La historia parece caminar con la vacilación de la ebriedad, va y viene con dramática indiferencia a los vaticinios de políticos y analistas. No es lineal, avanza y retrocede como en un tango bailado por bufones al ritmo de la cumparsita.
Venezuela baila esa danza insensata en los últimos cien años. La dictadura de pérez jiménez abrió paso a la esperanza del 23 de Enero, las fuerzas progresistas cedieron a las claudicantes del pacto de punto fijo y casi medio siglo de narcosis cubrió a la nación; tarde, los héroes del 23 de Enero reaccionaron a la derrota y Fabricio y sus iguales terminaron asesinados o postergados por las masas adormecidas por el clientelismo, el populismo criminal que va consumiendo a la sociedad con lentitud poderosa.
Pasaron casi cincuenta años y unos jóvenes militares, un 4 de febrero en la madrugada, se jugaron su vida queriendo fundar vida para todos. Irrumpieron en el cielo encapotado y cual rayo iluminaron conciencias. Se superó la oscuridad del pacto de punto fijo, entramos en periodo de fundación de un mundo nuevo. La sociedad regresó a la emoción de los días de la independencia, unida alrededor de ideas altruistas comunes, la sociedad se unió en una sola causa. Y pasó lo inevitable, como una epifanía la sociedad tomó el rumbo al Socialismo, al desarrollo del cristianismo primitivo. Chávez hizo el milagro. Y vivimos años refulgentes, nos reencontramos como sociedad, emprendimos el camino de construir un país con la mayor suma de felicidad posible.
Y, entonces, la música cesó, el himno de la alegría fue sustituido por el redoble de campanas anunciando que moría un Comandante y con él un mundo nuevo posible. Y dimos un pasó atrás: volvieron las trampas en las elecciones, los discursos vacíos de los demagogos renacidos desde las entrañas vetustas, las masas fragmentadas, los burócratas mentirosos, los marginales marginados, los capitalistas y sus cómplices gobernantes gordos y los pobres comiendo basura, el clientelismo fragmentador, los bonos miserables ofendiendo la dignidad de los necesitados. Volvieron las deudas, los coqueteos con las trasnacionales, los capturadores de la renta, el modelo rentista se profundizó. Regresó la represión, las complicidades de gobierno y oposición. Volvió lo que creímos superado el 4 de febrero. El ciclo que se creía cerrado se hizo presente.
Hoy vivimos un espectáculo grotesco, triste e indignarte: un presidente como loco prometiendo, a cambio del voto, la prosperidad a un pueblo que padece, producto del mal manejo del ahora candidato, en la peor crisis de que se tenga noticias en generaciones, un organismo electoral que más es una sastrería que zurce trajes a la medida de los usurpadores del sueño hermoso de Chávez. Hoy sufrimos el chantaje de un carnet y unas cajas clap que son instrumentos descarados para envilecer a la masa, fragmentarlas, crear las bases psíquicas para el capitalismo rentista.
La Patria que Chávez soñó se desvaneció en la demagogia de los usurpadores, AD, volvió al poder con otras siglas, es cierto, con otra cara, es verdad, ahora con bigote, cabezas rapadas, pero con la misma esencia. Rómulo Betancourt deambula aún en el palacio de miraflores pero ahora no con la astucia del original, no con la densidad de su equipo sino como una mala pareja bailando un réquiem con los usurpadores de lo que en su momento fue el asombro del mundo.