"Todo necio confunde valor y precio". Antonio Machado.
El otrora país rico petrolero Venezuela, ha dejado de ser un país prospero, poderoso, y moderno, cuando pasó a ser pobre, débil, y atrasado. Su economía ha bajado del cielo, hacia el infierno. En la memoria de muchos venezolanos queda el recuerdo del crecimiento, y la bonanza económica del siglo XX, cuando el país ocupaba el primer puesto de América Latina con su PIB per cápita, productividad, y que se hablaba de tú a tú con los países exportadores de petróleo del mundo. Sin embargo, lo que es inexplicable para muchos venezolanos es cómo con la revolución del siglo XXI llegó la crisis económica más dura de su historia.
Hoy analizo, y reflexiono la situación actual de Venezuela partiendo de las expropiaciones, y el control de cambios cuando el país se desmoronó; con la quiebra económica de finales de 2017, y la crisis política, y el descontento popular subsiguiente. En el segundo mandato bolivariano de la era de "Maduro", poniendo de relieve que los barros de hoy han sido consecuencia de los lodos de la época de "Chávez". El bloqueo comercial externo, el plan demoledor entre el bolívar y el dólar, la política de desprodución, y las militarizaciones son comprendidos como procesos que tienen la espectacularidad, y la ficción de los fuegos artificiales. Los venezolanos no dejan de mirar al cielo, sin darse cuenta de que pisan arenas movedizas infernales. Los de mi generación, viajamos, y vivimos con la ilusión de que las generaciones de relevo iban a ser ricos hasta que la función se acabó. Hoy en día tenemos que regresar a la dura realidad de Cuba, la ex URSS, y todos los países comunistas de la Europa Oriental en el siglo XX con: salarios bajos, precios altos, especulación, colas, escasez, corrupción, militarismo etc. Todo esto explica por si solo el período de una "frustración socio económica histórica", y no es sino una consecuencia de la frustración del proyecto de reconstrucción de la República Bolivariana de Venezuela en las primeras décadas del siglo XXI, y de la consiguiente ausencia de un desarrollo industrial integral capaz de hacer viable una nación moderna para medio entender lo que está sucediendo en este país.
Es muy evidente que en el fondo, y la forma es un alegato contra la política de un capitalismo de estado salvaje que representa, los males de la Venezuela de hoy donde encontramos las políticas de ahorcamiento económico desarrolladas bajo la dirección de la Habana desde hace años, reflejándose el mal que ha venido de fuera, y sobre todo de la mala gerencia de la economía donde la ausencia de inversiones es notoria. Donde la burocracia estalinista aparece como los buenos de la película. Y todo el que critique este desastre fungen de malvados.
Sin embargo, uno de los problemas de fondo de Venezuela es la ausencia de un aparato productivo fuerte, debido a que éste es un gobierno militar, alejado de la relación sana entre un gobierno ofertante de servicios, y la cooperación a través de las instituciones y sus ciudadanos. Sólo un pacto entre Estado, y su sector productivo nacional se podrá lograr una gestión de recuperación de la economía. De lo contrario, se seguirán distribuyendo ilusiones y repartiendo desigualdades a cambio del voto
Los nuevos alcaldes a ser elegidos el próximo 10 de diciembre del 2017 deberán ser conscientes en su relación con Venezuela, basados en una racionalidad donde no se intercambie lealtades por financiamiento. Los venezolanos ya no toleran la corrupción política cuando sus gobernantes por esta severa crisis ya no pueden distribuir dadivas, y los gobernados ya no reciben las migajas se abre las puertas de la crisis. La coyuntura actual venezolana es sin duda económica, pero el problema es político: hay que superar el Estado asistencialista. No se trata de aniquilar "a los opositores", sino de que "lleguen muchos opositores" con la idea de que el Estado tiene que fortalecerse con la gestión transparente de sus autoridades.