El presidente obrero Nicolás Maduro ha ejercido su derecho constitucional a designar nuevos ministros, lo que siento que era un clamor popular esperado y deseado por las mayorías; sólo que tengo una percepción personalísima que me dice “que no son todos los que están, ni están todos los que son”. En particular me sorprende el cambio del ministro de salud Luis López, quien a pesar del duro bloqueo económico, comercial, arancelario de los cuales todos somos víctimas y el sector salud en particular; venía dando una pelea importante para sacar adelante la gestión en medio de tamañas dificultades que impiden la compra de medicamentos, insumos, entre otros elementos requeridos para el buen funcionamiento del sector, que al final terminan afectando a la población en general.
Hablo de un ministro que logró con muy poco margen de maniobra, consolidar un convenio sólido con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para dar respuesta a un sector vulnerable víctima de la guerra económica como los pacientes oncológicos y trasplantados, logrando burlar el feroz cerco económico; además de garantizar la adquisición de importantes rubros de medicamentos para padecimientos como la malaria y otras enfermedades que han tratado de explotar mediáticamente para afectar la gestión del gobierno bolivariano.
No cuestiono el derecho constitucional de nuestro presidente obrero, ni descalifico a quienes están asumiendo la nueva gestión; sólo que me parece que Luis López, quien demostró capacidad en la recuperación de importantes infraestructuras de salud (CDI, hospitales, ambulatorios, etc.), que había adelantado un esfuerzo sistemático por cubrir la deuda quirúrgica con el Plan Quirúrgico Nacional y todos aquellos datos institucionales de gestión que los mismos medios oficiales y la cuenta twiter personal del saliente ministro @LuisLopezPSUV nos informaba, lo deja a uno desconcertado; además mediáticamente era uno de los pocos ministerios en mostrar resultados concretos en áreas tan sensibles y que de alguna manera ya le había tomado el pulso a la gestión de tan importante institución.
El tema ahora es lo de siempre, el arranque de una nueva gestión con los mismos estándares que pareciera caracterizarnos como gobierno; “lo anterior no sirve y debemos empezar de cero”, un periodo de al menos 6 meses para ajustar un equipo de confianza y la incertidumbre de un pueblo que espera por soluciones prontas y oportunas del gobierno revolucionario.