Del fiasco de la Constituyente a la falsa paz

El gobierno, fiel a su conducta, presentó a la constituyente como la panacea universal, el remedio para todos los males, la cura de todas las penas: "después de la constituyente todo será felicidad", prometieron;"no habrá más guerra económica", "lloverá el maná".

Las promesas, como es habitual, no se cumplieron y la constituyente fue un verdadero fiasco. Se limitó a reprimir, cumpliendo el papel que estaba reservado para el tsj, eructar leyes como si fueran churros a la conveniencia de la costra dirigente: inhabilita, dicta sentencias electorales, exige pleitesía, y hasta aprueba la ley de protección a las inversiones extranjeras por exigencias de las trasnacionales. Derogaron la Constitución del 99, no redactaron una nueva Carta Magna, y ahora el país está a merced de la constituyente que puede hacer lo que le venga en gana, nadie, nada la controla.

Al gobierno no le quedó más remedio que mostrar como una victoria, no lo que había prometido, sino una esquiva paz. Ese es el "triunfo" mayor del gobierno, "la paz". Pero acerquémonos a esa paz.

La paz enarbolada por el gobierno es un fraude, lo que consiguieron y consiguen es un acuerdo entre las diferentes fracciones capitalistas. Se reúnen en Dominicana y no hay divergencias en la esencia económica, sólo ajustes en lo político, los dos lados de la mesa están de acuerdo con llevar al Socialismo al patíbulo. Se esfumaron las guarimbas, ya no son necesarias, el gobierno se dejó de Socialismos, el capitalismo se anotó el triunfo del diálogo entre dos de sus operadores. Esa es la paz que el gobierno presenta, la paz del capitalismo. Otra historia es cuál de las fracciones capitalistas saldrá triunfante del diálogo.

Ahora bien, la paz capitalista siempre es efímera, su naturaleza competitiva, su afán de lucro, no permite que los actores capitalistas trabajen en paz, su naturaleza es la guerra entre ellos y contra cualquier intento de sustituir al sistema. Además, y principalmente, el capitalista mantiene una guerra contra las clases subalternas, contra los trabajadores, los campesinos, contra todo el resto de la sociedad, esa es su naturaleza, esa es la verdadera guerra económica.

Y fue así que la paz de la constituyente no duró un día, se esfumó junto a los buenos deseos de los voceros oficiales: el país está en candela, los saqueos a negocios, el asalto a camiones señalan el hambre cruda que la gente está sufriendo, son indicativo del fracaso rotundo del gobierno de maduro, que dicho sea no tiene nada que ver con chavismo, al contrario, es su negación. Ya no resuelve inventar historias de conspiraciones, imputar al imperio, a los colombianos, la gran verdad es que el gobierno paga caro su deslealtad al camino indicado por el Comandante Chávez.

Antes se habló del 27 de febrero como un hecho heroico contra el capitalismo neoliberal, ahora esto que hoy sucede, con la misma lógica, se puede asimilar a un hecho heroico contra la traición al camino socialista, una consecuencia de la traición al legado y a las indicaciones de Chávez.

La realidad toca las puertas del madurismo, ya no sirven excusas ni inventos, la realidad habla, exige a los chavistas pronunciarse. ¿Se irá a perder definitivamente el legado del Comandante Chávez?, ¿terminará en otro 27 de febrero por cuentagotas?, ¿el intento hermoso de ir al Socialismo, de construir una salida al capitalismo suicida, quedará en este desastre? ¿O el chavismo aún tiene fuerza, líderes para recomponerse y luchar por el sueño que un día asombró al mundo?



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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