue limitando para salir de este atolladero económico.
