Corriendo el riesgo de ser acusados de cualquier barbaridad, nos atrevemos a proponer una reunión entre Diosdado Cabello y Rafael Ramírez. Nos motiva, nos decide a esta petición, el artículo "Ya no hay tiempo", de Ramírez, aparecido en Aporrea el domingo 1 de julio de 2018.
El Ministro Ramírez plantea en su artículo la grave crisis que atraviesa el país, establece las causas de esa crisis en la gestión errática del gobierno, y propone como paso previo a la solución de los problemas que el gobierno de maduro se haga a un lado. Luego, Ramírez adelanta para su discusión algunas medidas del posible nuevo gobierno.
Con Ramírez se puede estar en desacuerdo en muchos puntos, pero es difícil discrepar en que vivimos una terrible crisis que amenaza con encontrar salidas aún más terribles. Es difícil discrepar en que este gobierno madurista no puede resolver la crisis que él mismo creó. Es difícil discrepar en que los dirigentes chavistas deben hacer algo.
Si esta es la situación dramática, ¿cuáles serían las acciones de los dirigentes chavistas? Sin entrar en profundidades que sólo a ellos competen, podemos decir que una acción previa es reunirse, verse a los ojos, decirse lo que haya que decir. Poner por encima de lo personal el futuro de la Patria, del Chavismo.
Diosdado y Ramírez, estos dos líderes indiscutibles, tienen el deber de por lo menos hablar. A los dos la masa los percibe como chavistas auténticos, leales. La sola noticia de esta reunión sería una señal de esperanza para las masas sometidas a un proceso de descomposición, o como diría el Che, a un proceso embrutecedor. No hay nada justo, lógico, entendible que se oponga a esta reunión, sólo el absurdo de una represión abierta y también oculta que persigue desmembrar el corazón chavista, aislarlo, desprestigiarlo. Esta reunión indicaría que los chavistas rompieron el cerco, se elevaron por sobre la mezquindad y pusieron por delante el interés de la sociedad.
Sabemos, no hay necesidad de ser adivino, que Ramírez está sometido a una brutal censura, es un proscrito, esto dificultaría el encuentro, pero al mismo tiempo es prueba de su necesidad: algo debe andar mal cuando estos dos líderes no se pueden reunir, cuando proponer una reunión de estos líderes es un anatema.
Hoy existen muchas maneras de comunicarse, como dice el Zancudo: los gringos mandaron un carrito para Marte, ¿no van a poder comunicarse dos habitantes del planeta tierra? No hay excusas para no hacer esta conversación. Después pueden venir otras con otros invitados, no los nombramos, todos los conocemos.
Esperamos, tenemos esperanzas en esta reunión. Pero conocemos los obstáculos, confiamos en la valentía y la inteligencia demostrada, probada en combate de estos líderes. Entenderán que no es posible seguir satanizando la discusión, no es posible que se resuelvan las discrepancias expulsando, desprestigiando, borrando la crítica, ignorando la realidad.
Esta reunión y otras ampliadas con otros líderes serán una buena preparación para el Congreso del PSUV, éste no puede ser un tubo, una sólo opinión, una unanimidad sospechosa y suicida.