Cuando el Libertador pronunció su genial sentencia se refería al monstruo del norte que ya asomaba con la voracidad propia del capitalismo: "Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para llenar a la América de miseria y oprobio." No se equivocó Bolívar, más bien se quedó corto; el morbo, el capitalismo, contamina a toda la humanidad.
Aquí entre nosotros ocurre un fenómeno importante de estudiar: la restauración capitalista se produce en manos de unos improvisados, soberbios, que en su afán por permanecer y en su incapacidad han construido una doctrina fatal que lleva a la nación a disolverse. Se trata de la repartición bestial de la renta con el único propósito de comprar adhesiones, lo demás no importa, fabrican elecciones, compran barato las voluntades... venden la Patria. El país se ha reducido a la dádiva, nada funciona sólo la espera del bono, del cumplimiento de la promesa. Las
Universidades están quebradas, el hambre toca prácticamente a toda la población, las aulas escolares son un lamento. Las Misiones de Chávez perdieron su razón, su pasión, yacen melancólicas en las gavetas de la burocracia. Todas las semanas aparece el destructor de pdvsa exhibiendo a unos gerentes corruptos, no hay pruebas, sólo el odio que este raro actor de segunda declama, es una justicia de micrófono. Este Fouche de quincalla ha conseguido resquebrajar la moral del país, todos son corruptos, no hay razón para ser honesto.
Si aceptamos, como decía el clásico, que el trabajo es formador de riqueza y en el proceso forma al hombre y su sociedad, podemos concluir que el trabajo tiene repercusión en la psiquis social. Una sociedad que no prestigia el valor del trabajo, es una sociedad enferma en el alma, en la psiquis. En eso nos ha convertido este mediocre estamento político con su política de compra de corazones.
El trabajo ha sido pervertido, no hay razón para trabajar, no hay dónde, los bonos de nicolás llueven, el oro de jorge está allí para ser repartido; el falcón no se queda atrás, él dará más, con él lloverán no bolívares piches sino dólares. Falsa era la promesa de acabar con el rentismo, ahora es peor. Nunca la renta fue usada de manera tan indigna.
La socialdemocracia madurista está despojando a la sociedad sus soportes psíquicos: el trabajo que da sentido a la existencia, cohesión a la sociedad, ha sido trocado por un bono, o la espera de oro, o de dólares fáciles, sin ningún esfuerzo, quizá un tiempo en una cola. Así, la espiritualidad dominante es la del vivo, el pícaro, el bachaquero, buscar la manera de aprovecharse del prójimo.
Vivimos días de alto peligro, de la disolución de la sociedad. Se extravío la cohesión, la sociedad estalla, unos se van, allí no hay sentimiento de luchar por la Patria, de hecho la abandonaron en su infortunio, así lloren en el altar de la harina pan. Otros se refugiaron en sus mezquinas trincheras. esperan que otros corran los riesgos. Los más, estupefactos, ven el horizonte esperando que alguien asome y los convoque a retomar los senderos del pasado luminoso.
Lo que nos pasa parece una maldición de los destinados por la providencia, de los capitalistas mundiales, por habernos atrevido a intentar fundar un mundo fraterno, donde el trabajo sea realización del hombre y su fruto bienestar de todos; por haber querido ir al Socialismo, por tener un líder de la grandeza de Chávez, todo debemos pagarlo estallando como sociedad, convirtiéndonos en una nación fallida que nadie la defiende, un ejemplo de lo que les pasa a quienes osen salirse del capitalismo.
¿Dejaremos que el sueño del Comandante termine en esto? ¿Luego podremos ir al Cuartel de la Montaña y no sentir vergüenza de haberle fallado?