"Grabad esto en vuestro corazón;
cada día comienza en nosotros un año nuevo,
una nueva vida".
Ralph Waldo Emerson
En días pasados, me encontré a un amigo, quien no pasa de los cuarenta años; lo conocí en una ligera conversación sobre el deporte–es un apasionado al fútbol– por momentos da la ligera impresión de tener más edad, por las reflexiones que siempre hace referencia; otras veces, cuando se encuentra enfrascado en una tertulia entre amigos, parece un adolescente jugando metras; nunca abandona una sonrisa, como si la recargara al salir de su hogar. Al preguntarle, cómo te encuentras, siempre responde con cierta picardía: "Muy golpeado, y estrujado, como los malos boxeadores, pero nunca pienso en el round final ¡Es inevitable!"
Esta manera de ver la vida, parece una guía del amigo, para enfrentar el año 2018, el cual irremediablemente viene cargado de grandes problemas en la vida diaria de la inmensa mayoría de los pobladores de nuestro bello país. La grave situación económica se traslada para el próximo año, con tantas tempestades, que ponerse a vaticinar resultados, y mejoras a corto plazo, es caer en la demagogia barata de manera irresponsable, pero además no ayuda a crear conciencia antes el canibalismo desatado en la comercialización de cualquier producto.
Antes estas adversidades y una crisis sin precedente, no podemos perder lo más bello en el ser humano: el don de humanidad, por eso el abrazo de ¡feliz año nuevo! tiene que llevar el sentimiento de hermandad, y apartar el odio político, si no para siempre, por lo menos en los momentos de familia. Los roces familiares se han hecho muy peligrosos, llegando al extremo de maldecir, y odiar hasta llegar a desearles la muerte a nuestros propios hermanos, por el simple hecho de no compartir sus ideas.
Por mi parte, nunca he llegado a esos extremos, ni siquiera en gobiernos represivos del pasado, que solamente "dialogaban" con la peinilla, y el fusil en la mano. Los mensajes que llegan a mi correo, cargados de un odio visceral, entre otros ¡Maldito chavista! los digiero con una sonrisa; algunos los respondo con consejos, tratando de hacerles ver, como el resentimiento a la larga, enferma, y mata, por lo tanto, es muy importante, tener presente un pensamiento muy reflexivo de Daniel Arzola: "La gente más triste del mundo es esa que ante la ignorancia, elige el odio y no la curiosidad"
Por esos, cuando nos encontramos a pocas horas, para darnos el abrazo de año nuevo, tengan la plena seguridad: nada alimenta más el alma, y el corazón del ser humano, que los sentimientos de buena voluntad; todo depende de saber a dónde estamos pisando, y aprovechar todos los días para crear en bien de la sociedad; lo dice el cantautor Joan Manuel Serrat: "Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo depende, en parte, de ti. Dale el día libre a la experiencia para comenzar y recíbelo como si fuera fiesta de guardar. No consientas que se esfume, asómate y consume la vida a granel. Hoy puede ser un gran día: duro con él" FELIZ AÑO, Y SONRÍE, con o sin pernil, el genial Charles Chaplin lo dijo: "Un día sin reír es un día perdido".