Las elecciones burguesas son una vitrina de la ética de las clases políticas dominantes, allí las barreras morales se fracturan sometidas a las tensiones por la búsqueda del triunfo sobre de cualquier consideración. Emerge la carne viva de la condición humana de los grupos que compiten.
No obstante, en las elecciones burguesas hay ciertas reglas que no se pueden violar. Una de ellas es no mostrar el artificio, la manipulación debe ocultarse, la mentira parecer verdad, la verdad es innombrable, la ilusión maquillarse de realidad. Otra regla muy importante es preservar en la retórica los valores, los pisos morales, que sostienen el sistema democrático burgués. Los principios del capitalismo son sagrados, la libertad de empresa, es decir la libertad del capital para apropiarse del trabajo ajeno, el trabajo como medio de superación social, debe promocionarse así sea una gran mentira; la competencia, el individualismo son paradigmas. Otra regla, la alternabilidad, esa ilusión de cambio debe ser respetada. Todo ocurre sin mostrar las costuras, la verdad es lo que no se ve, y sólo se ve la publicidad, el jingle, la consigna, el chisme. Esto es una convención respetada por los participantes.
Este gobierno, que temprano renunció al Socialismo, al ideario de Chávez, ha fracasado en restituir la democracia burguesa. Su naturaleza marginal le impide respetar las leyes de la elección burguesa y las asume como una guerra entre pandillas en un presidio, donde todo se vale. Así viola una a una las reglas, muestra el artificio y cae en flagrante delito. Veamos un caso que tiene repercusiones graves en el estamento jurídico.
A los diputados de Amazonas los inhabilitó el tsj por sospecha de compra de votos en su elección, pretendía dar muestras de pureza ética, de limpieza del sistema electoral. Se establecía así un precedente, una jurisprudencia, el cne procedió. Hasta el sol de hoy los diputados están en inhabilitados. No consideremos los intríngulis políticos, focalicemos las implicaciones morales del asunto.
Hoy presenciamos unas elecciones burguesas que son abiertamente un delito, además de la compra descaradas de votos: falcón lanza billetes para llenar las plazas, maduro ofrece, reparte bonos, chantajea con el carnet, amenaza con los puntos rojos, lo que ya sería suficiente motivo para inhabilitarlos a todos siguiendo la jurisprudencia de ellos mismos. Además de esta compra descarada de votos hay un delito mayor, un delito de "lesa sociedad".
Estos candidatos, de forma criminal, como nunca se había visto, con la complicidad de muchos y de los organismos de la justicia electoral, están instalando en la sociedad la ética de la recompensa sin esfuerzo, privando a la sociedad de su capacidad de trabajo, elevando la mentalidad limosneril, fragmentando a la sociedad en tantas partes como individuos existan, todos sin relación entre sí más allá del pillaje mutuo. Al final tendremos, no una sociedad medianamente integrada, sino la suma salvaje de millones de egoísmos pugnando por la recompensa fácil, regidos por la ley del menor esfuerzo, toda conducta será valida si va tras la limosna, será la lucha de todos contra todos, el hombre lobo del hombre, sin más ley que el satisfacer las necesidades primarias por encima de cualquier otra cosa.
Estos estafadores consiguen que la masa incauta se entregue por un bono, o por una promesa, el mandato sobre la riqueza nacional, que así es dilapidada, apropiada.
Seremos, nos convierten, en una no sociedad, en una sociedad fallida, despojada de sus bienes materiales y de su riqueza espiritual. Eso es un crimen que ocurre en las narices y con la complicidad del fiscal, del tsj, del cne, todos deben renunciar.
