Calmadas explosiones de tranquilidad. Estruendosa paz extendida por todo el territorio nacional. Calles, avenidas, parques, canchas deportivas. Barrios, urbanizaciones, pobres, ricos y clase media todos unidos en una calma que despierta los sueños.
Sueños de niños que pueden crecer sanamente, porque no hay armas, ni borrachos en las calles. Sueños de jóvenes que pueden estudiar y expandir sus mentes, porque no hay lugar para la malicia, la suciedad y el escándalo. Sueños de una sociedad conociendo la civilización.
Una sociedad que trata bien a sus animales, con un comportamiento humano que le permite llamarse como tal. Porque una sociedad que hace cosas humanas, estará habilitada para vivir como humana. Una sociedad que no celebra la viveza y que en su lugar la condena, no tenderá a ser víctima de ella y por ende de sí misma. Una sociedad que no refleja caos, no lo producirá. Una sociedad que refleja paz, estará habilitada para construir lo posible.
El equilibrio entre bondad y justicia es una de las piedras fundacionales donde se estructura el carácter. Una sociedad con una justicia justa no tendrá que vivir bajo una justa injusticia... No necesitamos experimentar, necesitamos hombres realmente justos y buenos.
Un Nuevo Comienzo.
Hace unos meses, justo antes de las elecciones presidenciales, hicimos un llamado a ir hacia un nuevo comienzo, sin pedir permiso a nadie. Nos referíamos a un proyecto de sociedad. Hoy, a quienes se apropian de los términos, los invitamos a apropiarse también de las ideas y de la práctica. Los invitamos a no quedarse en heno y a llevarlos a cabo.
La raíz del problema no es política ni económica, es cultural. Una sociedad sana produce cosas sanas, como por ejemplo: una economía sana. Una sociedad sabia no necesita experimentar en lo básico, porque ya lo sabe, es sabia... Y lo básico, la base, es JUSTICIA, PAZ Y CIVISMO.
Una vez que haya una base fuerte, se podrá construir sobre ella. No al revés.