Si la ONU llevara un ránking por países, sobre cómo la riqueza y la pobreza toman distancia una de otra, Venezuela debería ser una especie de modelo. Los ricos (antichavistas en su mayoría) están intactos o con más riquezas de las que tenían ante de la “revolución” y los pobres se vienen en caída libre hacia el territorio de la pobreza extrema.
Si la el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) decidiera modelar con un gráfico un tipo de índice de Acumulación de Riqueza Humana (IARH) muy parecido al Índice de Desarrollo Humano (IDH), muy seguramente, veríamos un gráfico modelo construido con la realidad venezolana con tres líneas; dos en una constante elevación y una tercera, hundiéndose precipitadamente hacia el piso.
Una de sus tres líneas aparecería en color rojo y con la figura de zapatos deportivos de esos que cuesta un bojote de dólares. Esta línea representaría a un nuevo segmento de la clase oligárquica (boliburguesía), cuyo punto de arranque pudiera ser en 2002/2003 con una estrepitosa elevación.
Una segunda línea gruesa con dos colores (Verde y blanco) que nos mostraría a los ricos de ayer conservándose tan rico o más ricos de lo que eran ayer. Una tercera línea, cuyo color no tiene que ser el negro, que reuniría dos segmentos de la población que eran muy distintos pero que la “revolución” los igualó hacia abajo y no hacia arriba, que era como yo suponía que debió haber pasado.
Estas tres líneas marcarían el nuevo mapa de la opulencia y la pobreza en Venezuela. Esta tercera línea incluirá a los pobres de siempre que vivieron una ilusión y han colocado todas sus esperanza en los bonos. Se incluyen en esta línea, una parte muy numerosa de la clase media que viene empobreciéndose, pero viven con el mojón de superar su condición de pobres con los adecos y copeyanos de hoy y la ayuda de Colombia.
Una clase media que juega a dejarse llevar por su odio. Apuesta toda su energía a ese sentimiento. Vuelven con su desprecio por la política, entregándole a unos políticos que son opositores al gobierno sus causas, pero estos políticos viven en unas condiciones, que no son nada distintas a las condiciones en las cuales vive la llamada bolibuerguesía.
