No suelo hacerme eco de polémicas, dimes y diretes entre articulistas, políticos, enemigos de la revolución ni entre colegas de trabajo, mucho menos entre intelectuales.
Sólo cuando se ha tocado la altísima dignidad de seres humanos tan nobles y queridos, como los poeta Ramón Palomares y Gustavo Pereira, me atreví a responder pública y enérgicamente al agravio de que fueron objeto por parte de un mal poeta, resentido y enfermo de toda egolatría, a quien, por cierto, nuestros más altos poetas nacionales brindaron, durante muchos años, afecto solidario, calor de hogar, copas de poesía y abrazos de hermandad.
Ese ser despreciable ni siquiera merece ser nombrado. Los poetas serios de este país lo conocemos bien, pero ese ensayo suyo, en demasía mediocre, utilizado además como ponencia en un encuentro de docentes de la lingüística, se titula "Desvíos y extravíos en la actual poesía venezolana", y puede localizarse en internet como uno de los manifiestos más bochornosos y sucios de que sea capaz un pretendido "intelectual" venezolano.
No pude oírle al Presidente Nicolás Maduro eso de los "intelectuales habladores de paja", dicho supuestamente por el jefe de Estado, el pasado 11 de octubre, según Amaranta Rojas.
La expresión "habladores de paja" es bastante folclórica entre los venezolanos, y no necesariamente la asumimos como agravio u ofensa. "No hablemos tanta paja, mi hermano, y vamos a tomarnos una cerveza". "No se hable más paja y vamos a trabajar". De menudo se incluye en el plural, se auto atribuye como práctica cotidiana y no cambia por ello el curso de la historia.
El pueblo venezolano tiene tiempo hablando paja. Eso lo oigo a diario. Una habladera de paja que se refiere a las tantas propiedades, fincas, empresas y testaferros que tiene el camarada Diosdado Cabello, por ejemplo, aunque el mismo Diosdado es taxativo: "Demuéstrenmelo". Habladera de paja que dice que el camarada sindicalista Willys Rangel vive y cobra como magnate de Pdvsa y que el pasado 1º de octubre de 2018 le pagaron, sólo de viáticos, la bicoca de 15.000 dólares; y que hace y deshace negocios con la estatal petrolera.
Habladera de paja de nuestro pueblo que dice que la primera combatiente Cilia Flores tiene empresas de maletín en la Faja Petrolífera del Orinoco, y que entre Anaco, Maturín y El Tigre posee más de mil unidades de transporte (pickup, camionetas, automóviles) para el respectivo alquiler para las operadoras de la faja.
Habladera de paja también que señala a los ministros, viceministros (muy jóvenes, por cierto, y probables "pichones de corruptos"), protectores de estado, alcaldes, gobernadores, etc., haciendo de las suyas mediante la corrupción administrativa y el tráfico de influencias. El pueblo hablador de paja sabe, incluso, donde tienen mansiones, yates, fincas, carros de lujo, negocios y bienes de todo tipo, pero la "contraloría social" es sorda y muda por aquello de que el crimen no paga, y que le pueden quitar la casita de la Misión Vivienda, los bonos del VeQR y las lindas cajitas felices del Clap. O peor aún, los pueden matar por traidores e inventadores.
Habladera de paja de nuestro pueblo que señala a militares y pranes como los grandes negociadores en torno al famoso arco minero de Guayana. Esas lenguas viperinas se atreven a señalar nombres, y dicen a ver visto cuartos repletos de billetes del nuevo como monetario, el bolívar soberanísimo, como rey que manda, que controla, que impone precios de artículos de primera necesidad, y que quita trabas. Sólo los montones de dólares que allá en la selva pululan, son capaces de competir con esas selvas de billetes nuevos; pero eso es pura habladera de paja de gente común y corriente, como suele calificarse al vulgar vulgo, porque esa gente chismosa y malintencionada ni siquiera se merece el calificativo de "intelectual".
