Vientos de esperanza recorren a las masas humildes. Ya no están solas. El hombre más atacado por maduro ya entró en Venezuela. Su sola presencia, el saber que está aquí, es señal de que el Chavismo no se entrega, de que habrá combate contra la deslealtad. Muchas son las voces que pedían que viniera, que diera la cara. Y lo hizo, está aquí, pero no al alcance de las garras del madurismo. Regresó blindado contra el odio del fiscal, lejos de las intrigas de palacio.
Cuando la canalla supo de su presencia la rabia estremeció la tierra, contra él se soltaron los canes: allanaron, patalearon, en Miraflores se oyeron los berrinches rompiendo platos y acusándose mutuamente.
Crearon una brigada especial para buscarlo, la represión recrudece, amenazan a los medios, nadie puede entrevistarlo, el que se reúna con él es maldito.
Sólo saben que está aquí, puede ser que lo ampare cualquiera de sus amigos del gobierno, todavía hay lealtades allí. Sólo se sabe que está en Caracas, puede ser que en uno de los edificios de Misión Vivienda que ayudó a construir; dicen que lo detectaron porque lo vieron en un módulo de Barrio Adentro, los mismos que apoyó desde su gestión.
Algunos sospechan que está en una zona petrolera, aún recuerdan a la PDVSA soberana, a la que producía tres millones. Los altos diretivos lo buscan, les produce alergia, él les recuerda su incompetencia.
Le temen, por su historia, nadie puede acusarlo de derecha, los que pactan con las petroleras, los que entregan la Faja, no tienen moral.
Lo condenan en la alta costra, pero el corazón de los humildes lo siente suyo, de Chávez, aún lo recuerdan jugándose la vida por defender el sueño, enfrentando saboteos y golpes. Le temen porque sigue fiel a Chávez, no pactó con la derecha, al "imperio ni antitético" así, a la derecha nada, su acción está signada por la revolución y la lealtad al Comandante, por eso le temen.
Tiene razón el gobierno de estar asustado, aterrado más bien. En este mar de humillados, de cobardía, de murmuraciones en los rincones y aprobaciones en los micrófonos, en medio del miedo, surgió una respuesta, una campanada de alarma, un llamado a la rebeldía, un gesto valiente. Otros vendrán, se rompió el hechizo, el coraje comienza con el paso al frente de uno, otros lo darán, hay reservas. Esto no puede terminar así. El coraje del 4 de febrero corre en la sangre de los justos, el Paso de los Andes es emblema de muchos. Bolívar alimenta la rebeldía.
Tiene razón el gobierno de estar asustado, si lo capturan se hace un símbolo en la cárcel, iremos allá en peregrinación, el calabozo será el paso más corto a Miraflores. Si no lo agarran, si lo dejan libre, un día se aparecerá en Miraflores y el balcón del pueblo será de nuevo símbolo para los humildes.
Cuídate, portador de la esperanza, tus enemigos son muchos, pero tus amigos son más; cuídate, volveremos a intentar tomar el cielo por asalto.