Es difícil el pronóstico político, lo social tiene muchas aristas y muchos son los factores que escapan al análisis. A veces el futuro se manifiesta en una sola señal nítida, a veces se resiste a mostrarse al presente.
En días pasados un hecho pasó desapercibido. En el centro de Caracas un modesto busto del Che fue víctima de un atentado explosivo. El suceso merece atención, ¿Qué puede significar, qué señal nos envía el futuro?
Sucede en zona de influencia humilde. Es un atentado contra el Socialismo y contra un símbolo de la Revolución Cubana y mundial. Se presume que la propaganda anticubana y antisocialista ha contaminado a sectores humildes. Quizá las penurias de hoy sin el acompañamiento de una explicación ideológica, tal vez la pérdida de credibilidad del gobierno, quizá la pérdida de la pasión chavista ayudan a crear ambiente propicio para esta propaganda.
Las bases psicológicas del fascismo preceden a su aparición concreta, sin duda esta explosión en una señal preocupante. La soberbia de los gobernantes, que los lleva a creer sus propias mentiras, los imposibilita para ver lo que se fragua detrás de las apariencias, el fascismo asoma sus colmillos, se siente el hálito de la bestia. Estas son las consecuencias del abandono ideológico de la masa, de la política errada de comprar afectos con bonos, con chantajes, es la consecuencia terrible de haber abandonado las enseñanzas de Chávez, de haberlas falsificado, de convertirlas en imagen hueca.
El gobierno, de acuerdo a su carácter, ignora estas señales, sigue campante en su burbuja aislado de la realidad y de las señales del futuro, se conforma con permanecer, no le importa que sea sobre los escombros morales de la sociedad.
El atentado a la estatua del Che demuestra una falta de gobernabilidad, no simplemente policial, sino más importante, una falta de hegemonía ideológica. El gobierno pierde la batalla ideológica, el Chavismo arrinconado por el propio gobierno no cautiva a las masas más allá del núcleo duro que resiste a los disparates del gobierno y al bombardeo de la derecha externa. La socialdemocracia, débil de naturaleza, no dirige, carece de mensaje, espera que otros le hagan el mandado. El vacío, como siempre ha sucedido en la historia, lo va llenando el fascismo. ¿Qué sucederá mañana cuando ese fanatismo incubado se desate, quién conducirá a esa masa sedienta de venganza?
Ya Ramos Allup, cuando se creía camino al triunfo, sacó las imágenes de Chávez del congreso, después de esto varias veces se sentaron con el gobierno, juntos enterraban al Chavismo. Ahora ya podemos suponer qué harán cuando les llegue el momento.
Para la derecha fanática, fascista que asoma en el horizonte, el acto simbólico del entierro del Chavismo, la voladura del Cuartel de la Montaña, sucederá envuelto en el silencio dramático de la masa, como hoy ocurre con el atentado al Che, a la Revolución mundial, al Socialismo.
Los líderes chavistas auténticos tienen el deber de defender a Chávez antes de que todo esté consumado. Hay que retomar la batalla ideológica, desechar las concesiones al capitalismo, defenderlo hoy para no tener que llorarlo mañana.