Las tantas alcabalas que hay desde Barcelona hasta Puerto Ordaz, y desde San Félix hasta Santa Elena de Huairén, además de los estrictos y eficientes controles por vía acuática y aérea que impone el Estado revolucionario, imposibilitan que manos dolosas y conciencias tan retesucias sean capaces de quitarles los billetes soberanos al pueblo para que los pranes, testaferros de políticos chavistas encumbrados, escuálidos oportunistas y militares corruptores y corruptos utilicen ese capital para esa bajeza de sustraer nuestros alimentos y venderlos en las minas, robarse nuestro oro para el beneficio propio, utilizar el dólar para hundir aún más al país, y para causar tantas muertes, desapariciones, masacres, prostitución y drogas en esos lejanos parajes de la muerte y el peligro acechante.
Los habladores de paja decían que Mercal y Pdval eran antros de corrupción de muchos gobernadores y empresarios, y aunque nunca se demostró lo contrario, esos órganos desaparecieron para evitar que los habladores de paja siguieran hablando paja. También se dijo que Rafael Ramírez era un corrupto mayor en Pdvsa, y quienes le antecedieron y sustituyeron también, porque los habladores de paja ya sabían lo podrido que estaba eso ahí adentro, hasta que el poeta Tarek William Saab, como abogado, intelectual y fiscal general, destapó la olla y salió un fos que hasta la fecha lleva a más de cien gerentes privados de libertad por culpa de los habladores de paja.
Nuestro Comandante Eterno se mandó unos discursos maratónicos de hasta siete horas, al mejor estilo del camarada Fidel Castro en su época de gloria, pero jamás el Presidente Chávez habló paja para nuestro pueblo.
Eso fue puro mensaje revolucionario, adoctrinador, despertador de conciencia, creador de un hombre nuevo, cristalizador del socialismo del siglo XXI, visibilizador de los invisibles de siempre, rescatador de valores ancestrales, promotor del empoderamiento del pueblo, liberador del coloniaje y el cipayaje, etcétera etcétera (como gusta decir el Presidente Obrero), pero JAMÁS nuestro querido Presidente Chávez habló paja.
Durante estos últimos seis años su hijo, El Hijo de Chávez, nuestro camarada Nicolás Maduro Moros, el Presidente Obrero, ex canciller, ex constitucionalista y notable intelectual venezolano (aunque ignoro cuántos libros ha publicado, cuántos ensayos, estudios científicos, ponencias, etcétera etcétera son de su autoría), ha tenido a bien cultivarnos con maratónicas cadenas de radio y televisión para afianzar el proyecto revolucionario socialista, y le agradecemos tanto esfuerzo, porque así nos libera de la ignorancia y de los habladores de paja. De haber sabido esas dotes de Maduro a tiempo, Chávez se habría podido tomar unas merecidas vacaciones mientras su hijo conducía el barco un año o dos, o tal vez esos mismos seis años, para que no pasara nada en el país, realmente, excepto eso del atentado, lo cual si es un hecho grave para el país.
Con Maduro todo el país marcha bien, excepto lo que dicen los habladores de paja que marcha mal. Maduro dice "hemos tenido dificultades" pero los habladores de paja dicen que estamos bien jodidos. En fin, un cuento de nunca acabar. El gallo pelón se quedó pequeño.
Las habladeras de paja de la Tintori, de Leopoldo López, de Julio Borges, de Capriles Radonski, de Ramos Allud, entre otras joyas de la corona, verdaderamente propiciaron el bloqueo financiero al país, y tendríamos un mejor país de no haber sido por eso combo malvado de la habladera de paja, para hacerle creer a Obama y a Trump que en Venezuela domina una dictadura. Que además no hay libertad de expresión, cuando en realidad los hechos demuestran lo contrario; todo hablador de paja se expresa libremente por el medio de su preferencia. Si no lo cree, métase en la cola de una bodega, de un abasto, cuando estén vendiendo "productos polar" (harina, pasta, aceite, azúcar) y otros artículos de primera necesidad. La gente mal agradecida con el gobierno habla la paja pareja, pero no le tira ni una pajita a Lorenzo Mendoza, siendo que este sube los precios de sus productos cuando le viene en gana.
