El capitalismo, viejo sabio, trabaja en dos niveles de ataque al gobierno de maduro, es decir a la transición al capitalismo. Uno, la amenaza apocalíptica: viene una invasión, el asedio, las sanciones, el peligro colombiano, brasileño; a esta faceta del ataque se asocian algunos comentaristas nacionales que son eco de la amenaza. El otro nivel es el diálogo, que significa, ni más ni menos, volver al pacto de punto fijo, a la cuarta, a la democracia burguesa. Las dos caras del ataque se complementan, ninguna es desestimada.
La amenaza de invasión, las medidas en contra de funcionarios inteligentemente escogidos, empuja al gobierno al diálogo, como antes lo empujó a hacer concesiones al capitalismo, renegar del legado de Chávez, desechar el Plan de la Patria, llamar a los empresarios. La guarimba fue un ensayo para medir la resistencia ideológica del gobierno. El madurismo salió aplazado en ese examen, a la primera se sentó en la mesa de la transición, de la claudicación. Ya en ese momento estaba quebrado, entregado. El plan del imperio daba resultado, el madurismo no tenía alas, sólo era cuestión de un poco de paciencia y calma, ya no había peligro de Socialismo.
El gobierno se desmorona en el caldo de su incapacidad. Ha sido incapaz de mantener una economía más o menos satisfactoria, es incompetente en grado sumo, ninguna medida le cuaja. Esta debilidad del gobierno hace dispensable la invasión y lleva nariceado al gobierno al pacto que significa la claudicación definitiva del madurismo.
La situación es de alta gravedad. El madurismo hizo muy bien su trabajo de explosionar al Socialismo, acabó con la economía, unió ese fracaso al Socialismo y al Chavismo, además arrasó con el espíritu solidario, fraternal que se estaba logrando con la labor del Comandante. Espíritu altruista que mantuvo durante todo ese periodo a las masas movilizadas en la calle, que hizo posible la derrota del golpe de abril y el sabotaje petrolero. La masa se educó en la batalla, las Misiones educativas fueron elevación masiva, preocupación por el conocimiento, ejercicio de fraternidad, de camaradería. La Misión Barrio Adentro fue un ejemplo, un encuentro con otra manera de pensar, de sentir: la gratificación del deber social cumplido. Los médicos cubanos, con su ejemplo, curaron al cuerpo y sanaron las almas, con la mejor medicina, el amor, la fraternidad. Fueron ejemplo de una nueva manera de relacionarse. El humilde por primera vez se sintió querido, protegido, y dio lo mejor de sí, se cumplió el axioma de "amor con amor se paga. "
El madurismo fue muy eficaz en transformar a la masa en un aglomerado de clientes, de egoísmos. Un carnet sustituyó a la organización popular, un bono y una caja fracturaron la relación esfuerzo-logro que se venía estableciendo con Chávez.
Hoy estamos en situación delicada, la masa se dispersó, abandonó la calle, se refugió en sus trincheras personales. Los millones del éxodo certifican la gravedad de la situación; la apatía general, la desesperanza, la depresión son los signos de los tiempos. El país está paralizado, nadie responde por nadie, por nada, no hay más ética que sobrevivir.
El gobierno y la oposición capitalistas pretenden consolidar esta situación, regresarnos a la cuarta, con todas sus miserias, pretenden un pacto que pondría un cerrojo a la posibilidad de salir de este abismo.
Es la hora de la responsabilidad de los líderes, no se puede dejar perder definitivamente la esperanza, el Chavismo no puede terminar siendo un polo del sistema de dominación capitalista, eso está reservado a la traición. El Chavismo debe asumir su responsabilidad con el país, y también con el mundo. Si en los próximos años no se forma un núcleo socialista que muestre una nueva manera de relacionarse los humanos y de estos con la naturaleza, sin depredación, con armonía; si en poco tiempo no se construye este ejemplo, la humanidad y la vida en el planeta estarán perdidas. Ese es el reto, rescatar el camino de Chávez para la felicidad de todos…