"Si el pueblo venezolano no comiera, seguramente los anaqueles estarían llenos", declaró (…) Jaua también agradeció a la "revolución bolivariana". A su juicio, gracias a ella los venezolanos "tienen el derecho a comer carne, pollo, leche, que no tenían hace 10 y 14 años".
Por otro lado Luis Sánchez Ibarra escribe en Aporrea que los venezolanos hoy comemos más, arguyendo unas cifras dadas por Pascualina Curcio y un artículo de Luis Britto del cual añade este comentario, citado por él () con sus palabras: "En 2013, en revolución produjimos 46 millones de toneladas métricas, e importamos unos 8 millones. Así son los aumentos significativos y el mayor consumo nacional (…) Luego agrega "Ni el maíz ni el arroz ni la caña de azúcar o los cambures, se riegan con dólares preferenciales. El enigma está en la distribución donde manda un oligopolio de comercializadores que fijan en el exterior con el dólar today, la política que rige precios de lo que producimos, con esa falsa cotización."
Bueno, esto no necesitaría mucho comentario, porque es una clara inatinencia. Las cifras estadísticas no se comen, y ellos hablan de "comer", de consumo o de nutrición; dos, son cifras del 2013 y estamos en el 2018, o sea, han pasado desde entonces cinco años y mucha agua por el río; y tres, que luego admite que "El enigma está en la distribución donde manda un oligopolio de comercializadores que fijan en el exterior con el dólar today, la política que rige precios de lo que producimos, con esa falsa cotización." Es decir, que los alimentos son inaccesibles, o son acaparados u escondidos o sacados del país; inalcanzables por sus precios para el común de los pobladores Esto niega lo dicho por el señor
Frente a la amenaza imperialista de la "ayuda humanitaria" la respuesta del gobierno ha sido, como siempre, hacerse el pendejo, mostrar solo el ladito que no está podrido del país, taparse los ojos y los oídos y tapárselo a los demás. La soberbia, el miedo y la incapacidad política los mantiene suspendidos en el espacio y en el tiempo. Sánchez Ibarra y Elías Jaua, de que la gente ahora come o come más que antes.
Pero luego de muchos años, nos alcanzó de nuevo la inflación, haciendo casi imposible llegar al fin de quincena sin pedir prestado. Después de muchos años la gente hoy, ahora, pasa hambre real o come basura, como hoy (¿será que Elías Jaua cree que es mentira que la gente come basura? ¿Habrá algún eufemismo para esto?, habría que preguntarle). Hoy, porque se trata de lo que pasa hoy, desde cinco años atrás, de manera continua y decadente, desde que asesinaron a Chávez.
Es una señal de que algo no funciona, de políticas erradas y de una "política" extraviada. Quien crea que no es así es muy cándido o está muy disociado. O es un oportunista reformista, un pícaro disfrazado de "socialista honrado", como cada vez que puede se exhibe Elías Jaua. Argumentar que la gente está comiendo "porque los anaqueles están vacíos" es poco menos que un sarcasmo, es burlarse en nuestra cara de lo que pudo ser el socialismo, de los cambios revolucionarios, de Chávez, de que la gente "normal" sabe cómo es la cosa y que Elías miente.
Pero su tarea (la de Jaua) es imponer lo que llaman ahora una postverdad sobre el juicio de la población, es decir una vulgar mentira, que solamente un personaje como él, que vive "suspendido" en el tiempo y en el espacio, dentro de una burbuja, se puede permitir creer.
¡No!, no hay en el país todo el alimento ni las medicinas que necesita la población o, si las hay, no se pueden comprar. Eso lo sabemos todos en la calle. Los programas sociales destinados para suplir la escasez no dan abasto o no funcionan. Pero eso Elías Jaua no lo sabe, o no le interesa ahora, mientras existan elecciones pendientes. Él no tiene, como sí tiene todo el mundo, la necesidad de comprar medicinas y alimentos; ni sus allegados; ni sus familiares y amigos, todos viven en su burbuja de privilegios, suspendidos de la realidad, haciendo sus cosas en su tiempo libre.
Todo la información inexacta o que falta de estos últimos cinco años de gobierno, que no dicen y no conocen (o no reconocen) el señor Sánchez Ibarra y Elías Jaua; con la responsabilidad política del científico social que debería tener el ministro, fue a causa de la ausencia de estadísticas confiables –necesarias para la planificación de la economía del País y más- desde 2013, además de la propia voluntad de engañar y de engañarse en este tema de la desidia tan cuestionado por todo el mundo. Porque las investigaciones del INE (Instituto Nacional de Estadísticas), una institución altamente profesionalizada y científica, más los estudios técnicos del BCV, fueron sustituidos por una "realidad cautiva" mediante el deplorable Carnet de la Patria; ¡Con un Carnet!, se crea otro país más pequeño... y por los deseos e ilusiones de estos "burbujonautas". Se trata de una "realidad cómoda" más manejable, aquella que produce votos y que se puede maniobrar a través servicios sociales, comida y dinero. Desde los adecos, nunca se había visto un chantaje tan descarado, a la población más humilde, y en general, a la más necesitada. No obstante los adecos no pretendieron creerse sus mentiras.
Nadie duda de que en los almuerzos de Elías Jaua y de sus iguales no faltará pollo carne y leche, pero también tenemos certeza de lo difícil, o casi imposible, que es comer carne, pollo y leche para el resto de la población. Hay privilegios dentro del chavismo. Los dirigentes y líderes de la burbuja burocrática que gobierna el país comen carne, pollo y leche, tienen acceso a la salud y a las medicinas, sin perder mucho tiempo para ocuparse de sus asuntos. Los demás sí debemos perder nuestro tiempo haciendo colas y buscando lo necesario en todo el país. Otros solo creen: algunos con fe, algunos cultivan odios y resentimientos, engañados con promesas, pero todos hundidos en la necesidad del pan de cada día.
Sin embargo en estos cinco años el detrimento fundamental ha sido de conocimiento y de consciencia. El chavismo es cada vez es más ciego, un pueblo cada vez más maleducado, recibiendo a diario malos ejemplos, aprendiendo de sus líderes a mentir como ellos, a engañar como ellos, fácil de distraer y de confundir, esto es lo que hay aquí abajo, fuera de la burbuja suspendida, desde donde nos habla Elías Jaua y hace vida con su familia y junto a sus camaradas más iguales.
31/03/2018