Durante la cuarta república se llamaba habladores de paja a esos cómicos y chistosos (también llamados humoristas) que expresaban la crítica social y política en programas de televisión, caricaturas y panfletos. Pero ahora los habladores de paja utilizan otros medios, como por ejemplo las redes sociales (el internet, la mensajería de texto, los videos, las fotografías reales y montadas, el Instagram, el Facebook, el WhatsApp, el Twitter, entre otros), los artículos de opinión, las entrevistas verdaderas y sesgadas, y todo cuanto tiene la era moderna para fortalecer la llamada aldea global.
De esta manera, los habladores de paja han llegado hasta el Vaticano, la Casa Blanca, la OEA, la ONU, la Unesco, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Unasur, La Unión Europea, la China misma, y creo que más allá del globo terráqueo. Dependiendo de quien hable la paja lo etiquetamos de patriota o de vendepatria, de camarada o escuálido, de revolucionario o de pitiyanqui, de intelectual o de simple bolsa.
El Presidente Obrero le dijo al pueblo que en enero de 2017 desaparecería el billete de cien bolívares, y se armó la sampablera con el efectivo. La gente pendeja llenó cajas y cajas para llevarlos a Caracas a depositarlos, pero los más incautos hasta quemaron sus fortunas. Un mes después el Presidente Obrero les dijo: "Tranquilos, camaradas, extiendo el billetes de 100 por un mes más". En febrero el Presidente Obrero les volvió a decir: "Tranquilos, camaradas, extiendo el billetes de 100 por un mes más". En marzo de 2017 el Presidente Obrero repitió lo mismo: "Tranquilos, camaradas, extiendo el billetes de 100 por un mes más". En abril el Presidente Obrero nos dijo: "Tranquilos, camaradas, extiendo el billetes de 100 por un mes más". En mayo de 2017 el Presidente Obrero le dijo al pueblo venezolano: "Tranquilos, camaradas, extiendo el billetes de 100 por un mes más"…en junio, en julio, etcétera, etcétera (como gusta decir el Presidente Obrero cuando no quiere entrar en detalles) repitió esa frase manida, pero ni remotamente se nos ocurrió catalogar esa extensión temporal del billete "fuerte" como una habladera de paja del Presidente Obrero. Como se sabe, todo obrero habla paja que jode, sólo hasta que llega a ser Presidente de algo (empresa, fundación, sociedad, país).
Que algunos intelectuales venezolanos estén hablando paja (del gobierno, supongo) es un asunto de Estado. De lo contrario, el Presidente Maduro ni habría tomado eso en cuenta. Como se sabe, hay cosas más urgentes que atender para la seguridad del país, como por ejemplo, los ataques del imperio, las amenazas de nuevos imposiciones de bloqueos financieros, otro inminente magnicidio, la invasión militar, el golpe de estado. Pero resulta que esas lenguas que critican (a veces sin fundamento, sin ética, sin objetividad), que señalan (por envidia, resquemor, mala intención), que vilipendian (a ultranza, cual gatillos alegres), que cuestionan (sólo para buscar renombre, fama, centimetraje), tienen el interés de destruir la revolución.
La revolución no se desmorona porque hayan comprado ferrys chimbos para hacerlos parecer como nuevos, quedándose la isla de Margarita a expensas del infortunio en eso del transporte marítimo. La revolución se desmorona si los intelectuales dicen o escriben que hay ex funcionarios chavistas prófugos por ladrones, como por ejemplo los alcaldes de los municipios de Guanta y Francisco de Miranda en el estado Anzoátegui.
La revolución no se desmorona porque los cupos de viajeros se hayan convertido en una estafa a la nación, y que muchos gerentes de bancos públicos (principalmente del Banco de Venezuela) utilizaron esos cupos en dólares para su entero beneficio. La revolución se tambalea si bajan los precios del petróleo por culpa de los malos, de los imperios, no porque la industria nacional esté arruinada, endeudada, desfalcada y en crisis.
