El sempiterno sueño húmedo de la derecha ha sido que seamos la entidad regional número 51 de Estados Unidos y recitar a gañote recio el "Star-spangled banner". La culminación del orgasmo pitiyanqui es tener como moneda de curso legal al dólar gringo y que el bolívar, nuestro medio de cambio desde el 31 de marzo de 1879, transite a "otro plano". No es gratuito que dos candidatos de la derecha ostenten como "estandarte" la panacea de la dolarización, aquel fenómeno mágico y sobrenatural que nos expulsaría del atolladero de la especulación atroz. Hasta podríamos hacer una analogía con el título de una célebre telenovela neogranadina: "Sin lechugas no hay paraíso". Voilá!
El proyecto de la Reserva Federal de dolarizar las economías de América Latina, se enmarca dentro del Consenso de Washington: consolidar la hegemonía hemisférica del Tío Sam al derribar las monedas nacionales y controlar a su antojo nuestras coordenadas. La dolarización implica la pérdida de la soberanía y la abyecta subordinación de nuestros Estados nacionales a los designios del banco central yanqui. El Salvador y Ecuador son dos ejemplos del proceso de marras, en cuyos contextos se ha facilitado la rápida adopción del rectángulo glauco gracias a que ambos países han sido tradicionales receptores de remesas provenientes de EEUU. Además, San Salvador y Quito emprendieron sus respectivas dolarizaciones cuando todavía el billete verde se hallaba en un indiscutible apogeo global. Venezuela, al contrario de El Salvador y Ecuador, exhibió por décadas una moneda estable y fuerte que era un peligro inexorable para el dominio del Tío Sam en el planeta. Hasta el 18 de febrero de 1983, el bolívar venezolano era una de las pocas monedas del orbe, por no decir la única, que desplegaba una tasa fija de transacción con respecto al engendro de la Fed. Eso no agradaba en lo absoluto a Washington y por eso sus lacayos internos (adecos y copeyanos) hicieron el trabajo sucio: contraer obligaciones innecesarias con organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y devaluar el bolívar en el año del Bicentenario del Natalicio del Padre de la Patria. Sin duda, un crimen de alta traición que merecía -y merece- el paredón. C'est-á-dire, fuimos víctimas de una conspiración muy bien cavilada desde el Norte.
El fetiche reaccionario de la propuesta electoral de la dolarización es la culminación del tajo de hormiguita de "Narco" Today. La nuez de la estratagema de los apátridas ha sido la destrucción del actual bolívar, hijo de la reconversión de 2008, por medio de la manipulación de una cotización postiza del billete verde. Ello, al transcurrir de los años, ha abonado el terreno para que una franja considerable de la población crea que la fulana dolarización pueda ser una solución a la guerra económica. ¡Nada más desacoplado de la veracidad! Hasta el hastío hemos demostrado que no hay razón alguna para el exagerado abultamiento de importes desde 2013 y las justificaciones (en este sentido) de la clase empresarial-comerciante parasitaria, son inverosímiles y descaradas. Ahora bien, ¿qué trampas esconde la dolarización? Veamos.
1) Convertir el billete verde en nuestra unidad de cuenta y de cambio derribaría la simbología de El Libertador en el inconsciente colectivo con el fin de sustituirla por la de George Washington, sin contar que la acción pretérita sería -de cajón- inconstitucional. La destrucción de los iconos es fundamental en la agresión imperialista y la desmoralización es clave para la subyugación.
2) Tener los "Benjamines" como folios de curso legal nos arrebataría cualquier margen de maniobra o independencia en el ámbito de la política monetaria. ¿Nos enviaría Washington "lechugas" con el propósito de financiar las misiones o los bonos directos periódicos? ¡Claro que no!
3) El salario mínimo de 75 rectángulos glaucos cada 30 jornadas, que ofrece Henri Falcón, es una vulgar falacia. El plan -de verdad- es establecer el devengo básico en 10 dólares mensuales o menos. Al final, "Narco" Today sería la plataforma de "mercado" en la determinación del estipendio. O sea, en el supuesto negado de un gobierno de la oh-posición, se argumentaría lo siguiente: "Como 'Narco' Today esgrime que el sueldo integral mensual equivale a tres dólares, entonces nosotros lo 'elevaremos' a 10". ¿Cómo la ven?
4) La dolarización "per se" no detendría la escalada de precios porque la usura es un fenómeno endémico de nuestra clase empresarial-comerciante parasitaria. El trepar de guarismos persistiría en "lechugas" -con mayor impunidad- puesto que la burguesía detentaría el poder político: sería juez y parte. Ah, y "Narco" Today no desaparecería ya que seguiría siendo la herramienta de arbitraje de la oligarquía en una hipotética coexistencia del bolívar y el dólar (*).
