Estudiando a Diosdado podremos entender un poco este periodo histórico. Al principio de este gobierno, Diosdado conservó el aroma chavista, se resistía a entregarse al capitalismo, recordemos cuando dijo que la burguesía no entraría a la Asamblea, respetaba la crítica. Su posición despertaba esperanzas, se sentía allí el espíritu chavista. Con el pasar del tiempo, fue derivando hacia las posiciones maduristas, aceptando sin chistar las medidas del deslizamiento a la derecha, perdió el espíritu crítico. Ahora, en este momento representa la decadencia del madurismo, la transmutación del Chavismo en este desastre que hoy vivimos. Estudiando a Diosdado estaremos estudiando al madurismo.
Diosdado, en la época de Chávez, era un buen soldado, no necesitaba pensar mucho, sólo seguir órdenes, cumplir misiones, repetir. Luego que esa camada de "dirigentes" quedaron huérfanos, cuando las circunstancias les exigieron pensar, tener criterio, fracasaron, buscaron alguien que les dijera qué hacer, a quién seguir, no importaba que el camino señalado fuera errado, ellos no pueden vivir sin un buey adelante con cencerro. Se cumple así, la ley del rebaño: éste tendrá la característica de su alfa.
Diosdado resume el carácter de los dirigentes del madurismo: nulos argumentos, cero ideas, sólo ataques personales a todo el que no sea adepto, incondicional. Pero Diosdado no es el común, es un militar veterano del 4 de febrero, eso le da otro nivel y otra responsabilidad. Asesinado el Comandante se esperaba otra posición de su cercano colaborador, debía convertirse en referencia del Chavismo, del camino al Socialismo, lo necesitábamos, su prestigio lo autorizaba para ayudar criticando, siendo oídos y ojos, cerebro del proceso que se iniciaba.
Pero no fue así, prefirió el camino fácil de plegarse al poder, de no correr riesgo, de ir a lo seguro, quizá cansado ya de aventuras, ya no había líder que lo llevara a otro 4 de febrero. Sabe que esto no es Chavismo, pero lo niega, se niega todos los días, prefirió la componenda pequeña, el grupito mezquino, perdió grandeza. La historia lo llamó varias veces y él siempre se ha negado, prefirió el salto de la pulga al vuelo del águila. Fue así que de aquella promesa, aquella esperanza, se convirtió junto a otros programas de televisión en un tirapiedras sumiso al gobierno, defensor de cuanto disparate pare Miraflores, de esta manera se convierte en un participante ciego del camino al desastre en que ya vivimos, un cómplice de la traición a Chávez.
Forma parte de un batallón caza chavistas, el que medio se desmarque, el que piense un poquito diferente de los engendros de Miraflores, este batallón se encarga de cazarlo tal como si fuera una pieza en las sabanas del África. Sus argumentos son pobres, repetitivos. Acusan de ser de la cia, de agente, corrupto, todo sin pruebas, todas mentiras que se convierten en verdad por la fuerza de los medios y la sumisión de la justicia. Veamos algunos ejemplos.
Eva Golinger, una chavista de toda la vida, se le ocurre decir algo que todo el país pensó, percibió: "Maduro salió desesperado a buscar una reunión con Trump". Algún funcionario cayó, ingenuo, en la maniobra de la Casa Blanca, envió una señal equivocada, y el hombre se movió raudo, es decir, no aguantó dos pedidas, quedó entre primera y segunda. En lugar de aclarar el incidente, de dar respuestas convincentes, el madurismo suelta al batallón caza disidencia y todo el que discrepe, todo el que no apruebe la desbandada es agente. ¿Las pruebas? No se presentan, no es necesario, el poder le da una patente para decir y acusar de lo que sea al que sea.
Hay un hecho que ilustra bien la conducta troglodita, a mazazos, de esta pandilla. El Ministro Ramírez ha venido denunciando unas irregularidades con la petrolera, de venta disimulada de la empresa, de factores que contribuyen a la baja producción. Además en sus escritos, él de quien se ha dicho de todo, dice una verdad clara: "Quevedo no sabe de petróleo", "por sus frutos los conoceréis", y los resultados de Quevedo son pésimos. Estas denuncias no son refutadas con argumentos por el presidente de la Constituyente, un organismo suprapoderes, de alta responsabilidad con el país, al contrario, se apela a la consabida acusación de corrupto, se acusa al Ministro Ramírez de corrupto. Por una acusación menor que esa La Patilla y el Nacional perdieron una demanda con Diosdado. Pero con ésta no pasará nada.
Esta conducta es funcional al pranato: "el que se mete con mi pandilla, con mi jefe, lo ataco"; "el que pida cuentas, el que señale fallas, es mi enemigo". Y así, como se dirige un pranato, a la macha, sin pensar mucho, se sumerge el país en este desastre.