Tampoco se cae a pedazos la revolución porque los beneficiarios de la Misión Vivienda vendan las casas y apartamentos que reciben sin pagar medio o porque vendan los electrodomésticos que reciben por el programa Mi Casa Bien Equipada, inclusive, en el mismo lugar donde se los entregan. O porque los bachaqueros vendan los productos que el Estado entrega en las bolsas del Clap. No. El Estado se cae, el socialismo fracasa, el gobierno entra en crisis y la revolución pierde su norte porque los "intelectuales" de Venezuela hablan y hablan paja.
Para no quedarme sin hablar mi pajita también, le pido por este medio a nuestro Ministro de Cultura Ernesto Villegas que convoque a un encuentro nacional de intelectuales (ahí podemos entrar algunos poetas, ensayistas, narradores, escritores de todos los géneros) para discutir o hablar paja un buen rato, abiertamente, sobre nuestro rol en revolución, ante el país que amamos y queremos levantar, ante las amenazas imperiales, ante la crisis educativa y de servicios del país, ante la falta de salarios dignos, ante la hiperinflación, etcétera y etcétera (como gusta decir nuestro Presidente Obrero, insisto en ello).
Esa reunión con el ministro Villegas nos puede servir para saber qué ha pasado y qué pasará con las imprentas del estado, con la Red de Escritores Socialistas de Venezuela, con los gabinetes regionales de cultura, con las fundaciones de provincia, casas de culturas, museos, salas de exposición, teatros, etcétera etcétera (como dice nuestro Presidente Obrero). Con las pensiones de los cultores populares y patrimonios vivientes, etcétera etcétera (nuestro Presidente Obrero dixit).
Por cierto, muchos de estos intelectuales habladores de paja andan hoy flaaacos!!!, ¡hambrieeentos!, ¡moribuuundos!, ¡feeeos!, ¡desempleados!, ¡mal pagados!, martillando (no como obreros, sino como mendigos), como idos de este mundo. Eso de hablar paja da úlcera estomacal, es anti saludable. Un intelectual serio, que se respete, debe cuidar su salud y callarse la boca o callarse la pluma, y dejar todo como está o como tiene que estar, y olvidarse de eso tan innecesario y tan improductivo, ¿verdad?
Por último, he seguido con mucho interés la repatriación de nuestros compatriotas desde Perú, Ecuador, Chile, Brasil, Colombia y Panamá. Creo que la cifra está próxima a los diez mil ciudadanos, gracias a Conviasa (aunque Conviasa nunca tiene cupos para repatriarme desde Porlamar hasta Maiquetía porque el cupo en el avión cuesta 70 dólares). Esa Misión Vuelvan Patria es un éxito. Sumamente humanista y revolucionaria por cuanto hay niños de por medio, quienes para evitar el sufrimiento en tierra ajena, vuelven a sus casas. Sin embargo, estos camaradas ya llegaron a Venezuela hablando paja también. Que allá hay xenofobia. Que trabajaban 16 horas y ganaban la mitad del salario mínimo. Que no alquilan habitaciones, casas ni apartamentos a mujeres con hijos. Que las ultrajaron sexualmente. Que no pudieron ejercer su profesión. Que los veían feos y les sacaban el cuerpo. Que se sintieron mal con esa gente tan cruel. Etcétera etcétera (como gusta decir mi Presidente Obrero).
Bueno compatriotas repatriados, queridos intelectuales mismos, vamos a hablar paja parejo, pero eso sí, de nosotros mismos, nunca de los demás. Y mucho menos de nuestro proceso revolucionario. Vamos a defender la patria de Bolívar, nuestra patria, en completo silencio. Calladiiitos la jeta, pues. ¡Sssss! Pero no dejemos de gritar ¡Patria Socialista Venceremos (etcétera etcétera…)!