La situación de asfixia económica reinante en todos los venezolanos de a pie, que compramos nuestros artículos detallados en abastos, bodegas o mercados al aire libre es alimentada, en buena medida, por la incapacidad de algunos dirigentes de bases que se alinearon a los intereses de los mal llamados encumbrados.
El tema de la comida es un asunto que pica y se extiende por cuanto en Venezuela la renta petrolera es un negocio para "reymundo y todo el mundo". Los empresarios venezolanos se acostumbraron a percibir divisas del Gobierno para importar mercancías sin producir en lo absoluto. Tal práctica conlleva a que esos recursos financiados por el Estado sean depositados en bancos extranjeros. Uno de los argumentos del Gobierno por mantener el actual control de cambio que pesa sobre nuestra vapuleada moneda: el bolívar. De ahí, entonces, que muchos se hayan querido arrimar a tales formas de "joder" al pueblo como efectivamente lo están haciendo muchos disfrazados de revolucionarios en el alto gobierno y otros "patas en el suelo", que han querido igualarse a los encumbrados.
Es por ello que soltar el coroto no es cosa fácil y más aún en las condiciones en que se encuentra adquirir comida, artículos de higiene, medicinas y vestimenta. Quienes se manejan por esas corrientes que denominamos bachaqueo, especulación, usura, acaparamiento perdieron el sentido de la sensibilidad social y todo lo que hagan desde la comodidad de sus cargos será para beneficio propio. Ahí está el caso de los encumbrados de las UBCH en buena cantidad de municipios a lo largo y ancho del país, quienes se han endiosado con las políticas sociales del Gobierno Revolucionario, teniendo a merced a los CLP y los Clap para de esta forma contrarrestar la figura de los Consejos Comunales.
Como punto y círculo de amedrentamientos y exclusiones a todo tren en zonas rurales y urbanas se sabe estas organizaciones se han convertido en tribus arrogantes, pendencieras y hasta discriminatorias de los beneficios que de forma regular el gobierno entrega por medio de bolsas o cajas de comida. ¡Esto no puede ser! Pero desde luego hay que hacerse la pregunta: ¿Tal praxis proxeneta propia de los amasadores de miseria es heredada de quién?
Las masas populares y, especialmente, la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela tiene un nuevo compromiso de reordenar las bases políticas del partido de cara al IV Congreso este próximo 15 de julio cuando tengamos unas nuevas elecciones para escoger a los próximos delegados UBCH para un período de 4 años. Desde este punto de vista, se entraría en una fase de acoplamiento que pudiera devolver la confianza a un pueblo que se siente burlado, estafado, timado, anulado, famélico y robado por culpa de unos malos vividores que han mejorado sus condiciones de vida a costa de la sangre, sudor y lágrimas de sus propios vecinos y amigos. No exageramos en esta parte, porque si decimos hermanos y compatriotas el dolor es mayor y la vergüenza muy superior.
Vale entonces plantearse: ¿qué sería de la masa sin candela?, recordando la canción de Silvio Rodríguez para que nos hagamos sentir en defensa de los principios y valores de ser revolucionarios y salvar la patria de Bolívar, Chávez y de cuantos han muerto por esta Venezuela que se resiste a sucumbir a los intereses de los capitales extranjeros y los vicios de la dirigencia criolla venga de donde venga.