Comencemos precisando que hablamos de la "revolución venezolana" en todo su significado conceptual-histórico. Es decir, que ese proceso histórico se abarca desde las primeras confrontaciones del "ser local" contra el "ser invasor" con los agravantes referidos a las asimetrías correspondientes a las diferencias culturales, ideológicas, religiosas y socio-económicas en considerando "lo militar" como factor fundamental para las imposiciones consecuentes a "aquel encuentro" entre culturas asimétricas y "no-afines". Aquel proceso tuvo sus especificidades sí lo comparamos con los mismos hechos históricos en la región circundante a nuestro espacio geográfico-histórico desde tiempos precedentes. Es decir, se impuso en el "ser social-local" una idea de contraponer aquellas imposiciones a "sangre, fuego y religión" como era de costumbre en los países y culturas del continente europeo.
El proceso de "continuo rechazo al invasor" tuvo su manifestación principal en el proceso de Independencia en el marco de las características socio-históricas y culturales que se fueran desarrollando como en el marco referente a "la consideración jurídica" que las coronas hispanas así lo consideraron. Es decir, se comenzaría el susodicho "encuentro" con las coronas de Castilla y León para finalizar con la muy afrancesada corona de los Borbones. Aquel proceso de Independencia fue sui generis no solamente por las bases militares que lo sustentaron como también por un cuerpo de ideas cónsonas con los principios fundamentales de la libertad, igualdad y derechos no solo individuales como también en su conjunto geográfico-continental. Aquel proceso "marcó la siquis" del habitante nacional- venezolano que caminaría de lo consciente a lo inconsciente y viceversa.
En ese orden, aún cuando se podría considerar cierta lentitud en el necesario desarrollo estructural-nacional en toda su amplitud, se entra en el siglo XX, según algunos historiadores, en el año 1908, bajo la batuta de dirección de un general no académico pero si de praxis vivida que rompería paradigmas cuando gobernara la nación desde Maracay y no desde Caracas. Serían 20 años después del comienzo de aquella realidad gobernativa cuando se expresara un "hecho histórico" con la protesta estudiantil del "febrero del 28" que rompería "el jarrón chino" de la estabilidad cotidiana de aquella siquis de tranquilidad dictatorial. Es decir, el inconsciente rebelde se transformó en consciente militante.
Aquel proceso de desarrollaría, curiosamente, en el Caribe, Costa Rica, México y Barranquilla para, con el advenimiento del General Eleazar López Contreras, comenzarían aquellos "revoltosos estudiantes ya maduros" sus pinitos políticos en el seno de la Patria. Pero esa misma dinámica encerraba en su seno lógicas contradicciones de bases ideológicas de izquierda.
Cierto es que Rómulo Betancourt militó con perseverancia en el Partido Comunista Costarricense pero serían las contradicciones referidas a las tesis de la Tercera Internacional, el leninismo y la confrontación de los pensares de Betancourt con las tesis del "Grupo de México", cuales se agravarían con aquel alejamiento de las izquierdas cuando Pedro Juliac decide trasladarse desde Trinidad hacia México alejándose, paulatinamente, de aquellas relaciones epistolares que bien cultivaba Rómulo con Josefina Juliac.
La ruptura se encontraba en su desarrollo produciendo un acercamiento hacia el pensamiento bernsteiniano por parte del guariteño. Aquella sería la fundamental contradicción en el marco del pensamiento político de izquierda venezolano que haría que "el estudiante en permanente exilio" se alejara de las tesis de lo radical en propuesta de la izquierda venezolana para proponer y desarrollar aquel pensamiento "internacionalista" discutido y promovido por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, y M.N. Roy para imponer una "revolución democrático-burguesa" en un país "semi-feudal" y "semi-colonial" (Manuel Caballero).
