La crisis de liderazgo arrasa con PDVSA

Mientras nos distraemos con los zapatos de jorgito, mientras el gobierno insiste en sus mismos errores y es tenaz en el absurdo de hacer pasar por Socialismo una imposible regulación del capitalismo, en mantener a la masa domeñada con unos bonos que son fantasía, la crisis avanza, la Patria se desdibuja.

En Venezuela, la medida de la salud del país es la industria petrolera. Es así, petróleo y sociedad son polos de una misma realidad, uno se refleja en el otro, se influyen mutuamente. Si queremos saber cómo va el país fijémonos en PDVSA, si queremos conocer qué pasa en la petrolera veamos lo que pasa en la sociedad. Se deduce que la política presenta su examen final en la sociedad y en el petróleo. Veamos.

La sociedad confronta una bestial ausencia de liderazgo que amenaza en convertirnos en un país de mentira. Aquí todo se va diluyendo, convirtiéndose en ironía, en falsedad. No hay moneda, sólo espejismos, el bolívar fuerte no existe, el bolívar soberano es ilusión, pocos creen que vendrá en agosto, el petro es un sarcasmo; el petroglifo, una ofensa a la cultura y la inteligencia. No hay gobierno, no hay gobernabilidad; una orden del gobierno, un anuncio, es desestimado, todos saben que es un bluff, una bravata. No hay credibilidad en ningún liderazgo; la mud es tan nula como la Constituyente, la asamblea es un parapeto, el exilio está lleno de poderes bufos. La realidad es negada por todos, la mentira es la norma... y podríamos llenar toda la página con las calamidades. Digamos, en resumen, que vivimos un caos, la sociedad se desmorona aceleradamente.

La situación social se refleja en PDVSA. No entremos en detalles, todos sabemos que el fiscal, con la anuencia y el aplauso del gobierno, atropelló el alma de la petrolera, todos sabemos que los dos presidentes de PDVSA, uno que calla y el otro que no entiende ni para administrar una bomba de gasolina. La realidad es dramática, no se aumenta la producción, al contrario, desciende a niveles de ruina.

La gran verdad, inocultable, es que la poderosa PDVSA se hunde, algo hay que hacer. Ya no se trata de la suerte de un gobierno, no es un asunto de lealtad con personas, hoy se está jugando la suerte de la sociedad, de la Patria. Si PDVSA continúa su derrumbe, el país naufragará con ella.

Y sabemos que la petrolera no se salva sin salvar el país, no es ya un problema gerencial en la compañía, es un asunto de liderazgo social. Hay que reformularlo todo, el país, la sociedad, la petrolera, no hay remedios aislados.

No es posible esperar más, vivimos tiempos de un nuevo liderazgo que crecerá, se consolidará sobre la audacia política. El Chavismo tiene el deber de parir un liderazgo, allí en sus entrañas está la posibilidad. Falta la grandeza de miras, la inteligencia para entender que los tiempos cambian, que vivimos tormenta decisiva.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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