5) El sueldo se dolarizaría a niveles de "Narco" Today, pero los importes estarían a niveles de EEUU. ¿Cómo es eso? Simple. Un Big Mac con papitas fritas y refresco costaría seis dólares. Una lavadora promedio de 3,5 pies cúbicos estaría en $379,88. Una nevera de 14,8 pies cúbicos rondaría los $389,99. Un carro nuevo orbitaría los $36.720 (**) y una casa no bajaría de 200 mil ó 150 mil dólares (***). ¿Cómo un trabajador podría adquirir la lavadora, el refrigerador, el automóvil o la casa, con un emolumento base de 10 "lechugas" mensuales? Sencillo. La banca facilitaría los créditos con el objetivo de concretar esas compras, aunque no habría que emocionarse en demasía por ello. Los préstamos serían a tasas de interés liberadas iguales o superiores a 70%, por lo tanto, alguien podría pasarse toda una vida amortizando el costo de una lavadora o un vehículo. ¿Qué tal? Ésta es la parte más grotesca de la dolarización que nunca revelarán -en campaña- los candidatos monigotes de la derecha. En las esferas de la educación y la salud, acontecería ídem escenario: matrículas y seguros médicos impagables que nada más podrían asumirse a través del crédito a tasas delirantes.
Para más inri, la dolarización se traduciría en inevitable endeudamiento de la República con entidades malignas y delincuenciales como el FMI, las cuales ya nos infligieron mucho daño en los decenios de 1980 y 1990. Para ser más sinceros, apuntarse en el casino del billete verde sería como comprar un boleto del Titanic en marzo de 1912. Desde 2008, Washington está en una grave depresión económica: el genuino baremo de desempleo es de 21,5%, las obligaciones federales se han disparado a 21 billones de dólares y la proporción de deuda sobre PIB se sitúa en 105%. Si EEUU se sometiese a los parámetros de los Principios Contables Generalmente Aceptados (GAAP, en inglés), estaría técnicamente quebrado. El dólar yanqui, por su lado, no es ningún paradigma de reserva de valor debido a que se ha devaluado más de 96% desde 1913 y su depreciación frente al oro ha sido de 3.700% en 46 años. Washington afirma poseer más de ocho mil toneladas de lingotes áureos en el depósito de Fort Knox, que serían el respaldo de su moneda si volviésemos al patrón oro, no obstante, éstas no ha sido auditadas desde 1953 y hay dudas razonables de que continúen allí (****). La desdolarización del orbe -propiciada por China y Rusia- busca reposicionar al metal amarillo como brújula del sistema monetario global. La dictadura sangrienta del tótem dinerario gringo está en sus estertores y el Uncle Sam lo sabe; el billete verde está avalado por la deuda, las armas, la guerra y la destrucción. Nuestro petro y nuestro bolívar están sustentados en más de 300 mil millones de barriles de crudo, más de ocho mil toneladas de yacimientos auríferos y un pueblo bravío decidido a ser libre. En conclusión, la dolarización es otra oferta engañosa de la oh-posición. ¡Votemos este 20 de mayo por la Revolución!
P.D. El Comandante Chávez repatrió el oro de Venezuela en 2011 y en la oh-posición se burlaron a rabiar. Más tarde, entre 2013 y 2017, Alemania regresó a casa más de 600 toneladas de sus tenencias áureas, de las cuales 300 se encontraban en la sede de la Reserva Federal en Nueva York. En 2014, Países Bajos hizo lo propio con 122,5 toneladas localizadas en las bóvedas de la Fed en la Gran Manzana; Austria también obró en ídem dirección en 2015 y Turquía, en 2018, ha retirado 220 toneladas de sus lingotes afincados en EEUU. A medida que se vaya incrementando la desconfianza en el dólar y el sistema financiero que pivota sobre Wall Street, las repatriaciones serán más frecuentes, súbitas y movidas por el pánico. El colapso del Imperio está más cerca de lo que pensamos.
(*) Es muy probable que, en un imaginario gobierno de la derecha, se decrete la cohabitación del bolívar con el billete verde y así "suavizar" un poco el efecto psicológico de la dolarización. Sin embargo, sería obligatoria una reforma de la Carta Magna para acometer esa barbaridad. Esta dualidad monetaria permitiría a los especuladores continuar enriqueciéndose con el arbitraje o diferencial de cotización entre ambos signos. Verbigracia, en Argentina hay un gemelo de "Narco" Today apodado "Dólar Blue" y surgió como arma de la guerra económica contra los gobiernos de los Kirchner. La derecha austral ganó las elecciones con Macri -en 2015- y "Dólar Blue" ha continuado vivito y coleando. Lo que es peor: el peso argentino se ha devaluado 162% desde el arribo del "empresario exitoso" a la Casa Rosada.
(**) Conocemos a alguien que se hizo de un automóvil usado -en excelentes condiciones- por dos mil dólares. Bajo el prisma de "Narco" Today eso es mucho dinero en bolívares, mas en ningún otro lado del planeta se podría conseguir un carro casi nuevo a ese ridículo precio. Ello desvela la caricatura que es la página cibernética del dúo Cúcuta-Miami.
(***) Las casas y apartamentos de la Gran Misión Vivienda Venezuela serían avaluados en "lechugas" y las mensualidades fluctuarían según la tasa variable que corresponda. Quien no logre pagar... ¡pa' fuera!
(****) Así EEUU tuviera dichos lingotes en sus arcas, estos no cumplirían con los actuales estándares internacionales de pureza de 999 partículas áureas. Estas barras gualdas, ubicadas -en teoría- en Fort Knox, son el producto de la fundición de monedas de oro de ley 900 que fueron confiscadas luego del decreto 6102, del 5 de abril de 1933. Estos ladrillos amarillos deben ser refinados y de este modo cumplir con los estándares mundiales del comercio de metales.