Cuando nos referimos a la Constituyente, nos referimos a su costra dirigente, a los que se sientan en el podio y a los que se sientan en la primera fila, a los que entran de primero, a los que hablan. A eso nos referimos, los demás, a esos no los aludimos.
Aquí cabe parafrasear la sentencia del clásico: "Una constituyente no puede ir más allá de la ideología que la habita". Y la ideología de la tal constituyente es pequeñoburguesa, marginal; sus acciones la delatan. No puede ir más allá de las apariencias, de las consecuencias, evita ir al origen de los males de la sociedad, no es revolucionaria, a lo sumo reformista, en última instancia fascista. Veamos.
Se pierde en el laberinto de las apariencias: la culpa de los males son las personas que se portan feo, o una suerte de "mal de ojo" que le lanzó el maluco de trump, a una difusa, etérea y supersticiosa guerra económica que todo lo ataca, que todo lo puede, desde cortar la luz hasta subir el dólar. Nunca el gobierno tiene la culpa.
No se puede decir que tienen mala intención, es que no dan más, la ideología no les permite sino perseguir a la fiscala, aquello fue de ganar el premio grammy, todavía el fiscalo no se desprende de esa obsesión. Luego persiguen al "cobarde" de freddy guevara, después amenazan al otro, el de más allá se deja. Todo una pelea con las personas, chisme, al capitalismo ni con el pétalo, a la oligarquía ni la tocan, los culpables son los mal comportados, en la distracción se entrega el petróleo, las refinerías ahora son chinas y rusas, los capitalistas siguen robando. El odio a la sociedad no es penado.
Ya el espectáculo no distrae, la gente se queja, la costra de la constituyente preocupada, trata de ir más allá, pero no puede meterse con el sistema, entonces inventa una ley contra el odio y la intolerancia. Aquí apareció la soberbia de la clase media, sus deseos son ley, deben empreñar.
¡Una ley contra un sentimiento, contra el odio y la intolerancia! Estos improvisados descubrieron la manera de hacer una revolución en menos de los diez días que estremecieron al mundo: ¡la decretaron! Ahora todo es amor, tolerancia, la lucha de clases se acabó, llegamos al país de Alicia. Todos a dormir como bebés.
Ilusos, hipócritas, sarcófagos blanqueados. De esta manera tramposa ocultan el origen del odio, de la intolerancia en la sociedad. Evitan cumplir su deber de chavistas, de socialistas, ir contra la lógica del capital, que es la lógica del egoísmo, del odio al semejante, de la intolerancia.
Será que después de esta ley se acabó la explotación en la sociedad, el despojo de la riqueza social, la condena a la miseria a grandes sectores sociales, ahora estas manifestaciones de odio por parte de los capitalistas serán sancionadas, o sólo sancionarán al que manifieste su odio a la explotación de la manera que sea, escribiendo, o tirando una piedra, o rayando en la pared las consignas de Zamora, "horror a las oligarquías", o al que repita con Bolívar "trescientos años de calma no bastan". Será que sólo será punible el que escriba que odia al capitalismo, ese irá a la cárcel. Qué pasará con el que escriba un bolero como aquel que dice "odio siento más que indiferencia", o el poeta que escriba un poema cantando al odio de este sistema maldito.
Imaginemos que esta ley se aplique con retroactivo histórico, entonces Bolívar sería condenado por su decreto de Guerra a Muerte, o por aquel grito de trescientos años de calma no bastan. Lo mismo pasaría con Páez, Zamora, Negro Primero, Fabricio, Argimiro, todo el Panteón Nacional será penado.
La constituyente da pena ajena, por estas estupideces grotescas serán recordados en el mundo. Como el Rey aquel que decretó el fin de las mareas.
