¿Hasta cuándo aguantará el Pueblo?
Julio Escalona
En el discurso pronunciado, el pasado 24 de mayo, ante la Asamblea Nacional Constituyente, Nicolás Maduro Moros definió seis líneas prioritarias de acción, resaltó la importancia de la participación efectiva de los movimientos y organizaciones populares en la dinámica productiva y gubernamental, y solicitó propuestas concretas tendentes a superar las dificultades que estamos atravesando.
En pocas palabras las seis líneas son:
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El diálogo y la pacificación de Venezuela.
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Un acuerdo económico con los sectores empresariales, productivos, públicos, mixtos y privados, para la recuperación del sistema económico venezolano.
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Una lucha renovada y frontal, contra todas las formas de corrupción.
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El fortalecimiento de los logros del Poder Popular y de los sistemas de seguridad y protección social.
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La defensa de Venezuela frente los ataques del imperialismo.
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La búsqueda del socialismo como una utopía concreta.
Al respecto algunos comentarios:
Si bien Maduro presentó las líneas en otro orden, el eje en torno al cual giran todas, especialmente en tiempos guerra, es la defensa de Venezuela. Pues, de perderse la integridad territorial, la independencia y la soberanía relativas, alcanzadas tras siglos de lucha, todo lo demás sobra.
Pasando a la primera línea -en pleno desarrollo como diría Walter Martínez- cabe destacar que:
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Un diálogo solo tiene sentido cuando se da entre dialogantes con posiciones opuestas pero dispuestos a respetarse y a unir esfuerzos para enfrentar un enemigo común o a encontrar salidas a problemas compartidos.
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Lamentablemente, durante el desarrollo de los diálogos con la oposición, promovidos de buena fe antes por el comandante Chávez y ahora con mucho más empeño por el presidente Maduro, ha quedado demostrado que aquí no existen esas condiciones. Pues los convocados -responsables de la violencia física, financiera, comercial, mediática, psicológica en contra de la gran mayoría de los venezolanos, son cómplices o agentes de los enemigos que mantienen bajo asedio permanente a nuestro país.
Si eso es así, entonces ¿para qué dialogar?
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Para tratar de conseguir la Paz y la unión entre los venezolanos que aman a su Patria y están dispuestos a defenderla.
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Para "exigirle" a los enemigos del proceso (tenemos con qué) soluciones inmediatas a los problemas que ellos mismos han creado buscando "salir de Maduro" y acabar con las esperanzas del Pueblo chavista.
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Para consolidar de una vez por todas la participación activa del Poder Popular organizado y de los Trabajadores en todos los sectores y áreas estratégicas de nuestro país.
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Para darles a los "capos" del sector privado una última oportunidad de incorporarse al proyecto de País, con p mayúscula, en construcción.
(continuará)