Para que el país cambie el rumbo hacia la superación de la terrible crisis que corroe los cimientos de la Nación, hoy empujada hacia el caos y el colapso por un gobierno que ha demostrado incapacidad, indolencia y falta de voluntad política para enfrentarla, estamos obligados a ponderar responsablemente la conducta a seguir ante los próximas comicios del 20 de mayo. Esta es una oportunidad histórica, para que más del 75% de los venezolanos que se oponen a la reelección del Presidente Maduro, se manifiesten de manera contundente.
Paradójicamente, a la abstención juegan la derecha extremista y también el gobierno. De un lado, el liderazgo fracasado de la extinta MUD está llamando a la abstención, para forzar una salida del gobierno por la llamada "comunidad internacional", vale decir, por EEUU, la OTAN y sus adláteres regionales, a través de una "intervención humanitaria" de la que esperan surja un "gobierno de transición", impuesto por las fuerzas de ocupación. Justifican la inaceptable declinación de nuestra independencia, porque faltan garantías suficientes para que se exprese fielmente en esas elecciones la soberanía popular, aunque si pasamos a ser una colonia ésta quedaría totalmente constreñida. Del otro lado, consciente de que mermó su base social de apoyo, el gobierno, al jugar a la abstención, está aplicando la lógica de las minorías, buscando repetir su "hazaña" en la elección de alcaldes y gobernadores ayudado por la línea abstencionista de esos opositores. Delsy Rodríguez estimula la abstención cuando afirma que "(...) más nunca entregarán el poder político", al admitir que si pierden de todos modos desconocerán la voluntad popular.
Aún en condiciones desventajosas, si la votación es masiva tendría la fuerza arrolladora del poder constituyente originario, para propulsar el cambio político que restituya la Constitución y reafirme la soberanía nacional frente a la injerencia imperialista. Sobrevendría la movilización necesaria para vencer la abstención, si hay una alternativa electoral con opción de poder, capaz de interpretar el sentimiento nacional unitario que reclama la atención urgente de la emergencia humanitaria, enfrentar la corrupción y, un plan de estabilización y de relanzamiento de la economía a partir de la re-valorización del salario y un nuevo modelo productivo posrentista.