La Tacarigua de Margarita es un cuadro donde la sequía ha plasmado sus mustias pinceladas y el paisaje luce triste. Los árboles se han desvestido de sus hojas de distintos tonos de verde para cubrir el pie de sus troncos y así evitar que el fuego del rayo solar penetre el suelo que les protege sus raíces. Para completar esta estampa, el servicio de agua potable es un pájaro que casi no vuela por sus predios hospitalarios.
En la plaza del lugar, el periodista sentado en un banco bajo la sombra fresca de un Guayacán, observa el marchito cerro de Mureche y en ese instante la perra Cegueta, se acerca, lo saluda meneando la cola y le pregunta:
- ¿Tú conoces a alguien en la Asamblea Nacional Constituyente?
El reportero asombrado, pues quien está acostumbrado a preguntar es él y no la canina de pelo gris y manchas blancas, le responde: "No, a lo mejor más bien me conocen a mí. En todo caso, si conociera ahí a alguna persona, no creo que me haga un favor, pues yo tengo la bendita desgracia de que nadie me hace un favor, cuando por una gravedad los pido. Sin embargo los hago, claro si está a mi alcance.
- ¿Pero por qué me preguntas eso?
- Porque viendo que la referida Asamblea no ha dicho ni ha hecho nada por nosotros y cada día más aumenta el precio de la perrarina, queremos que alguien ahí o de otra parte, nos ponga en contacto con Diosdado Cabello, quien nos parece un hombre con carácter fuerte y pueda plantear nuestra situación en la dormida Asamblea.
- ¿Te parece el funcionario ideal para lograr sus exigencias?
- Claro que sí, eso lo hemos conversado, pues viendo sus programas junto a nuestro dueño Juan Núñez, observamos que el hombre tiene guáramo y si es capaz de afirmar tajantemente que es necesario tomar en cuenta a los perros que son parte de la familia, es mucho el constituyente que se despierta y quiera o no quiera, tendrá que estar de acuerdo.
Cegueta como vio que se acercaban sus amigos, corrió hacia éllos, mientras el periodista, pensó: ¿Y de verdad no habrá alguien que vele y ayude a los perros?