La derecha externa clama por conseguir poder de fuego para salir de maduro y tomar el gobierno. La derecha del gobierno se desespera tratando de neutralizar el posible poder de fuego de la derecha externa. La batalla no podía tener otro escenario: ellos sólo pretenden un cambio de hombres, los dos bandos tienen la misma esencia, el cambio que propugnan es superficial, cambiar para seguir con lo mismo, el capitalismo.
En contraste, los chavistas chavistas, los resteaos con Chávez, procuran las armas de las ideas justas, pelean en el escenario de las ideas, saben junto a Martí que una idea justa desde el fondo de una cueva es capaz de vencer a un ejército.
Hoy la pugna por el poder tiene esos dos escenarios. Uno, el de las derechas peleando por conducir la implantación definitiva del capitalismo, hacerlo viable, embrutecer a la masa para que acepte la infamia. Es un escenario minado de manipulaciones, de mentiras, de falsos positivos. El otro, el de los chavistas chavistas, el de los revolucionarios, preservando las ideas, enriqueciendo el pensamiento de Chávez, aferrados al Plan de la Patria. Estos dos escenarios se pueden reducir a uno sólo: la batalla feroz entre el capitalismo con todas sus variantes, enfrentando al Socialismo, al Chavismo.
La función del gobierno es enterrar al Chavismo, deformarlo, es así que maduro declara con desfachatez que de la escuela de Chávez sólo puede salir un demócrata. Un socialdemócrata, un adeco quiso decir, olvidó ya al socialismo.
Nosotros le respondemos: de la escuela de Chávez, del Chavismo chavista, sólo puede salir un Socialista, el resto es simplemente traición.
Y aquí tenemos ilustrada la primera tarea del Chavismo chavista, no dejar que deformen el pensamiento del Comandante, que lo transformen en un líquido almibarado que guste a todos, inocuo; no permitir que asocien al Chavismo, a Chávez, a este desastre; repetir un millón de veces que esto no es Chavismo, no es Socialismo.
La segunda tarea es volver al poder, para seguir el camino de Chávez, volver a la senda socialista, que es el sendero de la felicidad de los pueblos, derrotar al capitalismo que es la vía hacia la extinción de la humanidad y las mayores penurias para todos.
Pero no volver de cualquier manera, regresar cabalgando las ideas justas. Es posible que la vía al poder varíe de acuerdo a las circunstancias, ninguna forma debe ser desechada de antemano. El único requisito indispensable es que la toma del poder signifique en la acción misma un fortalecimiento en las ideas revolucionarias.
Vivimos días difíciles, la batalla por preservar la pureza del Chavismo, su esencia antiimperialita, anticapitalista, socialista, se disfraza con una retórica vacía y una práctica capitalista. Se meten en la misma cama con los chinos, con los rusos, redomados imperialistas, y se nos quiere vender como imperialismo con rostro humano. Se meten en la misma cama con escarrá y sus empresarios y, lo mismo, nos lo quieren pasar como capitalismo con rostro humano. Se olvidan de Chávez, lo traicionan, lo convierten en debilidad.
Al final, no habrá poder de fuego, no habrá represión que valga, se impondrán las ideas justas.