Aquella importante contradicción expresada en confrontación se desarrollaría, fundamentalmente, en el segundo Gobierno de Betancourt y continuaría con su "alter ego" (Manuel Caballero) en el segundo gobierno de Acción Democrática. Pero el "ideario revolucionario venezolano" se mantenía y se mantuvo a lo largo del proceso de la Cuarta República en diferentes expresiones político-ideológicas con las lógicas consecuencias de acuerdos y desacuerdos entre los fundamentales líderes de la izquierda militante venezolana. Serían las conversas de Hugo Rafael Chávez Frías y Douglas Bravo, en Sabaneta, cuales romperían con "lo tradicional" para comenzar a caminar por "lo novedoso temporal" que se conjugaría en aquel "4 de febrero" más de carácter militar que civil-popular marcando una segunda, por fundamental, contradicción entre los pensares de izquierda, contradicción que sería reconocida, años posteriores, por el propio Chávez Frías, quizás, en el marco de la necesidad conceptual de "lo cívico-militar" y no de "lo militar-civil".
La temporalidad del gobierno de izquierda liderado por Chávez Frías, en sus políticas, tendrían contradicciones fundamentales con las derechas ("Golpe de Abril" y "Paro Petrolero") pero el propio liderazgo del Comandante Chávez controlaría las contradicciones a lo interno del proceso revolucionario venezolano, sí se nos permite, bajo una relación control-liderazgo, liderazgo-control, aunque, al tiempo, las derechas, en el marco del lógico proceso contrarrevolucionario-histórico, mantenían las tesis de la "guerra sicológica", la "guerra política", la "guerra económica", en diferentes niveles y de diferentes manifestaciones. Pero sería con su tránsito a la Eternidad y el asumir responsabilidades Nicolás Maduro Moros que aquellas contradicciones con las derechas, propias y extrañas, se agudizarían profundamente por diferentes objetivas variables en curso presente.
El gobierno de Maduro Moros ha transitado por una permanente realidad de contrarrestar los diferentes procesos y manifestaciones radicales que han venido desarrollando, en proceso contra-revolucionario, esas derechas en mención, acciones contra su Gobierno, su persona y las políticas sociales que han afectado, objetiva y positivamente, en los pensares de las izquierdas venezolanas, por diferentes factores sico-político-ideológicos, tanto factores internos, intra-partidos, como por las "causas y sus efectos" que ha venido produciéndose en el propio proceso de la gobernabilidad como desde los diferentes factores gubernamentales y los sectores revolucionarios estadales.
Es decir, según los tránsitos políticos actuales, las izquierdas venezolanas deberían entrar a debatir la actual temporalidad revolucionaria por la cual se encuentra transitando la "revolución venezolana" en todo su contexto en considerando la realidad objetiva del ejercicio del Poder y del Gobierno, como también tener que profundizar en la disciplina y educación de los cuadros revolucionarios ante las "objetivas debilidades" en las cuales camina, en las actuales circunstancias objetivas, la "revolución venezolana".
En ese orden de ideas, se presentan varios e importantes escenarios contrarrevolucionarios a mencionar como fundamentales para extraer lecciones, enseñanzas y objetivar políticas radicales. En primer lugar, está presente en el funcionamiento del proceso revolucionario venezolano un "matrimonio de intereses" conjugado por la "corrupción-bachaquero". Esta contradicción fundamental socaba la siquis del poder popular, agota la honestidad de los cuadros fundamentales y permea en el proceso de la "guerra sicológica y contrarrevolucionaria". Es decir, una política frontal contra esa realidad real presente actualmente en la transversalidad social solo se soluciona con medidas extremadamente graves y delicadas pero fundamentales en el marco de la permanencia del proceso revolucionario venezolano. No es una "chilenización de la economía" es la "implosión de la moral pública".
En segundo término, es reflexionar en la necesidad de comprender el proceso de "acercamiento a China" por parte de sectores conocidos como adversos a ese desarrollo sobre la base de clichés ideológicos atemporales y sustentados en "teoría revolucionaria" asimétrica tanto con lo real-objetivo del propio significado de la nación, Venezuela, en su realidad geográfico-física como en las objetivas realidades que se presentan en profunda contradicción con el "materialismo" en sus dos expresiones filosófico-prácticas. Es decir, objetivar la realidad de la "estructura económica" actual nos debe llevar a tener que diseñar políticas económicas en sus correspondientes temporalidades en función del propio desarrollo objetivo del proceso revolucionario venezolano. En ese orden, el proceso super-estructural, en cambios profundos actuales, deberá adaptarse a realidades objetivas por las cuales se encuentra, actualmente, transitando el proceso revolucionario venezolano.
