El ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, ha señalado y reconocido muchas verdades, después de su reelección el 20 de mayo de 2018. Resumiendo algunos de estos detalles, precisamos lo siguientes:
Hay un sector de la población que lo adversa a muerte, y para ello antepone el diálogo, la reconciliación y la paz. Además, reconoce el alto grado de corrupción existente en el país, en la gestión pública y en el accionar económico-financiero privado, por cuanto éstos sectores se asisten de triquiñuelas, compadrazgos, testaferrismos, compra de conciencias, chantajes, ventajismos y hasta amenazas para obtener prebendas, contratos, recursos, bienes, insumos, facilidades y ventajas; para ello acude al llamado a la conciencia moral y la colaboración indeclinable del ciudadano Fiscal General de la Nación, apreciado amigo y poeta Tarek William Saab, y de otros organismos de seguridad y colaboradores de la justicia.
Ante el creciente señalamiento de que las fuerzas armadas actúan flagrantemente dentro del cuadro de corrupción del país, y ayudan al bachaquerismo y manejo doloso de la comercialización y despacho de alimentos, entre otras acciones; antepone el alto nombre e incuestionable nivel de compromiso del componente castrense mediante la unión cívico-militar, y la defensa de la seguridad nacional y el estado de derecho.
Ante el bloqueo internacional y la injerencia trasnacional de las potencias europeas y norteamericanas, se asiste de valor y acude a la unión suramericana y los acuerdos estratégicos rusos, chinos e iraníes, entre otros. Ante las muchas críticas de gente de adentro y de afuera de la revolución, acepta que se la hagan críticas constructivas y propuestas de todo orden, con seriedad y precisión. En fin, se pueden añadir otras perspectivas como las anteriores, pero pasaré al campo preciso de las propuestas.
PRIMERO.
Señor Presidente, en mi artículo "¿Qué Venezuela queremos?", publicada en aporrea,org días atrás, le señalo muchas propuestas. Pero empezaré por la más cercana a mi oficio de profesor universitario y escritor. Convoque con premura a un grupo de al menos cuarenta poetas, narradores, escritores y analistas políticos, de la izquierda comprometida y de la izquierda zorra también, y escuche nuestras voces. Tal vez le parecerán severas, pero no creo que haya voluntad de adulancia en quienes estamos dispuestos a ayudarlo a enrumbar este barco. Puede hacer lo mismo con otro grupo de 40 economistas, 40 académicos, 40 politólogos, sociólogos, médicos, empresarios estratégicos de las regiones, productores agropecuarios, cultores artesanales, etcétera, que debatan a profundidad durante dos días la realidad del país y su necesaria reorientación, y reúnase usted en persona con esos grupos de cuarenta, oiga y debata, sin encadenarse, con cada grupo, en sesiones también cortas de tres a cuatro horas, para que al final tenga una visión orgánica de lo que usted pide al país, y de lo que el país realmente necesita de usted como jefe de estado. Más allá del poder comunal y los consejos de gobierno, de ministros, de partido y de su entorno, estimo que esta estrategia le va abrir los ojos en muchos temas puntuales.
SEGUNDO.
Señor Presidente, el punto de venta se convirtió en el principal instrumento de la descarada estafa en la venta de alimentos, respecto al uso de dinero en efectivo. Por ejemplo, un producto como el arroz pagado con punto de venta cuesta Bs. 1.300.000 y en efectivo Bs. 300.000. Es el mismo arroz y viene de las mismas empresas. Esto es absurdo e injusto. Sin embargo, usted ha señalado que dispondrán 150 mil nuevos aparatos para pago electrónico para alcanzar los 500.000 puntos de venta, de manera que el 95 % de los pagos del comercio se hagan por este medio. Es decir, nuestro arroz se alejará 95 % de nuestras bocas por este macabro y perverso uso del punto de venta. Eso es un error, señor Presidente. Regule los precios con la urgencia del caso y penalice severamente a quienes nos matan de hambre mientras abultan sus cuentas bancarias. Nos ilusionó con el nuevo cono monetario que entraría en vigencia el 4 de junio, pero ahora hay que esperar hasta el 4 de agosto. Durante esos dos meses los puntos de ventas nos van a desaparecer del mapa. Una locura. El queso cuesta en efectivo Bs. 600.000 y con punto de venta Bs. 3.000.000. Le pregunto: ¿Dónde hace mercado su señora Cilia Flores? ¿Paga en efectivo o con punto? Por favor, resuelva este asunto con la urgencia del caso, porque ya no aguantamos un día más de robo descarado. Nuestras costillas de perros flacos no se parecen en nada a los mondongos inflados de los compatriotas que gobiernan al país. ¿Es esto posible en revolución? ¿Es noble el pueblo por pasar hambre y aguantar la guerra económica? ¿Ha sentido usted esa guerra económica en su propio estómago? Si alguien quiere un estómago humano masacrado por la hambruna en Venezuela pongo el mío a la orden. Lo dono con vida y todo para que le vean por dentro los estragos del hambre. Después lo pueden comparar con cualquier otro estómago de los altos jerarcas del Psuv y de su entorno, y usted sacará las conclusiones de rigor, acerca de mis verdades o mis flaquezas. Moralmente tiene usted todo el apoyo que necesite de mi cuerpo para esta revolución y mil revoluciones bolivarianas que se nos crucen en el camino, pero no cuente con mi estómago, porque al paso que venimos y al paso que vamos, no vamos a llegar a los diez millones de votos, y tal vez no lleguemos ni siquiera a cinco en el futuro, porque ya estaremos muertos.
TERCERO.
Señor Presidente, el arco minero se convirtió en el arco del dinero. En las minas hay cuartos abarrotados por completo de pacas de billetes nuevecitos de los que usted trajo en enormes aviones rusos, presentados al país con biombos y platillos, y que nosotros apenas manoseamos como limosnas cuando los bancos se dignan entregarnos un billetico de cien o dos de veinte mil. Parecemos un mosquero comiendo caca en las puertas de los bancos, incluso pasando la noche acostados en el suelo, en espera de esos dos billeticos de la limosna nacional. ¿Usted dónde saca el efectivo? Como Comandante en Jefe fíjese que los militares tienen, como los pranes de las minas de Guayana, grandes pacas de efectivo y grandes arrumes de alimentos de los que precisamente escasean. ¿Usted entiende la analogía? ¿Qué solución tiene para eso? ¿La trillada unión cívico-militar? No lo creo. Aunque le cueste un ojo de la cara, acabe con la amoralidad y la corruptela dentro de la fuerza castrense. En particular con los militares que están comprando y enriqueciendo grandes fincas en el oriente del país, en Guayana, los llanos y occidente. Verdaderos capos, con buen ganado, buenos caballos, maquinaria importada por el gobierno para el desarrollo auto sustentable y la soberanía agroalimentaria, y otros blablás del socialismo del siglo veintiuno. Por otro lado, hacen el gran negocio con las cavas de alimentos que circulan por las carreteras nacionales del país, ante la mirada del pueblo, con absoluto descaro y amoralidad. Este tema en particular da asco, señor Presidente. Me perdona la severidad, pero hasta náusea psicológica (como decía Sartre) padecemos por todo esto. No vale la pena abundar en detalles. MORALIDAD, MORALIDAD, por favor, señores guardias nacionales. No pillaje. Vagabunderías. Sinvergüenzuras.
CUARTO.
La gente critica el lobby ministerial de la revolución. Es decir, del mismo modo que el camarada Ernesto Villegas puede ser Ministro de Información o Ministro de Cultura, puede usted ponerlo mañana Ministro de Industrias y Comercio Exterior o Ministro de la Defensa. Igual aplica para Elías Jaua, etcétera. Yo suscribo estas críticas y observaciones, con todo el respeto que como profesionales y camaradas tienen Elias Jaua y Villegas, por señalar sólo dos nombres. Eso huele a rosca aceitada, señor Presidente. Urge un cambio ministerial de abajo hacia arriba. Es comprensible que usted no confíe en nadie para gobernar, pero es peor que nadie confíe en usted para ayudarlo a gobernar. Creo que me explico bien en ese sentido. Esto no significa que usted deba meter a los "cráneos" de la oposición en el gobierno, pero no debe creer que en la revolución todos somos brutos, y que no le podemos servir a usted para ayudarlo a enrumbar la revolución, al gobierno, la gestión pública y el accionar del Estado. Como detalle aparte le señalo que muchos de los nuevos alcaldes y algunos de los reelectos son pichones y gavilanes de la corrupción, bien vestidos de rojo rojito. Muchos de los protectores de estados son protectores de corruptos, y hacen el negocio sucio para obtener su parte. Eso en sentido ético, no es admisible, no es perdonable. Hay gente con privilegios tan miserables como sucios dentro del gobierno, con sus caritas muy lavadas y engominadas, mientras el resto de la población sale a la calle día a día a sufrir de hambre, de miseria, de pobreza extrema. Le puedo poner el caso de mi madre, Cruz María Perez, bedel de escuela de 73 años de edad, hipertensa y artrítica, quien trabajó 27 años para el Ministerio de Educación, quien actualmente pesa menos de 40 kilos. O le pongo mi caso como profesor jubilado de la Universidad de Oriente, con doctorado inútil a cuesta, quien espera desde 2016 el pago de los ocho millones de mis prestaciones sociales para comprarme medio cartón de huevos y un kilo de carne, a ver si aumento de peso. Ya peso 59 kilos. Los demás los perdí en revolución, precisamente, apoyando el proceso a capa y espada. ¡Qué ironía! Piense también en quienes tienen menos que mi madre y yo (menos peso corporal, quiero decir), y que día a día debemos pensar qué hacer para comer un poco de cualquier porquería. ¿Le parece justo esto? Sabemos que no.
QUINTO.
Señor Presidente, este quinto punto será menos anecdótico y menos narrativo. Háblele menos al país y concrete las anunciadas y rete anunciadas nuevas medidas económicas. Corrija la disparidad de precios en artículos de consumo masivo, repuestos y demás bienes y servicios, pagados en efectivo o con punto. Dele menos preponderancia al discurso político repetitivo, trillado y fatigoso, y sorpréndanos cada día con una nueva medida social, económica y política que denote acierto, inteligencia y solución para la agonía del subsistir. Logre los acuerdos con comerciantes e industriales privados para alcanzar la producción interna, y facilíteles los medios indispensables para ello. Suprima esa burocracia bancaria que no nos permite obtener créditos para sembrar a pequeña, mediana y gran escala. Supervisen las siembras y el uso correcto de los créditos pero háganlos accesibles y rápidos. Pague de una vez las deudas públicas a profesionales y trabajadores jubilados de la salud, educación, bomberos, policías, entre otros; y compénsenos con un bono que alivie las penas de esta vejez con hambre. Mejore todos los servicios públicos del país, en especial los de transporte, agua, hospitales y electricidad. Vaya más allá de la Misión Vivienda. Hemos visto en Pariaguán cómo las farmacias venden las medicinas a los bachaqueros. Eso pasa en todo el país. Los centros de salud también le venden las medicinas a las farmacias. Un juego macabro con las medicinas. ¿Qué locura es esta? Reactive los mercales y pdvales sin administradores corruptos y cogollos partidistas, porque eso del Clap no llega a ninguna parte, aunque usted se de golpes de pecho. Viva en el barrio Simón Bolívar 2 de El Tigre y verá cómo se mueve esto. Durante la juventud nuestra, el poeta fiscal Tarek William Saab visitó muchas veces nuestro rancho familiar. Si lo visitara hoy, lloraría de la tristeza como lloramos nosotros. Ni Clap, ni agua, ni nada. Sólo plomo, malandros, perros flacos y hambre. Créame que no son cuentos. En definitiva, señor Presidente, fájese con este país como lo espera el pueblo. Para ello debe ser más creativo y más arriesgado. No señalar los hechos que todos conocemos, sino enfrentarlos y corregirlos. Enfrentar los monstruos de afuera con valor, como siempre lo hace, pero enfrentar los monstruos internos que le ponen la mano en la cara para que no vea más allá de la nariz. Por último, acuda a la reserva moral de este país que es más fuerte y más grande que toda la reserva probada de petróleo que tenemos bajo los pies. No tenga dudas de eso. Para todo lo demás, nace el sol y está un Dios bien grandote allá arriba en el infinito. Es lo que creemos. Usted tiene la palabra.