Todos los días, los venezolanos amanecemos más pobres, y pobres de solemnidad. Una pobreza atroz, escandalosa, exasperante, que ataca (por hambre) el estómago de las familias y la dignidad más profunda del ser humano.
Pero esto no es relevante para quienes toman decisiones políticas y económicas en Venezuela. Un poder político compuesto por gente acomodada, que poseen propiedades y recursos económicos, que le permiten sortear con tranquilidad económica este desastre de país en que han convertido a Venezuela, unas gentes que aferrados al poder político, a la renta petrolera y a los tesoros del Estado venezolano, viven otra realidad, muy aparte, de la que vive en carne propia el pueblo todo de Venezuela.
Este viernes 3 de agosto de 2018 compre 1 kilogramo de arroz en 4 millones 300 mil bolívares y 1 kilogramo de azúcar en 3 millones 200, cuando el único ingreso que tengo es mi pensión de vejez de 4 millones 400 mil bolívares. Mis ahorros se han volatizado, al igual que muchos electrodomésticos, instrumentos musicales, objetos de mi casa que he tenido que venderlos a mi pesar para poder comprar alimentos para mi familia.
Todos los días es una calamidad llevar el pan a la boca de los míos, a pesar que en el interín el Presidente de Venezuela (Nicolás Maduro), haciendo caso omiso, ha violado todo el ordenamiento constitucional de Venezuela (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) que garantiza la primera importancia de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la alimentación y a tener sueldos, salarios y pensiones que protejan el costo de la Canasta Básica Alimentaria (IPC: Índice de Precios al Consumidor).
Recordamos que la letra de la Constitcuión Nacional de la República Bolivariana de Venezuela debe ser respetada no obstante:
"Artículo 25. Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución y la ley es nulo, y los funcionarios públicos y funcionarias públicas que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos, sin que les sirvan de excusa órdenes superiores".
Pero han sido violados con descaro el articulado de la Constitución Nacional donde se preserva que los trabajadores y trabajadoras, pensionados y funcionarios, tengan sueldos, salarios, pensiones que otorguen dignidad al ser humano:
"Artículo 80. El Estado garantizará a los ancianos y ancianas el pleno ejercicio de sus derechos y garantías. El Estado, con la participación solidaria de las familias y la sociedad, está obligado a respetar su dignidad humana, su autonomía y les garantiza atención integral y los beneficios de la seguridad social que eleven y aseguren su calidad de vida. Las pensiones y jubilaciones otorgadas mediante el sistema de Seguridad Social no podrán ser inferiores al salario mínimo urbano. A los ancianos y ancianas se les garantizará el derecho a un trabajo acorde a aquellos y aquellas que manifiesten su deseo y estén en capacidad para ello".
"Artículo 91. Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. Se garantiza el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la empresa. El salario es inembargable y se pagará periódica y oportunamente en moneda de curso legal, salvo la excepción de la obligación alimentaria, de conformidad con la ley".
"El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La Ley establecerá la forma y el procedimiento".
Las medidas económicas que hasta el presente se han tomado en Venezuela (y hablo de los años 2018, 2017, 2016, 2015) , afectan gravemente es al pueblo llano y se han dejado, a su libre albedrío, a comerciantes, empresarios, especuladores y estafadores que fijen los precios de los alimentos y medicinas según las leyes del MERCADO; un mercado a todas luces manipulado en beneficio del GRAN CAPITAL y en desmedro de la Gran Mayoría del Pueblo Venezolano.
Un pueblo venezolano que ha sido empobrecido como nunca en toda la historia de Venezuela, y que padece grandes problemas de desnutrición, hambre, enfermedades de toda la gama de la miseria.
Hablan del pueblo, pero solo para llenarse la boca, pero en la realidad gobiernan es para la oligarquía explotadora que ha sido la dueña de la renta petrolera en toda la historia de Venezuela. Hablan de socialismo pero lo único que han logrado democratizar es el hambre, la pobreza y la miseria.
Esto debe cambiar. No debe someterse a todo un pueblo a una barbarie tan enorme como la que sucede en Venezuela, mientras un gobierno no gobierna para las grandes mayorías de población y deja sin tocar, ni con el pétalo de una rosa, los grandes capitales de la burguesía nacional e internacional que han hecho su agosto: hacen oposición inflando los precios de alimentos y medicinas a la vez que consiguen los mayores niveles de ganancias y superávit en toda la historia republicana de Venezuela.
En Venezuela no hay socialismo, el gobierno no está al servicio del ciudadano y la ciudadana de la generalidad del pueblo llano; lo que existe es un capitalismo salvaje, expoliador, dependiente, muy mediocre, que borró los altos niveles que alcanzó Venezuela en cuanto a bienestar se refiere bajo el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías, y los presidentes que gobernaron Venezuela en la llamada IV República.
La Clase Media en Venezuela se esfumó, desapareció, no existe y Venezuela ahora solo se divide entre ricos, gente muy rica, y pobres, las grandes mayorías de Venezuela, que no pueden ni siquiera adquirir los alimentos básicos y medicinas.
Esto que acontece en Venezuela es un bodrio, un desastre histórico que debe ser suprimido, eliminado, borrado, en forma inmediata pues muchos venezolanos y venezolanas de distintos signos han estado muriendo y es menester detener todo este horror.
Me dirijo a la conciencia de todos los venezolanos, a mis amigos, a mis lectores, por cuanto es menester levantar una Venezuela humana, llena de sabiduría, solidaria, pacífica, trabajadora y plena de justicia para salvar y salvarnos del horror presente que vivimos con estupor.