De cómo el socialismo de Chávez llevaba en su seno al fascismo de Maduro

No nos atrevemos a decir que sea dialéctica, pero se parece tanto: el Socialismo lleva en su seno al fascismo, en su interior se da una pugna sorda entre estos dos polos, su movimiento puede llevar al fascismo o ir al Socialismo. Ya lo decía Gramsci, un claroscuro, que si no se avanza hacia el Socialismo da origen a los monstruos.

La Revolución chavista no escapó a esta "ley dialéctica", en su seno se dio esta pugna y hasta ahora el movimiento lo determina el fascismo. La reciente ley contra el odio que parió la constituyente es su culminación jurídica, el olp es su germen represivo, la actuación de la fiscalía y el tsj le confieren la condición de Estado.

Es importante estudiar el fenómeno para entender la dinámica revolucionaria, el difícil camino de intentar el salto de la prehistoria a la historia, los peligros, las desviaciones, las fuerzas, los pilares de la restauración.

¿Cómo evitar que la Revolución se pierda y termine en su opuesto, el fascismo abierto, o en la represión de la democracia burguesa? Adelantemos una pequeña contribución a esta difícil respuesta.

La primera enseñanza es que la Revolución avanza sobre los rieles de la crítica, del cuestionamiento. De aquí se desprende la necesidad de una amplia libertad, no debe haber condicionamientos a la crítica, la peor critica es más útil que el mejor silencio o la más melosa aprobación.

No hay que temer a reconocer los errores, el peor error es el que permanece oculto bajo el alud de justificaciones castradoras. Sólo sobre una profunda y amplia crítica podrá edificarse, fortalecerse, la base ideológica de la Revolución. El principal error que puede cometer una masa revolucionaria es dejar de criticar, de cuestionar.

Otra enseñanza es la importancia de la ideología, de la teoría, de ella dependerá el rumbo. Un pequeño error en este campo puede significar una desviación definitiva de la Revolución. De la formación teórica, ideológica, de la vanguardia dependerá la formación de la masa, y de aquí se desprende la calidad de la vigilancia revolucionaria sobre el rumbo. ¡La principal batalla es la ideológica!

La formación socialista de la masa descansa sobre el tejido social, una organización que partiendo de lo capilar alcance a lo nacional. Un tejido que palpite impulsando la sangre, la pasión, de la revolución por toda la sociedad. Todas las instancias organizativas comunican y a la vez son comunicadas con el resto de la organización, de la sociedad. Esta organización se edifica sobre la libertad y sobre la disciplina consciente. La crítica cabalga sobre la disciplina consciente, la alimenta, la fortalece. La disciplina es hija de la discusión, del cuerpo a cuerpo de la lucha ideológica.

El hombre es el centro de la Revolución, en él debe producirse un cambio drástico en su conciencia, en su conducta, esa es la clave y el fin último de la Revolución. Es labor principal su formación. La Revolución debe construir centros ideológicos que impulsen el estudio de la teoría con total libertad, evitar el dogmatismo, evitar construir catecismos, lo importante es la discusión, la irreverencia. Allí no cabe el principio de autoridad, se deben formar pensadores, cuestionadores, no repetidores, toda palabra de un discurso debe estar respaldada por la comprensión; los psitacoideos, los farfulleros, no son revolucionarios.

De la calidad de la vanguardia dependerá la calidad de la Revolución, sus características serán las de la Revolución, sus defectos los absorbe el proceso. Ahora bien, aunque la calidad de la vanguardia merece un texto, nos atrevemos a adelantar un interrogante mas que una afirmación:

El origen de clase de los individuos que componen la vanguardia influye en su comportamiento, pero es determinante la historia individual que cada uno de sus componentes. El individuo impactando al proceso social es un campo aún poco estudiado, pero, sin dudas, es decisivo en el destino de las revoluciones.

La Revolución Chavista, al desconocer que lleva en su seno a su contrario, al fascismo, cayó en la trampa de la unidad, la unanimidad, la falta de crítica; y así, igual que en el 23 de Enero del ’58, labró su derrota. Ahora el dilema es fascismo franco o un desteñido pacto dominicano. A menos que…



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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