"Con hambre no hay revolución" tal como se lo comunicó Deng Xiaoping a Mihail Gorbachov ante los sucesos de la "Plaza de Tian Anmen" y como le diría Zhao Ziyan a su mano derecha: "…vamos a hacer la maleta…".
El tercer escenario, es el escenario internacional. No podemos seguir presentando "notas verbales de protesta" que son no solo necesarias sino obligantes sino que debemos profundizar en esa realidad internacional que nos "golpea diariamente". El Presidente Maduro Moros ha repetido hasta el cansancio que está dispuesto a conversar para, posteriormente, pasar a dialogar y alcanzar ciertos acuerdos en el marco del respeto fundamental a Venezuela, su pueblo, su Gobierno y sus decisiones políticas, de Política Interna. Nos referimos, concretamente, a esa debilidad que estamos percibiendo en la izquierda venezolana de "no comprender" las actuales realidades internacionales de "muy fuertes contradicciones" que están rayando la "guerra mundial por etapas".
Le pregunto a las izquierdas venezolanas:
¿Es fundamental conocer en profundidad la realidad internacional y, fundamentalmente, la geopolítica y geo-estrategia mundial en las actuales realidades en curso cuando desde la llegada de Donald Trump, los Estados Unidos de América han entrado en un proceso continuo de confrontación con sus contradicciones fundamentales, Rusia y China, en tanto que como imperio con neo-políticas-agresivas de neo-imperialismo, en el marco de la neo-Dependencia pero fundamentalmente dirigidas a "su patio trasero", en tesis ampliadas por razones histórico-ideológicas, en todo el continente americano, exceptuando a Venezuela, Bolivia y Nicaragua junto con algunos países de El Caribe?
El agresivo proceso de neo-imperial-imperialismo, según conocemos las decisiones alcanzadas en la Casa Blanca, busca la reorientación actual de los escenarios internacionales, según objetivos concretos norteamericanos, con la finalidad, real y objetiva, de desarrollar escenarios geo-militares de "cercar al enemigo", Rusia y China, como también, a Irán y Venezuela. Es decir, al estudiar y analizar las medidas alcanzadas para aplicar los "castigos del Imperio norteamericano" a los países en referencia, observamos la misma "matriz geopolítica y geo-estratégica" en cada uno de los países donde se dirigen "los dardos envenenados".
Rusia se la viene cercando con los países del Mar Báltico, Polonia, Ucrania, todos acompañados por los países-miembros de la OTAN. China se la viene rodeando con Japón, Taiwan, Vietnam y los demás países de la ASEAN, Australia, Nueva Zelandia y aspirando se incorpore la India. En el caso de Irán se perciben los movimientos militares del Estado de Israel y los "terroristas-islámicos", movimientos militares norteamericanos en Iraq, Kurdestán, Jordania y Arabia Saudita, fundamentalmente. Con relación a nuestra revolución venezolana, Estado y Gobierno venezolanos, contra Nicolás Maduro Moros, el "Grupo de Lima" pero fundamentalmente, Colombia, Ecuador y Panamá.
"Ahogar es la consigna" del Imperio.
Ante los escenarios objetivos pre-claros expuestos, los cuadros fundamentales de la izquierda venezolana tendrían que asumir esas realidades, tomar decisiones de conjunto, educar a sus cuadros en la dialéctica de la realidad interna-realidad externa, confrontar, en acordanza, a combatir la corrupción y denunciar puntualmente a la burocracia contra-revolucionaria.
En nuestra consideración hay una muy baja preparación educativo-ideológica en los cuadros revolucionarios, en líneas generales. Es decir, es de obligación "lanzar una revolución cultural revolucionaria de izquierda" y quienes estén con la revolución, serán bienvenidos.