El planeta vive en la era de la falacia, la mentira es dueña del pensamiento, la humanidad pierde su sensatez sumergida en lo falso. La simulación es la divisa de los gobiernos. Quizá esto no es nuevo, quizá el engaño acompaña al humano desde el mismo Jardín del Edén. La mentira es consustancial a los sistemas de dominación, sobre la patraña se edifican imperios y reinos.
Las sociedades se acostumbran a la mentira, la aceptan como parte del sistema de gobierno, aquí entre nosotros ha alcanzado niveles tan altos que rompen la credibilidad, son muestras del agotamiento del liderazgo nacional. Veamos.
La Mariacorina es atacada en Upata, ya antes Pastrana había advertido el ataque, cómo no pensar en un "falso positivo", que es el nombre fino de la mentira, podríamos usar mejor el oxímoron "falsa verdad". Los gringos dicen que la marcha de los pobres de Honduras la financia Maduro, otra falsa verdad. El Maduro niega el éxodo de venezolanos, dice que esto es una profunda democracia, que el Petro va viento en pepa, que los aguinaldos serán tan copiosos que darán para ahorrar en oro, que todo el que se le oponga es de la CIA, que la oposición es culpable de la mala gestión del gobierno... mentiras en ráfagas.
La sociedad es guiada con manipulaciones desde que el mundo es mundo, sólo que ahora, quizá por los medios de comunicación nuevos que existen, las mentiras tienen las patas más cortas que nunca. Lo que no significa que gruesos sectores no coman falsas verdades, todavía hay quien cree que los sobrinos no son sobrinos, o que fueron secuestrados, que la oposición paga a los que comen de la basura, que el comunismo es malo, que esto es Socialismo.
Ya Fidel lo dijo, y no era una afirmación gratuita: "Revolución es no mentir jamás". Allí está la esencia de la lucha revolucionaria, es la lucha de la verdad contra la mentira. El capitalismo, como todos los sistemas que lo antecedieron, se basa en una gran mentira que permite la apropiación del trabajo ajeno, y ese robo se presenta como natural. El Socialismo es la recuperación del imperio de la verdad, comenzando por la relación económica, que al excluir la posibilidad de apropiación del trabajo ajeno, termina el extrañamiento del hombre del fruto de su trabajo.
Estos son días de dudar de las "verdades" de los gobiernos, no hay que creerles "ni tantico así".