A decir verdad, creo tener mi asesor económico al que le he estado enviándole desde la mesa de Guanipa señales e inmediatamente resuelvo los ruidos que me producen ciertas tesis. Este domingo 7-M-2018, tuve una especie de conflicto cognitivo, porque leí el "Qué Hacer" de la amiga Pascualina Curcio colgado en Aporrea y sólo observaba (como novedad) una reinvención del rentismo tipo azul muy oscuro.
Los lectores y lectoras diran que la agarre con la amiga Pascualina. No es que sus tesis y sugerencias me parecen importantes discutirla y eso hago. Son pocos los que se atreven a proponer. La mayoría de los altos funcionarios del gobierno no han podido salir del laberinto: "Chávez vive" y la "Lucha sigue".
En este ¿Qué Hacer? la solución es un nuevo rentismo, que es la solución que el gobierno viene trabajando. Es "nuevo", pero como solución, es la misma cosa y hasta un poquito más retrograda, porque Pascualina gráficamente nos habla de guardar el oro en un colchón y aunque es una figura que utiliza, detrás de esa figura se esconde algo oscuro y una práctica muy antiquísima, muy poco revolucionaria. No conozco una revolución, que haya tenido feliz término, guardando oro en colchones. Una economía creo yo, no prospera encaletando oro y dándole a la moneda el valor de ese oro.
Confieso que por ahora, Pascualina Curcio me coloca frente a una solución final que me agrada. "Detener la hiperinflación es la tarea urgente en este momento, no solo porque pulveriza el salario real, también contrae la producción nacional (la pérdida del poder adquisitivo disminuye la cantidad de bienes demandados y los oferentes reducen las cantidades producidas); estimula el acaparamiento por las expectativas de aumentos de precios; alimenta el contrabando de extracción; hace insuficiente el presupuesto público"[i] Hay un sacos de situaciones (contrabando, acaparamiento, producción contraída, salarios vueltos mier…), que el gobierno deja pasar y deja hacer.
El rollo que ahora me surge con la sugerencia de Pascualina Curcio, es que su solución, aunque pueda tumbar la hiperinflación, poco o nada tiene que ver con el Plan de la Patria, que supongo Pascualina Curcio conoce y que tiene más objetivos que un novio, cuya novia no afloja nada. No hay en este "Qué Hacer" de Pascualina nada que se parezca al nuevo modelo productivo, a la soberanía alimentaria y a la independencia económica. La "solución" se reduce o "sugiere anclar el bolívar "a la cantidad de oro que está en las bóvedas, cuyo precio solo se fija en el mercado internacional". La "solución" es un poco cambiar el lugar donde se encuentra el oro. Pasarlo de la zona identificada como el arco minero a las bóvedas del BCV, pero en barritas. ¡Ya! ¡Sencillito! Según la sugerencia de Pascualina, los chinos y los rusos están más jodidos que nosotros, porque ellos tienen que comprar el oro y nosotros solo tenemos que destruir una parte importante de unas de nuestras reservas forestales y de vida más importante para derrotar la hiperinflación. Al final, la "solución" que nos propone Pascualina Curcio es como una muerte lente. Si se acepta su propuesta, el hambre no nos matara ahora, pero coloca en riesgo el futuro del país.
Ahora la "solución" de Pascualina es anclar el bolívar con el precio del oro, pero los bolívares no serán oro constante y sonante, porque el oro estará en el colchón y nadie podrá, según la recomendación de Pascualina Curcio tener o comprar oro. Pascualina recomienda, "no vender nuestro oro, ni en dólares ni en bolívares. Es nuestro respaldo. Debemos guardarlo debajo del colchón, es decir, en nuestras bóvedas y en las minas, las cuales deben ser cuidadas como lo que son: minas de oro. Es como sentirse rico con bolívares que son oro, pero que no son, porque si deseas cambiar tus bolívares por oro, no podrás. O sea, esta "solución" con el oro, ni siquiera es comparable con la de la IV, porque hace muchos años, podías convertir tus bolívares en oro. Ahora no, ese oro estará en el colchón.
Las condiciones para encaminar esta propuesta solución se enmarca dentro de unas condiciones que sugiere la amiga Pascualina. Estas son sus condiciones: a) No vender nuestro oro, ni en dólares ni en bolívares. Es nuestro respaldo. Debemos guardarlo debajo del colchón, es decir, en nuestras bóvedas y en las minas, las cuales deben ser cuidadas como lo que son: minas de oro.
b. Aumentar las reservas internacionales: este año, con un precio del petróleo en 50 $/barril, incluso con un paro silencioso de 1.500.000 de barriles diarios de producción, deberían ingresar por lo menos $30.000 millones. Los compromisos de deuda no llegan a $10.000. Debemos ajustar las importaciones a $15.000 (más que suficiente). Mantener el control cambiario. Evitar la fuga de divisas. Cerrar, de una vez por todas, las venas que aún siguen abiertas.
c. Recuperar la producción de petróleo: cada 100.000 barriles diarios adicionales equivalen a $1.000 millones anuales.
d. Vender el petróleo en petroyuanes para sortear el bloqueo financiero. e. Recomponer nuestras relaciones comerciales con países aliados. f. No endeudarnos. No es necesario" (subrayado es mido)
Las condiciones son las que existen: ¡rentismo! ¡Más rentismo! Otra condición, es la del hueso duro porque ahí se concreta una alianza cívico militar. Evitar la fuga de capitales y "cerras la venas", que aún continúa abiertas por la corrupción de la alianza cívico-militar, no es imposible, pero no fácil. En todo caso, la "solución" es tener mucho aro en el colchón. Nada que envidiarle a la tradición de los entierros de morocotas. Antiguamente, la gente era rica, porque tenía morocotas enterradas en el fondo de su casa.
La hiperinflación es un producto de muchas cosas. Es como una consecuencia. Si atacas la consecuencia, qué tendremos.
Hemos sido esclavo del petróleo y ahora, la solución es ser esclavo del oro, que estará en las bóvedas del BCV y allá iremos a llevarle flores como una acción de gracias.
REFERENCIA
[i] ¿Qué hacer? https://www.aporrea.org/economia/a262766.html
