Bien extraña que es la lógica de pensamiento del Imperio Norteamericano. Por un lado, asedia a Venezuela intentando asfixiarlo económicamente, a través de la coerción y el amedrentamiento sobre el sistema financiero mundial para bloquear todas las transacciones del país, principalmente impidiendo que las entidades financieras de todo el mundo nos presten el servicio de corresponsalía (transferencias entre bancos); y por el otro, la Cámara de Representantes de Estados Unidos, aprobó una sesgada resolución (388-29) para encabezar un aparente "canal humanitario", con el fin de que sus cándidas y magnánimas ONGs se encarguen de "enviar alimentos, medicinas y asistencia técnica a Venezuela"; rematando además, de que en caso de que haya resistencia de este país soberano, se conmine a la "ONU impulsar una resolución que ordene a Caracas recibir la ayuda y distribuirla". Es decir, el Tío Sam nos impide comprar medicinas y alimentos con su bloqueo financiero, para luego "exigirnos" que aceptemos obligados su ayuda, mediante la excusa del "canal humanitario". El caradurismo y la doble moral desatados.
El Imperio Norteamericano no aprende nunca de sus errores y torpezas. La coacción contra pueblos libres y soberanos como el nuestro, curtidos de la sangre de Libertadores, siempre fracasará. Nunca nos doblegarán las potencias trasnochadas, embriagadas de neocolonialismo e injerencia militar. Los pueblos están al tanto de sus andanzas y desmanes en todo el planeta, como sheriff, como aniquiladores del otro, como opresores del adversario político. Imponiendo su ley como si estuvieran en el Salvaje Oeste, en la Época Medieval o en la Santa Inquisición.
Solamente hay que recordar el vetusto e infame bloqueo contra Cuba. El desatino del Imperio Norteamericano, lleno más de soberbia y desatino que de razón alguna, ha impuesto por 55 años ininterrumpidos el bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, la cual ha resistido estoicamente todas las agresiones e injusticias.
Hablamos de una pequeña isla a solo 145 kilómetros del Imperio, cuyo pueblo ha tenido que resistir con gallardía la descarga de odio y maldad (una flagrante violación de sus derechos humanos), durante casi 6 décadas, impidiéndole: exportar o importar libremente productos (principalmente alimentos y medicamentos) a Estados Unidos o cualquier otro país del mundo; en las pocas transacciones autorizadas, se obliga a la isla a pagar en efectivo y por adelantado; las empresas norteamericanas tienen terminantemente prohibido comercializar con Cuba. El bloqueo también afecta al comercio con terceros ya que se veta a empresas que mantengan relación comercial con Cuba, y se les impide operar luego en Estados Unidos; se mantiene la prohibición de realizar operaciones y transacciones financieras en bancos norteamericanos. Todo esto obliga a la isla a triangular todas sus compras y sus pagos, encareciendo fuertemente los costos de adquisición y transporte.
Este tipo de bloqueo como el aplicado a Cuba, ha sido empleado en otros países como Irán, Bielorrusia y ahora a Venezuela. Sin embargo, estos pueblos han tenido la audacia para sortear todos los obstáculos. Y más que doblegarse o claudicar ante el Imperio Norteamericano, ganaron en soberanía.
Afortunadamente, el mundo unipolar que quiere imponer el Imperio Norteamericano, para controlar y subordinar a los países del mundo a sus fines e intereses económicos, políticos y militares, choca de frente con la posición soberana de infinidad de países que defienden con celo su autonomía e independencia.
Más de 190 países son reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas. De ellos, la inmensa mayoría está fuera del foco de subordinación y dominación imperial; y por el contrario, resisten todas sus lógicas e imposiciones unilaterales en materia militar, comercial y financiera. Muchos rechazan las prácticas deshumanizantes y de desigualdad que genera el odioso capitalismo.
De entre estos países, tenemos muchos amigos y aliados que nos respetan y apoyan en nuestras causas de solidaridad, equidad y justicia social para con nuestro pueblo. En el mundo sobran las experiencias de colaboración bilateral y regional, lo que nos permitirá sortear las vicisitudes del bloqueo financiero contra nuestro país. Hasta por medio del trueque podemos intercambiar nuestro petróleo, hierro, aluminio, oro y hasta cacao por los medicamentos y alimentos que se producen en estos países, con Rusia y China a la cabeza.
Pero siempre quedará la pregunta para los más despistados: ¿Por qué nos ganamos la ira del Tío Sam? En términos concretos no somos una amenaza militar, ni somos enemigos del pueblo norteamericano. Será que la cúpula de los halcones imperiales nos teme (Decreto en mano), porque somos soberanos e independientes. No nos arrodillados ante nadie y vamos siempre de tú a tú con cualquiera, defendiendo nuestras posiciones en cualquier escenario mundial. Siempre bien fuerte y claro. Y muchas veces hemos "expresado posiciones contrarias a las del gobierno de Washington". Claro, somos un país soberano.
Pero cabe destacar, que la variable más importante en las recientes sanciones y acciones de acoso contra nuestro país, se originan por las actuaciones de las facciones apátridas venezolanas. Han sido actores como Borges y María Corina, los que se han arrastrado de rodillas por los tenebrosos pasillos de la Casa Blanca a pedir la intervención militar y el bloqueo financiero contra Venezuela. Estos perversos personajes no tienen ningún tipo de apoyo popular para representar a nadie, para lograr una victoria en elección alguna. Por lo que solo les queda la vía del golpe de Estado, el bloqueo financiero o la Guarimba. Ni que se lancen a una Junta de Condominio ganan.
Por eso han actuado rastreramente. Pidiendo la intervención militar y el bloqueo de su propia patria, desconocimiento la naturaleza brutal, sanguinaria e inescrupulosa del Imperio Norteamericano, que todo lo destruye y arrasa a su paso. Borges y María Corina solo podrán aspirar a gobernar Venezuela escondidos dentro de un portaaviones o un submarino de la Cuarta Flota (United States Fourth Fleet) del Comando Sur de Estados Unidos. Jamás podrán hacerlo desde Miraflores porque el pueblo venezolano los repudia y jamás los aceptará. Nadie quiere a los apátridas que atentan contra su pueblo. Nadie quiere a los que impulsan el bloqueo financiero para impedir el paso de alimentos y medicinas a los más vulnerables.
Vamos a resistir el bloqueo financiero. Y una vez más, junto al pueblo, ¡Venceremos!