Las evidencias físicas del suicidio solo esconden al homicida, el suicidio esconde a quien le dió el codazo, así de simple. El fiscal mientras más insiste en las pruebas físicas y en la autopsia, más incrimina al gobierno, mostrar pruebas es un método propio del prestidigitador. Es como decir que, como no hay pruebas físicas del asesinato de Chávez no hubo un asesinato, odio, razones, deseos, intenciones, conspiraciones. Para ser poeta el fiscal es bastante escaso, no tiene imaginación, bastante cuadrado, plano. Para ser poeta es demasiado policía: “Aquí estamos dos versiones, los que dicen la versión contraria a la que científicamente hemos probado, no la han demostrado por lo tanto son personas que están mintiendo y eso frente a la sociedad tiene una consecuencia”. Como poeta tiene una mente impenetrable, pero como policía lo hace bien. Si la gente que miente pagara las consecuencias de sus mentiras frente a la sociedad el gobierno en pleno estaría en problemas. Pero el problema con la mentira, en esta sociedad cimentada sobre ella, es que se ha hecho moneda tan corriente, se ha abusado tanto ella que ya nadie se perturba, a la gente le es natural ver al presidente mentir, o mentirse, que es peor. Si la sociedad castigara a los mentirosos habría un suicidio colectivo.
El hombre que debería ser un modelo ejemplar para la sociedad nos ha mentido casi a diario desde que está en la presidencia y todavía al fiscal no se lo ha escuchado declarar acerca de una posible investigación sobre sus estafas y embustes; todavía no se lo imputa por el delito del desastre, por las violaciones a la constitución por no garantizar la salud y la vida de la población, el derecho a recibir un juicio justo, el derecho a la defensa, el respeto a la vida y la integridad moral y física de los ciudadanos; de eso no existen pruebas palpables. El presidente es el responsable de las condiciones de miseria en el cual viven las mayorías pobres del país, sin embargo el fiscal no ve en esto en delito porque no existen pruebas físicas. Como sí existen pruebas de la “guerra económica” que ha tenido efectos negativos en el país, aunque solo haya sido en una parte, en las mayorías de los trabajadores y pobres. Los burócratas del gobierno y los ricos pareciera que no están en guerra; viven bien ¿No es así señor Fiscal?: es evidente el aumento de peso de Nicolás Maduro, de Diosdado Cabello, ¡ahí tiene su prueba! La extraña “Guerra económica” que raciona la nutrición, la alimentación, la salud y la libertad de los más pobres e indigesta y engorda a los ministros y jefes del gobierno; ¡algo raro debe haber en esta guerra! Y es que ella está organizada por el poder político y el poder económico para someter al sacrificio a los más pobres, a los desvalidos de todo, en particular, del poder.
Las evidencias funcionan para el fiscal como la verdad de la publicidad, como la palabra escrita, si está escrito es verdad, si se decreta es verdad, si lo dice el presidente es verdad, y es incontrovertible su verdad, las evidencias para el fiscal anulan el juicio y la realidad que yace más alla de ellas, y no hay cosas más evidentes para el fiscal que las verdades del presidente, yo diría que las órdenes del presidente, que un mandato presidencial. Pero en esto se debería cuidar, Calígula quiso tener la Luna, y ya sabemos cómo termino el cuento.
En fin, lástima que el “poeta” sea tan corto de perpectivas y no tenga espíritu. Sospecho que el fiscal no es poeta de verdad verdad, que solo publica libros para que la gente lo crea, deja regadas sus evidencias, pero creo que Tarek William no es poeta (ojalá la sociedad no me vaya a cobrar por hacer publicas mis sospechas. por contradecir una verdad tan evidente).
(Le recomiendo a mis lectores un libro: "El Estado de sitio" de Albert Camus", no hay nada original en todo esto)
Marcos Luna 20/10/2018