La imaginación, el pensamiento, no se puede encadenar, confinar como se encorrala a un rebaño, siempre el espíritu encontrará formas de expresión. Vivimos tiempos de turbulencia, la ebullición de las ideas no se puede ocultar. Las opiniones, las discrepancias, las semejanzas emergen con tenacidad, se agrupan, no las detienen maniobras ni zancadillas, al contrario, estas tramas forman parte del forcejeo del debate por salir a la superficie. El intento de sofocar el pensamiento siempre fracasa y trae, inexorablemente, la división.
En el Chavismo se viven momentos ricos en ideas, lo que demuestra su vitalidad. Sin embargo, se vive también el absurdo de intentar acerrojar las opiniones, desde el alto gobierno se usan la descalificación, el descrédito, la sanción "legal" en el vano intento de aplastar las ideas. El Chavismo corre el peligro de extinguirse por falta del alimento del pensamiento, de morir de inanición sin el combustible de la batalla de ideas, sin grilletes. Hay que abrir las compuertas de la discusión, revitalizar al Chavismo.
La próximas elecciones son una oportunidad, quizá la última, para dar el necesario debate. Tiene razón Elías Jaua cuando dice que una elección presidencial no es una elección de una reina de belleza, pero se quedará corto si amarran la discusión sólo en el ámbito oficial. Se debe abrir cauce a todas las corrientes, lo contrario es castrar al Chavismo, privarlo de su alma. Nosotros proponemos unas primarias para escoger el candidato chavista.
Que se presente Samán con sus propuestas, Rodríguez Torres; que el GPP decida, si quiere, un candidato; que compita Rafael Ramírez con sus ideas, que participe Diosdado; y como estamos en la onda de discutir con la Fuerza Armada, que Padrino se mida, muchos candidatos surgirán.
Ahora bien, ¿estas primarias harán daño al chavismo? Por supuesto que no. Al contrario, de allí saldrá fortalecido, más unido que nunca, más claro en sus ideas que nunca. Pero queda un obstáculo, la candidatura del Presidente Maduro, la intención de imponerla, la búsqueda de la hipócrita unanimidad. Cuando el Comandante Chávez no hubo necesidad de hacer primarias, la discusión, el ejercicio de la crítica lo dirigía el propio Comandante. Era época de debate permanente, Chávez no eludía la discusión, no perseguía la crítica, la asimilaba, de ella aprendía. Se han cometido muchos errores, las primarias serán un inicio de la sanación, hoy necesitamos retomar ese camino.
En estas primarias que proponemos, lo vital es la discusión. Se debe nombrar una comisión de arbitraje de la campaña, evitar la descalificación, no es correcto que a los posibles candidatos se les persiga desde ahora, en una práctica nefasta, que se les etiquete de escuálido, de agente extranjero, de trumpista, de corruptos; se debe evitar querer ganar una elección por aplastamiento de los contrarios, eso producirá triunfos transitorios y, con seguridad, derrota en el futuro. La comisión debe controlar el ventajismo. Quizá un debate entre los candidatos, foros.
La dirección del PSUV, eje central del Chavismo, tiene la palabra. Ojalá esta propuesta no sea vista con el cristal de la soberbia, descalificada, atacada.