Sin importar en que dirección dirijamos nuestra mirada, es obvio que Venezuela, como un todo, está viviendo un proceso muy intenso de readaptación interna. Surgen en el ambiente toda clase de medidas, propuestas, señalamientos, acusaciones en medio de la crisis que vivimos. Opiniones las hay de todo estilo, cómplices, críticas, esperanzadas, pesimistas. Pero más allá de ellas, y de cualquier señalamiento hacia las causas materiales directas de la crisis que se vive en el país, lo que está claro es que la situación no solo no mejora, sino que empeora a pasos cada vez más agigantados.
Pero, por que sucede esto?
No nos consideramos oráculos, ni tampoco poseedores de respuestas tan profundas como para resolver tan desdichado estado de cosas. Lo que si podemos hacer es aventurarnos a dar nuestras opiniones, basadas en nuestras experiencias y en las cosas que hemos visto.
La Patria Justa
En las últimas semanas, los venezolanos hemos visto y escuchado sobre procesos muy delicados a lo alto de las esferas políticas y económicas venezolanas, en relación a la situación del desfalco a nuestra nación y nuestra principal empresa. Señalamientos van y vienen y los acusados comienzan a desfilar frente a las cámaras. Unos surgen como jueces y otros como culpados y las opiniones no cesan de ir y venir; que si “es porque viene año de presidenciales”, que “todo es producto de los pactos”, que si “esto es el resultado de una guerra entre mafias” y el etcétera es bastante largo.
Al mismo tiempo, estamos viendo los inicios de un reagrupamiento entre los grupos de poder: los que aspiran a dirigir o a continuar “dirigiendo” al país. Y aquí, de nuevo, aparecen voces de todo tipo hablando de candidatos, de bloques, de aspiraciones y el etc. es bastante largo.
También surge un tercer sector. El de los compañeros que comienzan a llamar a la conformación de un frente afuera de la polarización, eso sí, desde la izquierda.
Nosotros en este momento no vamos a entrar a valorar ninguna de estás acciones, opiniones o situaciones. Al menos no de manera directa. Nuestro objetivo es adentrarnos un poco en otros procesos, que consideramos mucho más importantes, pero cuyas manifestaciones no son tan fáciles de distinguir desde la superficie.
La Reestructuración Interna
Hemos visto, en los últimos años, como pareciera que todo cuanto sucede en el país, en sus bases, en sus calles, en nuestra vida cotidiana, pareciera estar directamente afectado por las decisiones que se toman desde arriba. Hemos visto como, desde hace muchos años, mucho antes del fallecimiento del presidente Chávez, todo cuanto sucede en nuestra vida cotidiana pareciera ser relacionado directamente con las decisiones que nuestros líderes visibles toman.
Incluso, luego de la muerte de dicho líder, una serie de situaciones juntas parecieron agruparse para crear una especie de “tormenta perfecta” en el país; enfrentamientos entre grupos de poder, mafias, la caída de los precios del petróleo, la “guerra económica”, las sanciones gringas y un largo etcétera, parecieron haberse juntado todos para servirnos como cantaleta perfecta para definir esa causa de todas las causas: el porque de nuestra miserable desgracia.
Pero también hemos visto, con suma atención, como esa “claridad” y “velocidad” con la que se ha “identificado” dichas “causas”, no ha servido en lo más mínimo para impedir, corregir o cambiar el curso de las cosas, más bien ha sido todo lo contrario...
De nuevo: no es nuestro objetivo aquí juzgar a estos “líderes”, al menos no directamente, por sus decisiones en lo que se refiere al manejo, o incluso en la generación de la crisis.
De hecho hoy vamos a hacer lo opuesto: Vamos a exculparlos.
Si. Es más, no nos vamos a comedir para hacer un ejercicio de compresión y rectificación con la recuperación de la dirección y el manejo de nuestro andar como objetivo. No les vamos a seguir dando una importancia que en realidad no tienen. Un valor que no tienen. Y un poder que no manejan, porque ni siquiera comprenden.
No. Lo que vamos a hacer es asumir nuestra culpa y nuestra responsabilidad. Y no a medias.Tampoco una parte. Sino toda. Toda la responsabilidad de todo cuanto sucede en nuestro territorio.
Así que, en este momento, nuestro llamado es a hacernos todos responsables de la situación del país, en todos y cada uno de los niveles. A dejar de buscar culpables afuera de nosotros mismos y a ver qué ahí precisamente fue en donde nos desviamos.
Es solo de esta manera que recuperaremos lo que perdimos mientras buscábamos culpables externos: nuestro poder como únicos y verdaderos dueños de nosotros mismos. Y nuestra capacidad para manejarnos y solventar cuando haya que hacerlo. Solo así estaremos verdaderamente habilitados para construir el país que queremos.
Basta de buscar culpables. Los culpables somos nosotros. No hay salvadores, sino nosotros.
Ni Maduro, ni Lorenzo; Nosotros.
Maestros. Ingenieros. Barrenderos. Venezolanas y venezolanos todos.
No importa si lo dijo Marx, o si fué Milton Friedman. Si fué el Dalai Lama o si fué Justin Bieber. Si funciona, lo usamos. Si no funciona, lo descartamos. Los apegos religiosos se los dejamos a quienes siguen buscando su lugar en el mundo, sean políticos “serios” o politiqueros de oficio.
Pero el poder y las decisiones las manejamos nosotros. Sin ser coartados por lealtades que no sean hacia nosotros mismos y nuestro futuro, de la manera más sabía.
Si algo nos genera un resultado inmediato a nivel material, pero nos genera una contradicción a nivel intelectual o espiritual, lo estudiamos. Y en base a la urgencia de nuestras necesidades, en los diversos niveles, y a los resultados que puedan tener en estos, o lo aplicamos o buscamos otro camino. Eso sí, sin importarnos un bledo si contradice algún texto neoreligioso de algún fanático de izquierda o de derecha.
Aprendamos a comprender mejor la naturaleza de los compuestos sociales y culturales y todas sus manifestaciones antes de experimentar con ellos.
Tomémonos con seriedad la creación de esa gran obra, la de la generación de un país serio, justo, civilizado, de gente buena y mandemos al demonio esas lealtades absurdas a pequeñas vertientes dentro de corrientes, de corrientes, filosóficas.
El verdadero cambio somos nosotros cambiándonos a nosotros mismos, asumiendo nuestro verdadero poder como generadores de nuestro entorno. Cambiemos definitivamente, y cambiarán las cosas.
Nada, ni nadie, podrá detenernos.