"Quien se miente y escucha sus propias mentiras
llega a no distinguir ninguna verdad,
ni en él, ni alrededor de él".
Fiódor Dostoyevski
Nunca se imaginó Rafael Ramírez Carreño, el difícil obstáculo que se iba encontrar, al aspirar a la Presidencia de la República: Nicolás Maduro Moros. Estuvo más de diez años en el corazón de la economía de Venezuela: PDVSA, y al salir empezó su alharaca contra el Presidente. Nadie sabe de dónde surgió para ocupar tan importante cargo, cuando en nuestros país se consiguen brillantes ingenieros, relacionados directamente con la industria petrolera, más, cuando lo importante en toda actividad en la vida, es la honestidad, cualidad fundamental para erradicar la corrupción, de lo contrario siempre estaremos al borde del precipicio.
No podemos culpar al Comandante Chávez, por haberle dado tan grande responsabilidad–cualquiera se equivoca– más en un país, dominado en los últimos cuarenta años –antes de llegar al poder– por los todos "poderosos" AD y COPEY, sembrando en la mente de la mayoría de los profesionales una desaforada ansiedad de hacer dinero a manos llenas.
Entre los problemas encontrados por el valiente combatiente Nicolás Maduro, precisamente estaba el de Rafael Ramírez. Al tomar las riendas del gobierno, le empezaron a llegar las informaciones de malos manejos de las finanzas de la principal fuente de ingresos de divisas de nuestro país. Tan complicada era la tarea de quitarlo, como empezar a enderezar las cargas en medio del difícil camino, convertido en un verdadero campo minado por los eternos enemigos del pueblo. Al no poder sacar a Chávez, enfilaron las baterías contra Nicolás Maduro, utilizando todos los medios posibles, y entre estos estaba la mano oculta del Rafael Ramírez, a quien le brotaban por los poros las ansias de ser candidato –muchas veces lo ha insinuado– y para esto se venía preparando, sin apartarse del gobierno, pero se consiguió un Presidente, informado, y dispuesto a enfrentar a los enemigos de la patria, y en el momento más oportuno, se la jugó, mandándolo a la ONU, donde presentó su renuncia.
Desde ese momento, el señor Ramírez, no ha dejado de chocar con la invulnerable actitud de Nicolás; reafirmando la decisión tomado por el Comandante Chávez, cuando lo presentó a la consideración del electorado venezolano, sabiendo que estaba antes un trance histórico, por la cercanía de su muerte, echándole un balde de agua fría en la cara, a las pretensiones del solapado enemigo.
Todos sabemos, que equivocarse es de humanos, pero nunca podemos aceptar la traición envuelta en subterfugios, propios de verdaderos cobardes; la estrategia de acusar para escapar de la justicia, la ha venido implementando Ramírez, con pasmosa tranquilidad. Todo esto forma parte de la cantidad de metidas de "pata" en sus largos escritos –muy leídos– de todos los domingos, demostrando una torpeza que deja mucho para pensar. En ningún momento ataca al gobierno estadounidense, y menos a los gobiernos colombianos, quienes se han convertido en la punta de lanza del imperialismo en la región. El enemigo para él, es el "madurismo", utilizando el revanchismo para responder a las acusaciones.
En toda confrontación, llueve, y escampa, y lentamente se empieza aclarar la verdad, como el agua en los pozos, así, viene sucediendo con el señor Ramírez, quien en cada opinión a través de las redes sociales, deja ver su torpeza, porque la desesperación es mala consejera. La última no la entiende absolutamente nadie, al oponerse al anunciado aumento del precio de la gasolina, el cual se encuentra por suelo; tamaño disparate solamente se le ocurre a una persona ofuscada en medios de reiteradas pesadillas, propias de un resentido; parece un caso, entre un millón de pensantes.
Lo lamentable de todo esto, es que algunos articulistas se hayan vaciado el cerebro, presentándolo, como un futuro candidato, cuando ha dado demostraciones de no estar apto para gerencial, ni siquiera una quincalla de productos de bisutería. Uno de ellos, lo señalo, como algo parecido a un mago, porque dejó ver, que de la noche a la mañana, con solamente llegar: todo empezaba a funcionar; algo tan falso, como la exageración del proponente.
En estos momentos el señor Ramírez, se encuentra con una obsesión acelerada contra Nicolás Maduro, quien ha demostrado las condiciones propias para enfrentar cualquier circunstancia; nada lo ha detenido en medios de la cantidad de ataques de ex funcionarios del gobierno del Comandante Chávez, y algunos de su propio gobierno, quienes al verse descubiertos, emprenden la huida, y después se convierten en fichas sobresalientes del imperialismo.
Ese giro de 180 grados los lleva precisamente a la guarida de los enemigos, y después no hay marcha atrás, porque nadie les cree; ni sus nuevos compañeros, y menos de donde salió, porque la traición convierte al ser humano, en una simple pieza para ser utilizada, como dicen los mecánicos ¡para un llegue!
El traidor siempre se rinde en el camino, al despreciar la dignidad por un puñado de dólares mal habidos.