Este gobierno ya desarrolló todo su potencial, de él no se puede esperar algo mejor. La economía es un desastre, no tiene un plan ni la menor idea de qué hacer. Tuvo la insensatez de acabar con la gallina de los huevos de oro, arrasó con PDVSA, permitió que un fiscal saciara en la industria su odio, su vocación destructiva. El resto de la economía es un desastre, el gobierno consiguió construir un raro fenómeno económico, una hiperinflación sin billetes, sin efectivos, los conos monetarios se evaporan antes de circular, algún economista sabrá como se llama esto. Y consiguió convertir a la sociedad en un caos, la guerra de todos contra todos llegó a niveles no conocidos por nosotros, el egoísmo es la norma, todos temen a todos. De la política hizo un circo barato, de la mentira una norma.
Ya todo está sobre la mesa: este gobierno no da más, se agotó y se fue por el barranco de su ineptitud y en la caída se lleva al país, ya nada justifica su permanencia, su origen es dudoso y su accionar un desastre. El cumplimiento de las leyes es deficitario, no hay constitución y ahora la Constituyente está poco menos que desmantelada, por lo menos está paralizada, ese suprapoder ni lava ni presta la batea, quedó para museo, como deposito de los indeseables. Vivimos un vacío económico, político y, lo que es peor, ideológico; el país está a la deriva, en estas condiciones cualquier crueldad puede prender en las masa huérfanas.
Llegó la hora de hacer, no hay tiempo para más volteretas, estamos en las orillas de un caos, no hay dirigencia creíble, la masa hambrienta está desesperada en medio de la tremenda inflación y la inercia del gobierno. Ya aparecen las grietas en el gobierno, las críticas, endulzadas es cierto, surgen de las entrañas de las filas oficiales; se señala desde adentro el comportamiento fascista de la represión en los barrios, se critica duramente la política económica, se clama por solucionar la inflación, la escasez. En murmullos, los comentarios recorren los pasillos y las oficinas hasta del mismo Miraflores, el descontento se ve en la caras de las figuras más destacadas.
No es hora de cálculos egoístas, que cada quien asuma su responsabilidad, los líderes chavistas que den un paso al frente, que se definan: ¿cuál es su posición, están con esta moribunda gestión o proponen sustituirla?, ¿cuál es el método que proponen?, ¿esperarán que todo se derrumbe, que una chispa encienda la pradera para después hablar?, ¿esperarán la solución fascista que se asoma en la psiquis colectiva y en las entrañas de la política?
No hay tiempo para pañitos calientes, no hay soluciones posibles con este gobierno, no hay paz, no hay respuesta a nada. La única solución, la única discusión debe ser la manera de salir de este gobierno. Sería oportuno una reunión urgente de los chavistas de adentro y los chavistas de afuera, hay muchos líderes chavistas que la pueden convocar, es hora de buscar soluciones, de tomar acciones antes que el fascismo nos alcance.