Vemos tantos desmadres lanzados por nuestros enemigos, y aún así seguimos firmes en la claridad de que jamás nuestra revolución podrá darse el lujo de buscar un armisticio, una capitulación, nada que tenga que ver con pausa o entrega de las armas, sino más bien con radicalización del proceso hasta el infinito.
(Ya voy a entrar más adelante a considerar el terrible caso de lo que está pasando con la gasolina en Mérida).
Lo que voy a decir no tienen nada que ver con quejumbres que soy enemigo de ellas, pero no puedo evitar temblar de la arrechera y de que mi cabeza por su propia cuenta se incendie y que se me subleve la sangre ante el cuadro diario de las injusticias que veo.
Está el crimen contra el efectivo, con esa inflación de vértigo ante la cual al gobierno no le queda otro recurso que aumentar los sueldos cada dos o tres meses. Que deberíamos buscar una salida que no nos ponga a la defensiva permanentemente ante los acoso del capital. Una manera de romper el círculo vicioso de la brutal espiral inflacionaria es poner un draconiano e implacable impuesto no a la ganancia, por ejemplo, sino al valor del producto en relación con el dólar implícito (y que, por favor, se deje de hacer en unidades tributarias que eso está muy desfasado). El comerciante, si le da la gana podrá ponerle a los artículos el precio que quiera, pero luego vendrá el gobierno (el pueblo) y le clavará en la mera madre un SEVERO IMPUESTO AL VERDADERO VALOR DEL PRODUCTO, PARA QUE ASÍ DEJE DE CHUPARLE LA SANGRE AL POBRE. A la final se lo pensará y preferirá bajar los precios a que luego no venga el gobierno y se aproveche de su usura, y les saquemos a estos mercaderes una buena tajada.
Añadido lo de arriba, está luego el vandalaje de lo que ocurre en la frontera que ya aquello al parecer ha ido volviéndose una Sodoma y Gomorra. La Guardia Nacional no podría contener (sin que se embarre ella misma) el aluvión de envilecimiento generalizado en ese avispero de lacras: trata de blanca, narcotráfico, contrabando (desaguadero total de nuestra patria), lavado de dinero, abigeato, prostitución, …
(Parece insólito, que no aumentemos el precio de la gasolina. Eso pondría a dar alaridos a Uribe y a Santos. Hay que internacionalizar el precio de la gasolina, que tenemos maneras sin que ello afecte a los más necesitados. Pero esto, querido presidente Maduro, amigos y hermanos de la ANC, no hay que dale más largas).
Todo tiene su tiempo, dice la Biblia, pero aquí se nos están consumiendo los tiempos de hacer lo que se debe (O SE HA DEBIDO) hacer (véanse mis últimos artículos), y podemos correr el peligro de quedar ante la historia como AQUELLOS ilusos o soñadores que todo lo tuvieron y que todo lo perdieron (ahí está el caso del general Santana al que los gringos le quitaron medio México) ....
Tengo muchas cosas que decir sobre el grave problema económico pero me lo reservaré para tratarlo cuando presentemos los estudios del Centro de Investigaciones en Procesos Económicos Entrópicos (CIPEE); de momento voy a referirme al caos inmenso de la gasolina en nuestra región. Le digo al Presidente de la República, a la ANC, a las FAB y al Fiscal General de la República que investiguen tantas denuncias sobre cisternas (algunas identificadas y pertenecientes a PDVSA) que están pasando, muertas de la risa. para descargar en Colombia. Una locura tal que me subleva (a veces creo que soy el único venezolano (lo cual y evidentemente no es cierto), que… si, señor Presidente, yo tuviera veinte años menos formara mis propios escuadrones de la defensa de la Nación y comenzaría por fusilar pelotones de coños de madre que se dicen venezolanos que van a la frontera a vender la patria como si fuera una PUTA!
¡Dios mío!, no sabía yo cuánta capacidad de perversión y degeneración hay en ciertas personas, que como decía Bolívar: "AQUÍ NO HAY DIGNIDAD Y TENGO VERGÜENZA DE LLAMARME VENEZOLANO". Y cuando digo que no hay dignidad me refiero al letargo que nos abrasa cuando ante nuestros ojos pasan silentes tantos crímenes…, porque no se puede explicar este desangre (¡INDOLENCIA!) tan espantoso sin que se nos afecten los nervios o sin estremecernos, y sin que SE NOS META EN LA CABEZA salir por allí con un fusil o con una ametralladora (ojalá los encontráramos)... ¡Señor (oigan ministros y gobernadores), el presidente Maduro y los diputados a la ANC no pueden hacerlo todo! No comprendo cómo alguien viendo este caos tan palpable, tan evidente, ya tan largamente manoseado y ceremoniado, que se nos pudre por vagamente "insoluble", y que todavía nos quema… haya entes y personalidades (funcionarios) que puedan salir con sus temblorosos pañitos calientes buscando como a ciegas a ver si todavía sanan unas témporas que… ya de por sí están plagadas de gusanos.
(OJO, pienso como Bolívar que la desesperación es mala consejera pero a la vez (lo decía el mismo Libertador) es la única que en circunstancias terribles como las que estamos pasando, nos puede llegar a sacar de este permanente chapoteo en el barro).
Pues bien, señores (al que le quepa llegar y entender esto, y pueda hacer algo), según los informes que he podido recabar, a Mérida están llegando los cargamentos suficientes y necesarios de gasolina que requiere la región. Y si se toma en cuenta que son muchos los vehículos que han dejado de circular por razones que todos conocemos, que mucha gente está además dejando de usar sus carros por lo costoso que están los repuestos, que el transporte funciona a media máquina, deberían entonces estar las estaciones de servicio a reventar. Pero NO ES ASÍ. Las colas son pavorosas, kilométricas y se repiten día tras día. Pero como se ha hecho una moda, en los presentes y difíciles momentos, sacar plata de donde sea y como sea, disparándose la imparable robadera, a un grupo de canallas les ha dado por vivir del contrabando de la gasolina (que de paso debería ser penado en nuestro país igualito que el narcotráfico). Resulta que existen en varios municipios del Estado Mérida tremendos centros de acopio de gasolina al que van tributando motorizados, taxistas, gandoleros o camioneros y trabajadores de todo pelaje (ciertos empleados públicos, peones, agricultores, arrieros, albañiles, monaguillos, santeros, brujos, peluqueras, abogados, mécios, buhoneros, ferreteros, etc.). Estos centros de acopio se encuentra en varios lugares como Lagunillas, El Anís, Santa Cruz, Tovar, El Vigía…, y pueden verse a las mafias atareadas con enormes pacas de billete (del mismo efectivo que traen de Cúcuta o del Puerto de Santander y que luego se vuelve a reciclar) para pagar a sus "mulas".
Lo que me admira es que cualquier pendejo sabe en Mérida de este batido de manteca esto y sin embargo no se le pone coto a tamaño desaguadero de nuestra gasolina; en cambio la oposición vive gozando una bola, porque además de que están robando al pueblo, con ello propician que nos puedan meter tremendo chuzo, en momentos cuando tenemos unas elecciones en puertas.
O sea.
@jsantroz