Los 4 culpables

Las generaciones futuras, los historiadores, los revolucionarios del porvenir se preguntarán, ¿qué pasó en la Venezuela de Chávez, cómo fue que aquel intento hermoso lo convirtieron en un fracaso rotundo, quiénes fueron los culpables? Intentemos enviar al futuro algunas reflexiones que ayuden a comprender qué nos paso.

No hablaremos de personas, de los protagonistas, eso no ayudaría a la comprensión profunda, se quedaría en la anécdota, hablaremos de las ideas, esas son las verdaderas culpables. Decía un clásico que un error teórico, un error en las ideas, al pasar el tiempo podía convertirse en una desviación definitiva para un proceso revolucionario.

Busquemos entonces los errores cometidos en las ideas. Veamos.

Luego de la desaparición del Comandante Chávez la dirección de la Revolución fue copada por una ideología marginal, y decimos ideología sólo para efectos de claridad del texto, alguien puede objetar el concepto y no le faltaría razón. La ideología marginal no tolera la crítica, la considera un ataque, y aquí encontramos el primer error teórico, el primer culpable. La crítica, el cuestionamiento, es condición previa para el avance del conocimiento, para la comprensión de la realidad. La Revolución al perder la capacidad de crítica se privó de su conexión con la realidad, y al perder esta conexión ya no pudo rectificar, el espacio de la crítica fue ocupado por la adulación, comenzó la navegación a ciegas que obliga a la justificación. Y aquí encontramos a la justificación, el segundo error, el segundo culpable.

La falta de crítica obliga a la justificación, a buscar a quién acusar de las dificultades. Se inventó una justificación mayor: "La Guerra Económica", que nunca se supo claramente en qué consistía, cuál era el enemigo, pero que en ella cabían todos los culpables, todas las excusas. Así los bachaqueros eran enviados por Colombia para hacer daño a la Revolución, no había desabastecimiento, sólo bachaqueros. Dijeron "la solución es pedir la cédula en los abastos", y encontrada la "solución salomónica" se fueron a dormir como bebés; los bachaqueros continuaron hasta los días finales. Y así todas las dificultades encontraron una justificación que no una solución. Algunas justificaciones ilustran bien la pérdida de la conexión con la realidad: en plena crisis de abastecimiento, con la gente hurgando la basura, buscando restos de comida, un alto funcionario dice: "Si el pueblo no estuviera comiendo (comprando) los anaqueles de los mercados no estuvieran vacíos". Se produce, según este "experto", el absurdo que el problema no es el hambre sino el exceso de comer. La caída en la producción petrolera se justifica con una supuesta conspiración interna, un saboteo no se sabe de quién y con cuál fin. Después se imputa a una corrupción que se convirtió en el comodín para explicar todo, menos por qué cuando dirigían los supuestos corruptos la producción era elevada, y cuando los pusieron presos la producción cayó a niveles históricos.

La tercera idea dañina de los teóricos marginales, el tercer culpable, fue establecer una relación directa entre la recompensa material y la conciencia, consiguiendo, no conciencia revolucionaria sino estimular la ética mercenaria, la prostitución de las almas, creando las bases para el egoísmo individual y social, el nacionalismo ramplón, destruir el internacionalismo, el pensamiento universal, la fraternidad socialista.

La soberbia es el cuarto error, el cuarto culpable. Se prestigia un absurdo bloqueo del aprendizaje, es la "antiignorancia"; se postula que el "pueblo es sabio, que todo lo sabe", los gobernantes saben de todo, hablan de criptomonedas, de las causas de la inflación, de geopolítica, de historia... no ignoran nada, entonces, nada aprenden, no hay necesidad de estudiar. "La ignorancia es la madre del conocimiento", dijo el clásico. La frase de Sócrates "sólo se que no se nada" le abre las puertas al máximo conocimiento.

Estos cuatro culpables, hay más, actúan como barrera protectora del sistema capitalista; debilitan, derrotan, a los intentos liberadores. Es allí, en esa barrera protectora, en la ideología, donde se pierde o se gana la batalla revolucionaria. Es difícil percibir su importancia, eso las hace más fuertes.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 6118 veces.



Toby Valderrama Antonio Aponte

elaradoyelmar.blogspot.com

 elaradoyelmar@gmail.com      @elaradoyelmar

Visite el perfil de Toby Valderrama Antonio Aponte para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: