No sólo en Venezuela, sino en todo el planeta, la política carece de visión de humanidad, se confina al interés mezquino de lo inmediato. De esa manera absurda se va labrando la extinción de la vida. La política castra a la inteligencia, va seleccionando la sagacidad para lo pequeño, desecha la preocupación por los grandes problemas de la supervivencia humana.
Las elecciones marcan los tiempos humanos, cinco años es el horizonte estratégico, se gana una elección y ya se piensa, se obra con la mente puesta en la próxima elección; cómo ganarla, cómo llevar el rebaño a las urnas es la guía de la acción. En el fondo de esta conducta política está la conducta económica, la política debe proteger a la economía, y la economía tiene como fin el lucro, atesorar dinero, capital, no importa si arrasan con el clima, si devastan bosques, si contaminan mares, secan ríos, crean desiertos donde antes hubo selvas, derriten a los polos. Este binomio de economía criminal y política cómplice es la plaga de esta fase que podría ser el final de la humanidad, de la vida.
La humanidad ha detectado el peligro, muchos intentos de parar la marcha hacia el abismo han sucumbido en las aguas de la codicia. Aquí en Venezuela ocurrió uno de estos intentos. El Comandante Chávez creció en la comprensión del peligro que corría la humanidad, pudo ir más allá de la política corta, habló del peligro ecológico, detectó al enemigo principal, propuso la solución.
Lamentablemente, los sucesores cayeron víctimas de la política corta, más les importó permanecer "como sea", más pudo la codicia. Por allí corre una foto tenebrosa del presidente besando a un lingote de oro, símbolo de la destrucción del Arco Minero, símbolo de la insensatez, de los valores de la especie enajenada, que cambia bosques, clima, agua pura por capital.
Pocos hablan del peligro que corre la humanidad, y quien lo haga queda como un espécimen de zoológico, un bicho raro, bueno para ser observado y seguir caminando comiendo cotufas. La humanidad se ocupa de sus elecciones, aquí ya viene una de concejales, allá duque le gana a petro, más allá macri, en Brasil lula y temer montaron un espectáculo que distrae más que el campeonato de fútbol, obrador gana en México. El mundo gira alrededor de lo pequeño, visión corta.
La paradoja es espantosa, quien se salga del libreto no gana elecciones, y quien no gane elecciones no existe, es la real política, lo concreto. Quien hable de los grandes problemas no tiene oyentes, sólo el chisme da audiencia; el vestido sin mangas de una actriz convertida en miembro de la realeza británica es más noticia que el continente de plástico que acusa desde el océano al capitalismo; el índice de polución de las grandes ciudades es menos noticia que las encuestas de los candidatos de una elección cualquiera en un país cualquiera. Y mientras la humanidad se distrae, se van destruyendo las condiciones para la existencia de la vida.
De todo esto surgen preocupantes incógnitas: ¿Podrá la vida, podrá el humano corregir el rumbo? Si no lo hace, ¿tendrá la vida mecanismos para defenderse de una especie destructora? Chávez propuso el socialismo como respuesta a la paradoja de la vida, sus hijos lo desoyeron, la humanidad quedó huérfana una vez más.
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