"Es el hombre el que hace grande a la verdad,
y no la verdad la que hace grande al hombre
Confucio
Apenas llegaron los bomberos, se alistaron algunos pescadores para ayudar al rescate del cadáver de una humilde mujer, que se había ahogado en el rio Portuguesa. El esposo muy compungido, no apartaba la mirada del agua; pero al ver a los rescatistas comenzar la tarea, siguiendo la corriente del rio–por lógica agua abajo– empezó a gritar: ¡Búsquenla rio arriba! Todos los presentes se quedaron sorprendidos; rápidamente se escuchó la pregunta pidiendo la explicación: ¿Por qué? El marido con algunas lágrimas, respondió provocando un estallido de risas, en medio del dolor ¡Esa era muy porfiada!
Esto parece estar pasando en muchos escribientes, y opositores al Presidente Nicolás Maduro. Se han convertidos en unos verdaderos tercos de la política, y cualquiera acción emprendida por el mandatario, le buscan la vuelta para rechazarla, oponerse o en última instancia tratar de ridiculizarla; han convertido esa manera de enfrentar a Maduro en una arma muy utilizada. Es tan perversa la conducta asumida, que en medio de la grave crisis económica, aplauden verdaderos disparates de fugitivos, y autoexiliados en países, cuyos gobiernos se han prestado para consentir tamañas traiciones de estos señores; hace poco el "angelito" de Julio Borges y Vecchio, enviaron una carta al Banco de Inglaterra para frenar la repatriación de 14 toneladas de oro, pertenecientes a Venezuela, y hasta los momentos, ni uno se ha opuesto, y para echarle más fuego a la candela, el Profesor Héctor Navarro, salió con una infantilidad: no devolverle al gobierno venezolano, el dinero confiscado a los lavadores de dólares, en España, y Estados Unidos; le faltó decir; "Esperen que lleguemos nosotros, para que los devuelvan" ¿cómo les parece?.
El gran Gabriel García Márquez, en una oportunidad dio un consejo a todos los hombres, para poder vivir largos años con una mujer: ¡No porfiarles, y darle la razón en todo! Esto parece tener éxito en la relación de pareja, pero en política no podemos obrar de esa manera; menos, cuando nos quieren hacer ver el mundo al revés, como decía el ilustre pensador Eduardo Galeano. Todo lo niegan, o rápidamente le buscan la contraria para negar la verdad, así, nos alumbre, como el sol, al mediodía. La visita de Nicolás Maduro a México, con motivo de la toma de posesión del valiente Andrés Manuel López Obrador, quien tiene una gran misión a la vista: convertirse en un auténtico labrador de su tierra; la han tratado de convertirla en un acto de repudio contra Maduro, cuando la derecha fascista le gritaba ¡dictador!; pero no dicen, que el pueblo alborotado se aglomeró para aplaudir, y apoyar al mandatario en un gesto de solidaridad latinoamericana, el cual no esperaban los opositores instalados en el congreso.
Todos los días, vemos, oímos, y leemos actitudes propias de los verdaderos porfiados, al estilo de Juan Hilario, el personaje principal de la leyenda el "silbón", cuando uno de los pocos ministros del gabinete de Maduro, que escribe en algunos medios, Elías Jaua, lanza críticas, y recomendaciones propias de un verdadero revolucionario, consciente de los grandes cambios en el mundo, y de las arremetidas del imperialismo; estos planteamientos han despertado desenfrenados arrebatos de ofuscación en algunos escribientes: al no verlo, en las filas enemigas armando sus guarimbas, y gritando ¡fuera Maduro!
Los últimos escándalos de corrupción, vienen lamentablemente de los periodos de mandato del Comandante Chávez, y precisamente un grupo de ex funcionarios de su gobierno, quienes se hacen llamar "los chavistas puros" se presentan con la cara muy lavada, y tercamente atacan a Maduro, por la corrupción, cuando precisamente no le ha temblado el pulso al lado del fiscal, para investigar el desfalco en PDVSA, y en otros organismos del estado. ¿Quién tiene la verdad?
Todos los días aparecen pruebas irrefutables de la corrupción, pero los corruptos se escapan, amparado en la impunidad, y apoyados en la tecnología. Es tan grave la enfermiza terquedad de estos porfiados, y corrompidos, que pretenden seguir alimentando el odio, contra el país, y el gobierno. Cualquier visita de algún gobernante amigo, rápidamente la cuestionan, y no conforme con esto, quieren hacerla ver antes la opinión pública, como un intercambio para que nos roben; así, ha pasado con el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien anda en una tarea urgente para su país: buscar los mecanismos para zafarse del dólar, el cual los ahoga, y desangra la economía turca, como lo viene haciendo con la venezolana. No es cuestión de porfiar, es cuestión de razonar en bien de la patria, y sus habitantes.