En la Revolución existe una conexión entre el líder, la vanguardia y las masas. Esta relación es conocida por los mecanismos de defensa del capitalismo, y hacia ella que enfilan sus mejores armas. Saben que sin líder no hay vanguardia, y sin vanguardia no hay dirección de la masa, en consecuencia, no hay triunfo posible, a lo sumo motines. La historia confirma la tesis.
El líder de las Revoluciones es objetivo principal de los ataques de la contrarrevolución. Allende caído en la Moneda, Fidel más de seiscientos atentados, Santucho, el Che, Lumumba, Fabricio, Américo Silva, el asesinato uno a uno de la dirección de la FARC son ejemplos claros. Ahora bien, el asesinato, el ataque no es sólo físico, existe el asesinato espiritual, es el más común y el menos perceptible. Veamos.
Podríamos decir que esta es la época de la comunicación: cine, televisión, redes sociales, internet se unen para crear una imagen que las masas confunden con la realidad real. Es así que pueden construir un "falso positivo" que justifique invadir un país; internet puede crear una "falsa verdad" que destruya a una persona, las redes sociales manipulan la realidad, surgen nuevas enfermedades psíquicas causadas por la adicción a las redes.
Los gobiernos aprovechan este fenómeno de la comunicación para producir, manipular, obtener respuestas de las masas. Ya no hay política, sólo marketing; los líderes son mercancías, existen especialistas en imagen que le crean un empaque a cada uno de esos falsos líderes; las campañas electorales son diseñadas por agencias de publicidad, nada queda a la improvisación, todo es producto de la manipulación de la comunicación.
Este gobierno hace uso de la manipulación mediática, es torpe para crear imagen positiva, pero muy hábil para desprestigiar, para crear imágenes negativas. Asombra como crearon una imagen negativa de PDVSA, ahora al nombrar a la petrolera la gente se imagina corrupción, ineficacia, culpables de todos los males. Recordamos cómo el fiscal publicitaba por televisión la captura en su hogar de Eulogio del Pino, un "peligrosísimo" presidente de PDVSA, cómo era sacado de su casa esposado por un comando de militares con capucha, vestidos de negro, caminando agachaditos, con armas largas propias de un asalto a una guarida de enemigos de alto peligro, la imagen fue estudiada hasta en sus últimos detalles, el asalto fue digno de una película de Hollywood.
Aunque donde se manifiesta con mas fuerza la saña del gobierno es contra los posibles líderes de una oposición revolucionaria, a esos se les persigue sin darles cuartel, les temen. Así se explica la cacería contra el Ministro Rafael Ramírez. Lo sacaron de la petrolera y lo mandaron al frío norte, así pensaban anularlo. Allá estuvo en silencio, disciplinado, pero al empezar a hablar, a escribir, al participar de nuevo en política, al tener la osadía de exigir medirse en unas primarias presidenciales dentro del PSUV se decretó el ataque, había que eliminarlo, entonces, apelaron al fusilamiento moral. El fiscal se prestó para la infamia, los otros callaron o fueron cómplices. Las acusaciones llovieron, "¡corrupto!", gritaron; interpol, invocaron; código rojo, pidieron. El juicio fue en la televisión, justicia de micrófono, la imagen creada dispensó el juicio, fue condenado.
Los enemigos de Chávez, del Socialismo, se contentaron, brindaron por un líder menos, sin líder no hay vanguardia, sin vanguardia no hay guía para las masas, entonces se fueron a dormir como bebés, no había peligro.
Pero "la historia escribe recto sobre renglones torcidos". Y el líder goza de buena salud: no saltó la talanquera, no se pasó a la derecha, sigue siendo Chavista, sigue siendo Socialista, y sigue tratando de dirigir a la masa orientándola. Cada domingo escribe, los usurpadores están inquietos, ahora son más peligrosos, la historia no se detiene.